La Cibeles se queda sola antes de tiempo

Al paso que va el mundo, la Cibeles, la plaza dónde el Real Madrid celebra sus éxitos y cuyo nombre[…]

Al paso que va el mundo, la Cibeles, la plaza dónde el Real Madrid celebra sus éxitos y cuyo nombre ha sido utilizado para designar al holding financiero de Caja Madrid, se va a quedar sola antes de tiempo.

En primer lugar porque el conjunto blanco anda con el pie torcido en todas las competiciones deportivas, salvo la Supercopa, conquistada con gran mérito en agosto, por lo que parece poco probable que la visiten como dice su presidente, Ramón Calderón. En segundo lugar, porque la caja ya ha aplazado sine die la salida a bolsa de la sociedad que agrupa a sus filiales financieras y sus bancos en el extranjero.

La suspensión era, pese a las negaciones vía agencias de prensa de Caja Madrid, vox populi. Como ustedes saben, aquí ya lo habíamos contado desde hacía más de un mes, no porque fuéramos más listos, sino por pura lógica y sentido común, amén de saber que ni un inversor extranjero iba a comprar un título.

El principal motivo del retraso es una tempestad bursátil que no deja navegar ni al barco más fiable. De hecho, casi ninguna empresa en el mundo ha hecho una oferta de acciones desde el verano. Pero detrás de este aplazamiento hay también una lucha de poder y de egos que demuestra los agujeros de profesionalidad de una de nuestras grandes entidades financieras.

Porque, con independencia del entorno, para haber salida a bolsa lo primero que debía de haber era un consejo de administración que la aprobase. Sin autorización, no había OPV y sin consejo no podía haber autorización. Una pescadilla que se come la cola y que ha sido incapaz de romperse por las pretensiones de los amigos de las distintas facciones del PP de poner como consejeros a personas afines y, presuntamente, poco preparadas para esta función

El problema es mayor porque en el horizonte se barrunta tormenta derivada de la pelea entre Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid, y Esperanza Aguirre, presidenta de todo Madrid. Y así, con la incertidumbre de si el linarense será capaz de aguantar el próximo envite, es muy complicado acudir a los mercados a pedir dinero para comprarte un banco en Miami o una hipotecaria en México. Por que, ¿se imaginan que respondería el señor Blesa a un gestor británico cuando este le preguntara sobre la continuidad del equipo gestor?

Con este panorama, el aplazamiento tiene pinta de ir para largo, muy largo, y no sólo por la excusa perfecta de las condiciones del mercado.

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