Las compañías en las que no hay que invertir

Las bolsas han registrado un importante correctivo en las últimas semanas. Con este proceso han aflorado oportunidades y también trampas. Los analistas dan pistas para evitar caer en las segundas.

Los mercados están muy volátiles. Muchas acciones han sufrido fortísimas correcciones. Algunas de ellas, llevadas por la corriente bajista generalizada. En otros casos, por sorpresas negativas con que han golpeado al mercado, como hemos visto recientemente en OHL, Dia o Viscofán. Una estrategia que aplican muchos inversores consiste en entrar en momentos de gran tensión y miedo en los mercados en compañías que han podido quedarse baratas con vistas a un potente rebote momentáneo, los más agresivos, o a una recuperación de más largo plazo, los más prudentes. Pero en muchas ocasiones, éstas pueden ser falsas oportunidades o, directamente, trampas. Para aclarar este confuso panorama, hemos consultado a alrededor de una decena de analistas para que compartan con los lectores de INVERSIÓN & Finanzas.com cuáles serían las acciones en las que no entrarían. 

Juan Gómez Bada, asesor del Avantage Fund, afirma que evitaría compañías de las que ciertos actores del mercado tengan más información que él mismo, es decir, compañías inmersas en procesos de concurso de acreedores o en reestructuraciones de deuda: la evolución de sus acciones, en esos casos, depende más de decisiones concretas que tomen accionistas y acreedores que del modelo de negocio. De hecho, también evitaría empresas que, después de procesos de este tipo, hayan quedado en manos de sus acreedores, dado que los intereses de éstos no suelen estar alineados con los de los pequeños accionistas: suelen estar preocupados por recuperar su dinero, pero no por diseñar un modelo de negocio que funcione a largo plazo. Gómez Bada menciona algunas compañías que evitaría por estar en algunas de estas situaciones: Adveo o Duro Felguera, por ejemplo. Otra cosa sería que entrara un accionista en el capital con afán de permanencia y de intervenir en la gestión de la compañía. En ese caso, las perspectivas de la compañía mejorarían.

Jesús de Blas, de Bankoa Crédit Agricole, por su parte, señala que no se trata de evitar la inversión en estos valores, sino de dejar de considerar que los suyos son accidentes de los que se recuperan. Insiste en la idea de «falsas oportunidades». Quizás en la memoria se fijan casos como el de Gamesa, que lo pasó muy el pasado ejercicio y que ha logrado superar sus problemas, cuando, según comenta De Blas, «la inmensa mayoría» de las compañías que sufren grandes descalabros «se quedan ahí». «Si una compañía cotiza con un valor que es un 5 por ciento del previo, igual no recupera nunca; y lo mismo sucede con valores que se han enfrentado a multimillonarias ampliaciones de capital o a la conversión de deuda por acciones», continúa De Blas, que menciona el caso de Abengoa. Este experto, por lo tanto, advierte de los peligros de dejarse llevar porque una acción haya caído mucho para entrar.

Respecto a Abengoa, Eduardo Bolinches, de Bolsacash, explica que seguiría evitándola: aunque consigue contratos, la actividad continúa en pérdidas y cuenta con un patrimonio negativo sujeto a un grupo mancomunado de bancos que ha proporcionado un último fogonazo de liquidez. 

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OHL y Dia: ¿oportunidades?

En este sentido, podríamos hablar ahora de los títulos que recientemente han dado sorpresas negativas. ¿Son OHL y Dia una oportunidad? Juan Gómez Bada explica que se mantendría al margen de OHL porque es una compañía que pertenece a un holding que tiene una estructura muy complicada, además de que, en su opinión, no tiene una gran visibilidad. De acuerdo con Jesús de Blas, aunque pueda mejorar, cree que hay que olvidarse de los precios que alcanzó en el pasado: ha cambiado tanto el negocio como su estructura y los beneficios que pueda lograr en el futuro quizás no sean capaces de alcanzar sus niveles previos. 

Pero, en cuanto a Dia, las opiniones de estos dos analistas son diferentes. Por un lado, De Blas señala el riesgo de una ampliación de capital por delante que provocará que los accionistas más antiguos no recuperen los precios anteriores. De Blas explica que la crisis de Dia es de márgenes, de ventas, lo que puede desembocar en un problema de deuda. Juan Gómez Bada, por su parte, comenta que él no excluiría a Dia como acción en la que invertir: destaca que ha llegado un accionista que conoce muy bien el sector, el ruso Mikhail Fridman, que está imprimiendo un cambio de estrategia que le llevará a pasar de ser una cadena de bajo coste a una de más calidad y ello bajo asesoramiento de una consultora. Gómez Bada no descarta que ese giro le pueda salir bien. Bolinches también recuerda la presencia de ese accionista y la posibilidad de que lance una oferta pública de adquisición. Pero el precio potencial de esa oferta podría ir mermando con el paso de las semanas, puesto que los niveles de referencia, es decir, de su cotización, han ido cayendo. Por lo tanto, según Bolinches, no hay que tener prisa ninguna en entrar en el valor. 

Ricardo Torrella, de Gesinter, comenta que quien no esté expuesto a OHL, lo mejor es que se abstenga: hay otros muchos valores que se pueden elegir. Y, en cuanto a Dia, explica que, quien se mete en un valor así es porque quiere ganar un 50 por ciento, pero ha de ser consciente de que ese potencial al alza, también lo tiene a la baja. 

Torrella afirma que hay inversores que se dedican a invertir en compañías en procesos de reestructuración; pueden tener éxito, pero también están sujetos a una gran volatilidad. De adoptar posiciones en este tipo de valores, Torrella aconsejaría tomar una posición muy pequeña, dado el elevado riesgo. El experto de Gesinter también apunta que tanto OHL como Dia se trata de acciones que pueden ser más apropiadas para el trading que para mantener en cartera y, por lo tanto, para inversores muy especializados.

Viscofán: algo diferente

El problema de Viscofán es muy diferente, pero también pertenece a una categoría de acciones con la que los analistas aconsejan ser muy prudentes: la de las empresas que, según explica Ricardo Torrella, son valores muy buenos que cotizan con prima y, ante cualquier sorpresa negativa, como la que dio esta compañía, que lanzó un 'profit warning' (revisión a la baja de sus expectativas de beneficio) sufre una fuerte caída. Jesús de Blas aconseja tener cuidado con las compañías que hayan ido muy bien en bolsa y que cotizan con un per (precio entre beneficio) muy elevado, porque cualquier mala noticia o mínima decepción puede tener unas consecuencias muy importantes en su cotización. Lo que recientemente se ha visto en Viscofán, con anterioridad y menor dimensión se vio en Aena y en Amadeus. Según De Blas, el riesgo de estas compañías está en que los inversores se den cuenta de que los resultados ya no son tan buenos como antes y empiecen a salirse. «Los ajustes de valoración se producen de manera muy repentina», afirma De Blas. Por los valores buenos se están pagando unos múltiplos muy exigentes. Si el mercado decide que están caros, puede haber salidas fuertes de dinero.

Eduardo Bolinches afirma que lo que sucede con Viscofán puede ser parecido a lo que ocurre con Inditex: se trata de un negocio ya consolidado, maduro, ha pinchado en resultados y se ha alejado de sus máximos, para volver a niveles en los que cotizaba hace cuatro años. «Es posible que esté siguiendo la secuencia, noticia, pinchazo, hueco, y, a partir de ahí, máximos y mínimos decrecientes», afirma Bolinches, aunque reconoce que aún está por confirmarse que Viscofán haya entrado en ese proceso. 

Torrella, en este último valor sí ve la posibilidad de una oportunidad, si su precio cayera algo más. Y de la misma opinión es Luis Lorenzo, de Dif Broker: «Se está produciendo un ajuste en sus acciones a las nuevas expectativas de futuro. Cualquier penalización adicional puede ser una oportunidad». Aunque Torrella también observa que el dinero institucional ahora parece preferir valores baratos, como las 'utilities' y las 'telecos' que las compañías sólidas que más se han encarecido estos años. 

Por el momento y con matices, los expertos se manifiestan contrarios a estar en valores inmersos en procesos de reestructuración y avisan de los riesgos de invertir en compañías caras y, por tanto, muy sensibles a malas noticias. Pero añaden más tipos de acciones que convendría evitar. 

Valores endeudados y con márgenes muy estrechos

Jesús de Blas cree que hay que tener cuidado con las compañías más endeudadas, que serían especialmente vulnerables si el ciclo económico se tuerce o si las condiciones de financiación se endurecen por la subida de los tipos de interés. Para medir este riesgo, comenta que el ratio a vigilar es el de deuda sobre el beneficio bruto de explotación (deuda / ebitda).

Antonio Aspas, de Buy & Hold, también advierte sobre las compañías más endeudadas y menciona el caso de Telefónica y, sobre todo, fuera del Ibex-35, a Tubos Reunidos.

Daniel García, de XTB, en cambio, cree que aún es pronto para evitar las compañías endeudadas, puesto que los costes de financiación están lejos de ser peligrosos. 

De todas maneras, en estas empresas endeudadas y, en general, Jesús de Blas también aconseja vigilar la evolución de los márgenes, y no sólo las ventas o los ingresos. Si los márgenes son muy estrechos, avisa De Blas, cualquier imprevisto en la ejecución o en la evolución de las divisas, por ejemplo, puede hacer mucho daño. Es algo que ha afectado a OHL o a Técnicas Reunidas y que hay que seguir vigilando en ellas y también en Sacyr.

Antonio Aspas también advierte contra empresas con muy poca capitalización. Y lo mismo De Blas: «Hay que evitar valores muy pequeños, muy especulativos». Los valores con poco tamaño y poco 'free float' (porcentaje del capital que cotiza libremente en bolsa) tienen el riesgo de sufrir fuertes descensos: normalmente están en manos de muy pocos fondos y, si deshacen su posición, tienen un efecto demoledor sobre la cotización. Como el interés que estas compañías despiertan en la comunidad inversora no es muy grande, el inversor minorista puede quedarse atrapado en la compañía, puede no encontrar contrapartida. «Evitaría los valores poco líquidos porque se pueden hundir rápidamente», afirma Torrella.

Entre las compañías con baja capitalización, García menciona como especialmente débil a Naturhouse.

Aspas, entre los pequeños valores, descartaría los valores con valoraciones muy altas y que están descontando expectativas muy elevadas y a muchos años vista. Pone los ejemplos de Solaria y Audax.

Sectores concretos

También hay expertos que descartarían sectores concretos, bien por cuestiones coyunturales o bien por su situación estructural. Por ejemplo, Daniel García evitaría compañías y sectores afectados por incertidumbres geopolíticas, como la guerra comercial y señala el caso como Cie Automotive. En el mismo sentido, Gisela Turazzini, de BlackBird, evitaría compañías cíclicas, tecnológicas y de consumo en estos momentos. En el mercado español, destaca Cie Automotive y Ence. «Los argumentos que me hacen estar al margen de estas acciones son principalmente dos: la sobrevaloración de sus cotizaciones y el estado del ciclo económico. Las papeleras y las empresas de componentes de automoción, cuando alcanzan un pico en su estacionalidad de beneficios, suelen presentar múltiplos de valoración aparentemente buenos: justo en el pico del ciclo, su valoración parece barata. En este sentido, a pesar de la fuerte corrección en Ence y en Cie, seguimos recomendado estar al margen e, incluso, aprovechar los rebotes para vender». 

Turazzini, fuera de España, descarta Amazon y Tesla: la primera, porque cotiza cara y porque cree que necesita una corrección técnica («esperamos que el mercado sanee la burbuja, al estilo de lo que estamos viendo en Nvidia, que tras ser una de las estrellas del tecnológico, lleva ya una caída del 50 por ciento»); la segunda, porque existen dudas sobre su supervivencia. 

Antonio Aspas, por su parte, señala que habría que evitar las cadenas de televisión, Antena 3 y Mediaset: «No tienen deuda, pero su negocio se ve muy afectado por los nuevos modelos que han llegado con las plataformas audiovisuales: la gente ve menos televisión en directo».

Lorenzo recuerda un termómetro del riesgo que a veces funciona: las posiciones cortas que acumula un valor. «Cuando hay muchos bajistas en una compañía, al final suelen aflorar malas noticias», asegura. 

Volatilidad y técnicos

Los expertos también hacen referencia a cuestiones técnicas para detectar donde está el peligro. Así, por ejemplo, Luis Lorenzo aconseja vigilar las compañías con grandes volatilidades. En este sentido, señala que si se quiere reducir la volatilidad de la cartera, en estos momentos habría que evitar empresas ligadas al sector automovilístico o la banca, aunque no descarta que puedan convertirse en oportunidades de inversión, sobre todo Cie y las financieras. 

También aconseja, como regla general, vigilar las compañías que más han caído: comenta que en algunas lo peor puede estar descontado ya y pueden llegar a ser los mayores beneficiarios del posible rally que pueda haber a final de año, pero no descarta que el castigo pueda continuar. Habla de compañías como Indra, Meliá o las acereras. «El mercado está muy peligroso. Estos valores lo han hecho muy mal y pueden rebotar, aunque hay que ser consciente de que con ellos se corre riesgo», afirma Lorenzo.

Apelando al análisis técnico, Daniel García comenta que habría que evitar invertir en compañías que están en una tendencia bajista «de libro» o que registran sistemáticamente un peor comportamiento que su índice de referencia. Eduardo Bolinches precisa que descartaría cualquier acción cuyo gráfico refleje una secuencia de máximos y mínimos decrecientes. Y señala que la tendencia general del mercado español es ésa: el Ibex-35, desde hace 18 meses está dibujando una escalera bajista. Por tanto, le es complicado encontrar excepciones a esta pauta. Así, apunta que Amadeus estaría pendiente de confirmar su giro a bajista desde una tendencia que hasta septiembre era justo la opuesta, algo que en Inditex sucedió en el verano de 2017. 

Según Bolinches, CaixaBank no estaría bajista, sino lateral y bastante canalizado. A Iberdrola sí la ve mejor, porque está a punto de marcar máximos históricos. Y también ve con buenos ojos a Naturgy y a Repsol.
Los analistas dan ciertas pistas para evitar sorpresas negativas en la cartera, para no caer en oportunidades aparentes, pero el mercado ahora, como señalan Torrella y Lorenzo, está muy complicado y es difícil acertar. Además, como siempre, hay eventos que llegan por sorpresa, no responden a cuestiones puras de mercado y propinan fuertes castigos, como acabamos de ver en Renault y Nissan, cuyo presidente ha sido detenido.

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