Otra semana de pasión en unas bolsas sin referencias

 Empieza otra semana bursátil. La que sucede a la peor de la historia en el mercado español y la más[…]

 Empieza otra semana bursátil. La que sucede a la peor de la historia en el mercado español y la más dura en Estados Unidos desde la que siguió a la explosión que puso en marcha la gran depresión de 1929. Arranca otra semana de esas que pasarán a los libros de historia que devorarán nuestros hijos y nuestros nietos para extraer las claves de los días que amenazan con cambiar las pautas de comportamiento de la sociedad moderna. Unos días que no han hecho mucho más pobres y que, si las cosas no cambian de forma drástica y casi milagrosa, nos van a enfrentar al más difícil todavía con cada hoja del calendario arrancada.

 

 El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha puesto negro sobre blanco este fin de semana, lo que desde estás líneas hemos defendido muy a nuestro pesar: que las bolsas no tienen otro camino que bajar. El 20%, dice el FMI, si no se produce una intervención rápida de los Estados para hacer un torniquete salvador en una cornada, la del sistema financiero, de proporciones gigantescas y cada día más difícil de tapar.

Hablar de porcentajes, hacer predicciones... Nada tiene validez alguna cuando lo que está en juego son los mismos cimientos del sistema. Es decir, un viaje a lo desconocido, porque en sus caídas desde máximos las bolsas han saltado con una violencia espectacular por encima de sus descensos históricos medios. ¿Y ahora qué? A ver quién es el guapo que tiene arrestos para decir qué hacer.

No puede haber suelos cuando son las válvulas mismas del corazón del sistema -el crédito- las que están obstruidas hasta límites insospechados. Y es cuestión de minutos que el mercado se atragante con el aluvión de profit warnig que nos espera y que va a dejar unos ajustes a la baja de beneficios y ventas brutales y que, no lo duden, no están descontados al 100% en las cotización

Sólo así se justifica el crash en sesión continua de la semana pasada, sin un solo atisbo de reacción consistente en los índices mundiales. Alguna habrá, no lo duden -y más de uno se va a poner las botas-, pero tengan cuidado por si es el preludio de algo todavía peor. Dependerá de que los Gobiernos mundiales actúen como uno sólo y con la máxima contundencia. ¿Pero qué cabe esperar de unas bolsas que en cuestión de semanas y días van a ver cómo una parte sustancial de las empresas cotizadas son nacionalizadas -y por lo tanto valen menos- directa o indirectamente?.

Prepárense para una inyección de recursos en el sistema financiero sin precedentes y para subir a un tiovivo en las bolsas cuyo movimiento sólo podrán soportar los estómagos más fuertes. Unos bolsas que, como la española, están ofreciendo por cierto una lección de liquidez extraordinaria con todo en contra, por ejemplo las medidas contra la operativa a corto en los bancos que están forzando ventas extras en otros valores que sufren un enorme ataque especulativo.

El fenomenal funcionamiento en las grandes plazas europeas y de Estados Unidos -no se puede decir lo mismo de otras plazas emergentes como Rusia- son la buena noticia entre tanta lágrima. Las bolsas sí están garantizando a la perfección la liquidez que en el sistema financiero agoniza y garantizando dinero rápido a quien la necesita de forma desesperada. Hay ramas del árbol por las que la savia sigue corriendo. No todo está perdido.

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