Los protagonistas de 2016 y sus secuelas para 2017

La política ha sido protagonista en este año que termina, con una España que ha estado un año hablando de[…]

La política ha sido protagonista en este año que termina, con una España que ha estado un año hablando de ella y sin Gobierno. También ha sido protagonista lo inesperado, como el 'Brexit', la victoria del Donald Trump y el 'no' a la paz en Colombia. Todo ello ha tenido consecuencias económicas, sobre todo en 'Brexit', que provocó un verdadero 'shock' en los mercados, aunque éstos ya se hayan recuperado. En lo puramente económico, los bancos centrales han jugado un papel preeminente, como ha ocurrido año tras año después del estallido de la crisis. La OPEP, en cambio, con menor presencia en las páginas de los periódicos en ejercicios anteriores, ha saltado a las primeras páginas con su primer recorte de producción desde 2008. En el mundo empresarial, hemos visto relevos, unos más forzados que otros, así como salidas a bolsa frustradas y con mayor o menor éxito. Y, como siempre, algún escándalo financiero nuevo (porque muchos siguen coleando, al igual que los de corrupción) ha irrumpido en los titulares: este año, el de los Papeles de Panamá, que salpicaba al propio Gobierno. 

Comencemos por Donald Trump. El presidente electo de los Estados Unidos es el personaje del año según la revista 'Time'. Aunque no hace falta que lo diga la revista estadounidense para saber que es así. No sólo por la sorpresa en la que se ha convertido que el candidato más heterodoxo de la historia reciente de Estados Unidos haya resultado finalmente vencedor en las elecciones (aunque no en voto popular). También por las transformaciones de calado que puede provocar en el mundo de cumplir sus promesas electorales: desglobalización tanto económica, con la suspensión de tratados de libre comercio y establecimiento de duros aranceles aduaneros, como geopolítica, con el cuestionamiento continuo de organizaciones supranacionales como la ONU o la OTAN. 

Janet Yellen, la presidenta de la Reserva Federal norteamericana, tras subir los tipos de interés en diciembre de 2015 y anticipar más incrementos del precio del dinero en 2016, retrasó hasta la última reunión de este año el único movimiento realizado por la institución. A principios del ejercicio, los problemas de China, la caída del precio del crudo y sus consecuencias sobre la economía americana la disuadieron de endurecer la política monetaria. Después, llegó el 'Brexit', y la institución no debió de considerar apropiado elevar la tensión de los mercados con una medida que en realidad no era urgente. Y, por último, la Fed no quiso interferir en la campaña electoral americana subiendo el precio del dinero. A la vista de la buena reacción de los mercados tras la victoria de Trump y el fortalecimiento de la economía, el banco central americano terminó por incrementar los tipos, elevó las expectativas respecto al número de movimientos que realizará en 2017 y no descartó que las políticas esperadas de Trump de más gasto y menores impuestos lleguen a condicionar las decisiones que vaya tomando. Todo ello provocó una importante venta de títulos de deuda a nivel global, sobre todo en EE.UU. y en el mundo emergente, pero también en Europa. 

Hablando de nuevo de petróleo, la OPEP ha sido un personaje muy presente durante todo el año. 2016 comenzó con el precio del crudo desplomándose. Ese movimiento parecía fruto de la estrategia de los países con costes de producción más bajos (Arabia Saudí, principalmente) para expulsar del mercado a los productores más caros (el 'shale oil' americano, por ejemplo). Pero incluso los países que buscaban esa bajada de precios empezaron a sufrir y se vieron obligados a introducir ajustes para cuadrar sus cuentas públicas. Incluso emitieron deuda en el mercado primario, de lo que la multimillonaria emisión de Arabia Saudí es el mejor ejemplo. También se comenzó a especular con reuniones de la OPEP con el objeto de congelar o reducir la producción, lo que fue ayudando a poner un suelo al precio del barril y a construir una recuperación explosiva. Después de varios encuentros fallidos, a principios de diciembre, los países de la OPEP decidían un recorte de la producción al que se unían Estados productores aunque no miembros del cártel, como Rusia. Ello ha hecho posible que, de niveles por debajo de los 30 dólares, el barril de Brent se haya conseguido estabilizar sobre los 50 dólares. 

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Mario Draghi, el presidente del Banco Central Europeo, ha seguido con su empeño de sacar a Europa de un crecimiento anémico y una inflación que aún no es tal. Al final, el italiano, ha logrado imponer su criterio al de los halcones alemanes. Así, en marzo de este año, incrementaba el programa de compra de activos de los 60.000 a los 80.000 millones mensuales y decidía incorporar la deuda corporativa al inventario de instrumentos elegibles para sus adquisiciones. Y en la última reunión del año prorrogaba su duración de marzo, momento en que estaba prevista su finalización, hasta diciembre de 2017, en principio, por una cantidad que a partir del próximo marzo volverá a ser la original de 60.000 millones. 

Theresa May, la nueva primera ministra británica, está siendo la encargada de ejecutar la decisión de los británicos en referéndum de que su país salga de la Unión Europea. Como la elección de Donald Trump, el "no" a Europa del pueblo británico fue una sorpresa traumática y se llevó por delante a David Cameron, como también estuvo a punto de correr la misma suerte el líder laborista, Jeremy Corbyn, a quien se acusó de tibieza a la hora de defender la permanencia en la UE. Theresa May tiene una difícil tarea por delante: en primer lugar, no está claro que sea capaz de hacer que se cumpla la decisión popular, puesto que el poder judicial del país ha determinado que el Parlamento deberá aprobar la activación del 'Brexit' y la mayoría de los diputados son contrarios a la salida de la UE. En segundo lugar, de aprobarse la salida de la Unión, el Gobierno británico se enfrentaría a una dura negociación con Bruselas y el resto de miembros del club europeo: mientras May parece haber interpretado que el "no" a Europa de sus ciudadanos es exclusivamente por la recuperación de la soberanía sobre las fronteras y la limitación de la inmigración, los líderes europeos defienden que 'Brexit' es 'Brexit' y que no puede haber libre comercio si no hay libre circulación de personas. 

Los perdedores de la globalización. El triunfo de Trump en Estados Unidos y del 'Brexit' en el Reino Unido han provocado que haya quien hable de la rebelión de los perdedores de la globalización. Perdedores en lo económico, puesto que la mundialización ha acabado con muchos de sus puestos de trabajo (a ello apela Donald Trump) y los principios liberales, con la protección social de la que gozaban. Pero también vulnerables por la sensación de que su identidad se ve amenazada por la difuminación de las fronteras. Si no se añaden cuestiones culturales a la explicación de los fenómenos políticos, no se entiende que en países con poco paro, escasa pobreza y relativamente baja desigualdad, como en Austria, la extrema derecha esté teniendo tanto éxito electoral, aunque finalmente no haya ganado las elecciones. 

Matteo Renzi, ex primer ministro italiano, cayó tras el 'no' mayoritario de los italianos a la reforma constitucional que había planteado para construir un país políticamente más estable, pero también menos democrático, puesto que buscaba reducir el poder de las Cámaras a favor de un ejecutivo más fuerte, con premio además al partido ganador de las elecciones sumándole escaños y restando proporcionalidad a la ley electoral del país. En la memoria colectiva italiana pesa mucho el fascismo y el rechazo a un gran hombre fuerte que rija los designios de la nación. Aún así, el país se partió en dos, pero sin que esa división respondiera estrictamente los hemisferios izquierda-derecha. En el 'no' se encontraron, por diferentes razones, los izquierdistas de Nichi Vendola, el Movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo, y también los correligionarios de Silvio Berlusconi y la extrema derecha de la Liga Norte. Varias de estas fuerzas son euroescépticas o hasta eurófobas y algunas quieren convocar un referéndum sobre la pertenencia a la Unión Europea si alguna vez ganan las elecciones. Después de la caída de Renzi, se teme que pueda haber comicios pronto, en algún momento de 2017, y que su resultado, incierto, pueda poner en riesgo al euro, mucho más que el rescate de la banca del país, postergada hasta el último minuto del año, pero que parece haber minimizado los daños a los inversores, al menos a los bonistas. 

Muchas noticias en América Latina

En Brasil Michel Temer reemplazó a Dilma Roussef y en Argentina vimos los primeros pasos de Mauricio Macri al frente del Gobierno. La ortodoxia económica ha vuelto a dos de los grandes países latinoamericanos en el ejercicio 2016 para regocijo de los inversores. Brasil, en particular, termina 2016 encabezando el ránking de rentabilidad, mientras que Argentina protagonizaba a mediados de año la mayor emisión de deuda efectuada por un país emergente y con una fortísima demanda. 

Juan Manuel Santos, presidente de Colombia y premio Nobel de la Paz este año, llevó a término un acuerdo de paz histórico en Colombia, en el que, por cierto, participó el abogado español Enrique Santiago, y lo sometió a referéndum. También fue una sorpresa negativa que el pueblo colombiano no le diera su aprobación después de medio siglo de guerrilla, paramilitarismo y violencia estatal; de guerra, al fin y al cabo. En las regiones más afectadas por la violencia, hay que precisar, ganó el 'sí' al acuerdo de paz. De todas maneras, la victoria del 'no' ha llevado a que el Gobierno y la guerrilla hayan elaborado un nuevo acuerdo que, de acuerdo con Santos, resuelve muchas de las críticas recibidas por los partidarios del 'no' liderados, entre otros, por el ex presidente del país Álvaro Uribe. La ratificación del nuevo texto no pasará por la celebración de un nuevo referéndum.

No nos vamos de América Latina. Allí murió el líder revolucionario Fidel Castro, el último protagonista de la Guerra Fría y sus acontecimientos más tensos, como la crisis de los misiles. Por eso, se dice que, con él, muere definitivamente el siglo XX. Y seguramente no sea cierto. Porque la última etapa de Castro al frente de Cuba estuvo marcada por la profunda crisis económica, llamada eufemísticamente "periodo especial", que desencadenó la caída de la URSS, el principal soporte de la isla caribeña desde los años sesenta. Y el hundimiento del bloque soviético no se explica sin otros dos personajes aún vivos: Mihail Gorbachov, el artífice de la Perestroika, y Boris Yeltsin. 

Un año sin gobierno en España

Si la política internacional estuvo más que emocionante en el año que termina, lo mismo ha sucedido con la española. Las elecciones del 20 de diciembre de 2015 no llevaron a la formación de un Gobierno porque pareció que desde el principio los partidos políticos, sobre todo algunos y muy en particular Podemos, abogaron por su repetición porque tenían la esperanza en lograr un mejor resultado. Mariano Rajoy ni siquiera se enfrentó a la investidura, al no contar ni buscar activamente apoyos suficientes. Sí lo hizo el líder socialista, Pedro Sánchez, que firmó un acuerdo con Ciudadanos y guardaba una pequeñísima esperanza en lograr al menos la abstención de Podemos. Pero fracasó y se celebraron unas segundas elecciones el 26 de junio de 2016. Después de esa fecha, con un resultado casi calcado al de los comicios previos, sólo que con un PP más fuerte y los demás, sobre todo el bloque de la izquierda, más débiles, comenzó a pensarse en que no habría más remedio que tener unas terceras elecciones. Pedro Sánchez intentó formar gobierno con los de Pablo Iglesias y los de Albert Rivera, aunque estos dos se bloquearan mutuamente. Esta vez los intentos de Sánchez fueron con menor convicción que tras las primeras elecciones, porque en esta ocasión parecía ser él quien quería repetir los comicios ante el debilitamiento de Podemos. Aunque también parece que hubo acercamientos de Sánchez a las fuerzas nacionalistas. Nientras esto sucedía, comenzaba a haber una gran presión para que los socialistas facilitaran un gobierno de Mariano Rajoy, incluso desde dentro de las filas del PSOE. Y ello fue, con la coartada de sus fracasos electorales en el País Vasco y Galicia, lo que acabó con Pedro Sánchez y su estrategia del 'no es no' con la que quería, de una vez por todas, diferenciarse del PP y quitarle argumentos a Podemos para seguir "robándole" votantes. Afortunadamente, una España sin Gobierno no ha impedido un fuerte crecimiento del PIB, aunque ello haya traído una prosperidad muy desigual en la sociedad. 

Los protagonistas empresariales

El que termina ha sido un año muy político, pero también ha habido protagonistas empresariales. Por ejemplo, César Alierta, que abandonaba la presidencia de Telefónica en el mes de abril después de tres lustros. Su sucesor ha sido José María Álvarez-Pallete, que se ha enfrentado a no muy buenas noticias: en primer lugar, al fracaso del intento de venta de su filial británica O2 a Hutchinson; en segundo lugar, a la imposibilidad de sacar a bolsa a su filial de antenas Telxius. Ambas operaciones estaban destinadas a aliviar la deuda de la operadora y mantener el dividendo. Esto último no le ha sido posible: lo ha recortado para este año y para el próximo. 

Las salidas a Bolsa de Telepizza, Dominion y Parques Reunidos sí salieron adelante, pero su evolución en el parqué ha sido bastante dispar. La mejor de todas ha sido la que con mejores perspectivas salía a cotizar, Dominion, filial de Cie Automotive, que acumula una revalorización del 10% este año. La peor ha sido Telepizza, respecto a la que había bastante escepticismo cuando debutó, con un descenso en el año del 40%. Parques Reunidos también está en rojo en el año, pero su descenso es de apenas un 4,5%. 

La cuestión aún no está del todo resuelta, pero Ángel Ron, el aún presidente del Popular, saldrá en las próximas semanas del cargo tras diez años y, a cambio, entrará Emilio Saracho, vicepresidente europeo de JP Morgan. Con esta medida, los accionistas de referencia del Popular, que han sido los que han forzado el movimiento, estarían buscando recuperar la credibilidad del mercado coincidiendo con el intenso proceso de reestructuración que está acometiendo la entidad. Aunque el mercado recogió con gran entusiasmo el anuncio del relevo en la cúpula, las posiciones cortas, las apuestas bajistas sobre el valor acaban de marcar un nuevo máximo histórico por encima del 9%. 

Pero, con permiso de los italianos, el mercado estuvo especialmente pendiente de otro banco, Deutsche Bank, al que una multimillonaria multa impuesta por la justicia americana podría haberle puesto en muy serios problemas. Pero la cifra, finalmente, se rebajó de manera sustancial.

El año que termina también ha dejado escándalos tributarios, como los derivados de la filtración de los Papeles de Panamá, que se llevó por delante a un ministro en funciones del Gobierno, José Manuel Soria, porque aparecía como administrador de una sociedad en Bahamas. Meses después, en septiembre, el Gobierno escogía a Soria para representar a España en el Banco Mundial en el cargo de director ejecutivo de la institución. La polémica generada por esa decisión, la avalancha de críticas, no sólo de los partidos de la oposición, sino también dentro de las propias filas del Partido Popular, provocó que finalmente Soria renunciara a ese nombramiento.

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