Sectores para aprovechar la última ola de operaciones corporativas

Reducido crecimiento económico, tipos bajos y la situación saneada de los balances empresariales: escenario perfecto para fusiones y adquisiciones

El vaso se puede ver medio lleno o medio vacío: Laurent Jacquier-Laforge, de La Française AM, resalta la debilidad con que comenzó el año en Europa en fusiones y adquisiciones, pero Tim Wooge, gestor del Allianz Merger Arbitrage Fund, se fija en que aún se observa cierta fortaleza en este tipo de operaciones en comparación con 2015, teniendo en cuenta que el pasado fue un año muy potente en actividad corporativa. Y John Paulson, gestor de Schroder GAIA Paulson Merger Arbitrage, añade: «Si el ritmo actual continúa, 2016 terminará por encima de los niveles de 2014». En lo que no hay dudas es en que la oferta de Bayer sobre Monsanto es más que reseñable por su tamaño y por el gigante que surgirá si la operación sale adelante. También hay coincidencia en que éste es un entorno propicio para las operaciones corporativas: «Hay una fuerte lógica en favor de los acuerdos de fusiones y adquisiciones: el bajo crecimiento económico combinado con bajas ganancias de productividad, una globalización continua y los tipos de interés históricamente bajos están llamando a la concentración y a la reducción de costes», comenta Jacquier-Laforge. En este ambiente, además, como apunta Paulson, a algunas empresas les es difícil crecer orgánicamente y no tienen más remedio que intentarlo vía adquisiciones. 

Sectores protagonistas

Pero, ¿qué sectores son los protagonistas? En primer lugar, Paulson observa crecimientos en los sectores industrial y energético. Además, cree que las pequeñas farmacéuticas especializadas, que cotizan con descuentos de entre un 40% y un 50% respecto a las grandes empresas del sector, podrían representar buenas oportunidades para compañías que podrían pagar primas muy interesantes. Estos descuentos con los que cotizan, dice Paulson, podrían ser el catalizador hacia una mayor consolidación en el sector. Junto a las operaciones en este área, Wooge ve actividad corporativa en el sector agrícola y fertilizantes. Guillaume Chieusse, gestor de Oddo Meriten AM, por su parte, considera que los sectores en los que habrá más operaciones serán aquéllos en los que las compañías estadounidenses tienen que utilizar la liquidez de la que disponen en sus balances, así como el nivel favorable del dólar, como el de salud, la tecnología y los servicios. En cuanto a las empresas más propensas a una integración, podrían ser, en opinión de Chieusse, las de comercio 'online' con presencia en Europa, por parte de depredadores chinos y estadounidenses. Sí, la aparición de compradores chinos es una tendencia incipiente también para Jacquier-Laforgue. Álvaro Cubero, de Intermoney Gestión, apunta también otros sectores como el de materias primas, tecnologías de la información, sobre todo relacionadas con el 'big data' o el 'cloud computing', así como las 'telecos'.

¿Y en España?

Pero, ¿qué ocurre en España? Jesús de Blas, de Crédit Agricole-Mercagentes, comenta que, por ahora, se está quedando fuera de estos movimientos de operaciones corporativas. Lo atribuye a factores como la incertidumbre política; así como a la inexistencia de gigantes industriales, que es el tipo de empresas en que parece que se están centrando los movimientos a nivel global; además de a la escasa presencia de compañías de los sectores en los que más concentraciones se está observando; y, en general, a la escasa profundidad del mercado español («si hay movimientos en el sector petrolero, en España sólo tenemos a Repsol», dice) . Es cierto que en España sí hay pequeñas farmacéuticas pero también lo es que están controladas por familias, lo que dificulta el lanzamiento de una opa. 

Ignacio Cantos, de Atl Capital, no ve el panorama tan desierto: observa operaciones más pequeñas entre las diminutas compañías industriales del Mercado Continuo. Y, de hecho, ha habido alguna más: las sendas ofertas lanzadas por Carlos Slim sobre FCC y Realia; o la que ha planteado la propia FCC sobre su filial Cementos Portland. Aunque no descarta que pueda haber alguna operación más, como sobre Técnicas Reunidas, sobre todo a estos precios; o sobre Talgo, también si se mantiene en estos niveles. Se atreve a plantear, incluso, la posibilidad de que alguien ope Repsol (operación con la que por otro lado se ha especulado durante muchísimos años), o incluso Telefónica, también por su valoración actual. Aunque Ignacio Méndez, de Mirabaud, cree que la operación frustrada de O2 puede enfriar el proceso de concentración del sector de las telecomunicaciones. Sí, los reguladores desempeñan un papel fundamental a la hora de promover o frenar procesos de concentración. A este respecto, Laurent Jacquier-Laforge señala que por ejemplo en Estados Unidos el nivel de ofertas fracasadas está en su máximo desde el inicio de la crisis financiera, porque los reguladores han puesto más presión. 

En el caso de la banca, en España y en Europa, los reguladores parecen querer que la concentración del sector continúe. E Ignacio Méndez lo ve lógico en un entorno de tipos tan bajos y mínimo crecimiento de los volúmenes. Las fusiones, en este caso, tendrían un papel defensivo. A su juicio, quedan tres fases para completar el proceso de consolidación de la banca: en primer lugar, la absorción de las antiguas cajas; en segundo lugar, operaciones entre grandes; en tercer lugar, operaciones transfronterizas en el contexto europeo. En esa primera fase, podría entrar CaixaBank, que continuaría realizando pequeñas adquisiciones. También, la posible fusión entre Bankia y Banco Mare Nostrum. Lo 'malo' para el accionista será que esas operaciones, según como las ve Ignacio Méndez, serían vía intercambio de acciones. La fase transfronteriza quizás sea difícil, como demuestra la historia corporativa europea. 

Cómo sacar partido

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Los procesos de concentración pueden ser beneficiosos para el accionista. O no. La teoría dice que la compañía compradora suele sufrir un castigo en Bolsa, mientras que la opada suele subir, puesto que la adquisición normalmente se realiza con prima respecto a la cotización del momento en que se realiza la oferta. Por lo tanto, el beneficio o la pérdida dependerá del lado desde el que se asista a la operación, si desde el comprador o desde el comprado. Pero incluso si la historia se ve desde el lado bueno, el potencial beneficio depende de la antigüedad de la condición de accionista. Con el precio de los títulos a niveles tan deprimidos como los actuales, habrá para tenedores de acciones para los que la oferta sea más un perjuicio que un beneficio, tal y como señala Jesús de Blas.
Los expertos advierten sobre el riesgo que implica comprar una compañía únicamente por la posibilidad de que sea 'opada'. El secreto para acertar, como comenta Cantos, está en apostar por una empresa de calidad y valorar la posibilidad de una oferta corporativa como un premio adicional, como la posibilidad de un 'plus' de rentabilidad. De otra manera, el inversor se puede llevar sustos. Sin ir más lejos, que la oferta no tenga lugar nunca. O que, una vez lanzada, se encuentre con problemas regulatorios, de competencia, como los que ha implicado el veto de la venta de O2 a Hutchinson, que provoque su suspensión, como recuerda Jesús de Blas. También pueden surgir injerencias políticas en los denominados sectores estratégicos en caso de operaciones transfronterizas. Aunque la gran oportunidad puede derivarse de la entrada en una batalla de ofertas o contraofertas que eleven incesantemente el precio, como ocurrió con Endesa.

También se puede delegar en la gestión profesional, con fondos 'event driven', teniendo en cuenta, como recuerda Ignacio Cantos, que deben entrar en una cartera diversificada de productos.

Una estrategia con fondos de inversión

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¿Quiere sacar partido de las operaciones corporativas que tienen lugar a nivel global? Puede asumir menor riesgo delegando en gestores expertos en este tipo de operaciones, dado que existen fondos cuya filosofía pasa por invertir en compañías opadas, opables o compradoras. Se encuentran dentro de la categoría 'event driven' y tienen una selección de ellos bajo estas líneas. John Paulson gestiona el de Schroder. Explica que el gran volumen de operaciones a la par que el reducido volumen de dinero dedicado a aprovecharlas, debido a la ausencia de operativa bancaria por cuenta propia, así como el riesgo de que las operaciones no salgan adelante, hacen difícil que se reduzca el 'spread' entre el precio de la compañía tras el anuncio de la adquisición y la cotización una vez terminada la transacción. Esa situación ha creado una oportunidad para invertir en operaciones en marcha en las que esos diferenciales han ganado atractivo, así como en nuevos acuerdos con 'spreads' más amplios.

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