Las acciones, el activo ganador desde 1800

La bolsa es el activo más rentable y más seguro desde el año 1800, según un estudio elaborado por Allianz Global Investors. Un inversor que hubiese depositado 100 dólares en acciones americanas en 1871 sería ahora el beneficiario de 18 millones de dólares

Un dogma clásico en la gestión de carteras dice que la bolsa es un activo de mayor riesgo que la deuda pública. Sin embargo, podría ser que muchos inversores y gestores estuvieran equivocados, a juzgar por un reciente informe de Allianz Global Investors sobre el comportamiento del mercado americano desde el año 1800. Según este estudio (que se puede extrapolar a otros mercados), las acciones ofrecen mayor rentabilidad y menos riesgo que los bonos del Estado si se piensa en el largo plazo, con horizontes temporales de entre 10 y 30 años. De hecho, un inversor que hubiese depositado 100 dólares en una cartera de acciones americanas en 1871 sería ahora beneficiario de un capital de 18 millones de dólares, según sus cálculos.

Esto es especialmente cierto si se analiza el comportamiento del mercado (en este caso el S&P 500) en periodos de 30 años. En ese supuesto, ningún periodo de 30 años arrojó pérdidas para la bolsa americana. Por el contrario, las acciones habrían ofrecido un rendimiento anual descontando la inflación del 6,95 por ciento, con rentabilidades que fueron desde el 2,81 por ciento en el peor de los periodos (entre los años 1903 y 1933) y del 10,63 por ciento en el mejor de ellos (entre 1857 y 1887). Sin embargo, no hace falta irse tan lejos para darse cuenta del potencial del mercado de acciones. Si tenemos en cuenta los últimos 30 años, un inversor que comprara una cartera de bolsa americana en 1985 se habría embolsado una rentabilidad anual real del 7,9 por ciento en el conjunto del periodo

Este buen comportamiento contrasta con el del mercado de deuda pública, que ha llegado a arrojar pérdidas de poder adquisitivo en algún periodo de 30 años. Por ejemplo, los inversores expuestos a letras del Tesoro americano sufrieron pérdidas de poder adquisitivo entre 1923 y 1953 y los siguientes periodos de 30 años hasta 1980, teniendo en cuenta el efecto de la inflación. (Aunque también se han registrado periodos muy rentables, como el reciente entre 1981 y 2011, en el que se obtuvo una rentabilidad del 7,44 por ciento coincidiendo con las políticas de expansión cuantitativa impulsadas por los bancos centrales para combatir la crisis).

Periodos de 10 años

La rentabilidad anual de las acciones es aún más golosa si se tienen en cuenta periodos de diez años. En ese caso, el rendimiento máximo se situaría en el 16,84 por ciento anual, respecto al 12,41 por ciento de los bonos del Tesoro americano y el 11,62 por ciento de las letras.

Asimismo, «la pérdida máxima de las acciones durante un periodo de diez años se sitúa en el 3,96 por ciento, inferior a las pérdidas del 5,36 por ciento y del 5,08 por ciento de los bonos y las letras del Tesoro americano, respectivamente», añade Allianz.

Pero, ¿por qué es esto así? Neil Dwane, estratega de Allianz, explica que «la mitad del rendimiento nominal de las acciones se explica por la contribución de los dividendos y la reinversión de los mismos». «Los inversores deben ser conscientes del papel clave que juegan los dividendos en la generación de rentabilidad y de creación de riqueza», dice.

Ojo con el corto plazo

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En todo caso, es preciso reconocer que esta conclusión de que la bolsa es más rentable y segura pierde fuerza cuando se analiza el corto plazo. De hecho, en los últimos 200 años han llegado a darse episodios de caídas de más del 50 por ciento en la bolsa, circunstancia que puede explicar la percepción de muchos inversores de que se trata de una lotería.

En todo caso, las conclusiones de este estudio cobran especial relevancia en el momento actual, en el que la volatilidad ha expulsado a muchos inversores del mercado. 

A este respecto, Allianz opina que, «en el largo plazo, y teniendo en cuenta que la inflación se comerá parte del poder adquisitivo, el mayor riesgo que afrontan los inversores cuando quieren preservar o incrementar su riqueza puede ser invertir en depósitos y bonos del Estado, en lugar de hacerlo en acciones». «En el actual entorno de bajos tipos de interés, este riesgo puede acrecentarse en lugar de reducirse en el futuro, a la luz de las expectativas de subidas de los tipos de interés y del riesgo de bajadas de precios», añade el documento. 

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En todo caso, en Allianz también recuerdan que «hay que tener en cuenta que la deuda pública ofrece una rentabilidad garantizada, al contrario que las acciones». Por eso, recomiendan «invertir en activos volátiles, que pueden convertir todo el principal en pérdidas, sólo si no se necesita el capital invertido para el corto plazo», según dice el informe.

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