Mercados: Los bonos disparan la alarma ante la complacencia con los aranceles
La resistencia de los mercados mundiales a ceder posiciones mientras la incertidumbre arancelaria crece día tras días ha generador un[…]
La resistencia de los mercados mundiales a ceder posiciones mientras la incertidumbre arancelaria crece día tras días ha generador un caldo de cultivo peligroso para las bolsas, una especie de olla a presión que puede estallar en cualquier momento.
Distintos estrategas alertan de la alta complacencia de los mercados, especialmente porque los bonos ya están lanzando peligrosas señales de alarma ante el repunte de la inflación y la incertidumbre de un acuerdo arancelario entre Estados Unidos y la Unión Europea que no llega a medida que se acerca el 1 de agosto, fecha límite marcada por Donald Trump.
Algunos expertos, como es el caso de Michael Harnett, estratega en Bank of America, no han tenido reparos en afirmar que Wall Street se enfrenta a una burbuja, la palabra más temida por los inversores, más si cabe con el verano a la vuelta de la esquina.
Peligro de burbuja para los mercados en Wall Street
Según sus estimaciones, el riesgo más evidente sería que las acciones ignoren completamente un repunte en las expectativas de inflación y en los rendimientos de los bonos, algo que ya está ocurriendo en parte: el bono a 30 años en EEUU ha tocado el 5% y el de 10 años se sitúa en el 4,5%, un nivel que ha sido un freno para las bolsas en los últimos dos años.
El problema, como observa el equipo de expertos de Barclays liderado por Emmanuel Cau, es que los mercados parecen cada “más insensibilizados a los desarrollos comerciales, lo que no cuadra con la elevada incertidumbre que afrontan los inversores.
La prueba más palmaria es que la volatilidad se mantiene en niveles mínimos, con el índice VIX cerca de sus cotas más bajas del año. Esta calma podría volverse en contra si el panorama económico empeora en los próximos meses, especialmente si los aranceles provocan un susto de crecimiento durante el verano.
La situación recuerda bastante, salvando las distancias de contexto histórico, al término exuberancia irracional acuñado en 1995 por Alan Greesnpan para referirse al exceso de confianza en los mercados financieros, justo antes de que estallase la burbuja de las puntocom.
Costes administrativos e incertidumbre arancelaria
De entrada, parece que los inversores no están contando a muy corto plazo con el “quebradero de cabeza administrativo con el que tendrán que lidiar los agentes de aduanas estadounidenses para calcular y aplicar este sistema laberíntico de una complejidad sin parangón”, avisa Nicholas Bickel, responsable de inversión en Edmond de Rothschild Banca Privada.
Con una estacionalidad tradicionalmente menos favorable y menores volúmenes durante las vacaciones de verano, “la volatilidad podría aumentar en la renta variable”, apunta Bickel.
A su modo de ver, y aun cuando no es probable que se vea la escalada entre China y EEUU de principios de abril, “la reacción de los mercados financieros parece ocultar el riesgo para la economía mundial”.
Un ejemplo que cita Bickel es el arancel del 200% sobre los productos farmacéuticos, que podría mermar el PIB estadounidense más de un 0,5% y el suizo entre un 2% y un 3%, de acuerdo con sus cálculos.
Falsa sensación de seguridad
En Europa, aunque los índices no están marcando máximos, la rotación sectorial hacia valores cíclicos como automóviles y mineras sugiere que los inversores descuentan un rebote del crecimiento global. El mercado parece instalado en una narrativa de goldilocks (Ricitos de Oro en la jerga financiera), donde la inflación está controlada, el crecimiento resiste y la Fed podría ser más flexible.
Esto supone una falsa sensación de seguridad peligrosa para los mercados, sobre todo porque el impacto de los aranceles puede materializarse más adelante en forma de inflación, menor consumo y baja actividad económica.
La temporada de resultados, por ahora, ha traído varias advertencias sobre menores beneficios. Aunque la volatilidad general sigue baja, la de activos cruzados ha dejado de marcar nuevos mínimos, lo que podría ser una señal temprana de agotamiento del rally.
Reordenación en los mercados
Además, a medio plazo, hay otro efecto peligroso en el horizonte, según apunta Alfonso Escárate, experto en gestor de family office y colaborador de la revista Inversión.
En su opinión, se está gestando un panorama de creciente reordenamiento en los mercados de deuda, impulsado por las tensiones comerciales.
Países e inversores reajustan sus posiciones, reduciendo exposición al dólar y buscando seguridad o mejores oportunidades. Este reequilibrio podría marcar un cambio estructural, más allá de un simple episodio temporal. Y es precisamente de lo que están avisando los bonos”.
“No debemos olvidar que el mercado financiero mundial es el de deuda, las tempestades en estos activos tienen efectos secundarios muy complejos”, recalca Escárate.
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