Volatilidad, elecciones, dudas: El amargo cóctel de los traders españoles

Los mercados mundiales están cogidos con alfileres, pero los traders españoles llevan encima una cruz más pesada que sus colegas europeos o estadounidenses. A todos los problemas comunes (el petróleo, China, el mundo emergente o la eficacia de los bancos centrales) se suma la incertidumbre política. Si el pacto de 'losers' fracasa y hay nuevas elecciones, las bolsas española tiene por delante más sufrimiento.

Los mercados mundiales están cogidos con alfileres, pero los traders españoles llevan encima una cruz más pesada que sus colegas europeos o estadounidenses. A todos los problemas comunes (el petróleo, China, el mundo emergente o la eficacia de los bancos centrales) se suma la incertidumbre política propia de un país con dos meses de un gobierno en funciones y sumido el mercadillo de pactos y acuerdos de dudoso éxito que no permite despejar el panorama de incertidumbres, que es precisamente lo que preferirían quienes mueven el dinero en el parqué.

La semana que viene debería ser clave para las bolsas, por aquello de la sesión de investidura que, en circunstancias normales, debería traer la calma. Pero no será así. El pacto de 'losers' entre el PSOE y Ciudadanos parece más bien un teatrillo para la galería que una solución real al problema de gobernabilidad que tenemos encima. Con este panorama, las oscilaciones en el Ibex 35 han alcanzado máximos de 2012, un año convulso en el que estuvimos a punto de ser rescatados, y que ahora nos devuelve una volatilidad propia de otros contextos más delicados.

Desde los máximos de abril, la bolsa española pierde un tercio de su valor con los inversores huyendo del parqué sin hacerse muchas preguntas, lo que hace del Ibex uno de los peores selectivos en lo que llevamos de año. La pena grande para los brókers es que el atolladero político no tiene visos de solucionarse a corto plazo, por lo que unas nuevas elecciones en junio vendrán a suponer más meses de vacío en el poder, y más incertidumbre.

Según comentan los analistas de Link Securities, en estos momentos sólo hay dos opciones: 1. Una gran coalición de gobierno, con importante presencia de independientes o 2.- Nuevas elecciones. "La segunda opción sería muy negativa para la economía del país y para sus mercados financieros, ya que tanto particulares como empresarios podrían comenzar, si no lo han hecho ya, a retrasar decisiones de compra y/o inversión", añaden estos expertos. 

"Lo más preocupante es la absoluta falta de claridad respecto al nuevo gobierno o cuándo se formará", explica a Bloomberg Francisco Salvador, estratega de FGA/ MG Valores. "Los inversores deben tener en cuenta la elevada incertidumbre como el principal problema que golpea ahora mismo a Europa", dice este experto mientras confiesa que está recomendando a sus clientes diversificar o añadir a sus carteras más bolsa europea o directamente 'cash', efectivo contante y sonante.

Otra razón que también pesa en la bolsa española es que algunas de las principales compañías del país son especialmente vulnerables a una desaceleración en el mundo desarrollado, como es el caso de Telefónica o Santander, quienes además obtienen en torno al 40% de sus ingresos en América Latina.

Las caídas han dejado al Ibex con un descenso anual superior al 13% y un PER estimado para este año de 12 veces, frente a las 18 veces del EuroStoxx 50. Y tampoco parece claro que los inversores prevean un rebote sostenible, por lo que el dinero no llega. El ETF iShares MSCI España capped no ha tenido entradas de dinero desde diciembre: y no solo eso, sino que ha perdido 220 millones de dólares en lo que llevamos de año.

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"La volatilidad en el mercado español se debe principalmente a la desaceleración en América Latina, con la debilidad de las divisas golpeando a los bancos españoles, y el riesgo político, que es más difícil de cuantificar", dice Alberto Espelosín, gestor de fondos de Abante. La preocupación, según este experto, es que, en función de que haya un gobierno u otro, se podrían subir (o no) los impuestos o se podría cambiar la regulación.

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