Hong Kong: la única gran bolsa en negativo en el año

Los inversores responden con ventas al previsible deterioro económico, al temor a una intervención china y a que la ciudad se convierta en otro escenario de disputa entre Estados Unidos y el gigante asiático

El Hang Seng de Hong Kong acaba de entrar en negativo en el año. Retrocede más de un 2%. Es el único de los grandes mercados desarrollados que ha hecho incursión en territorio de pérdidas este ejercicio. Ello tiene lugar después de la severa caída superior al 12% que acumula desde el 19 julio, el máximo más reciente. Desde los niveles más altos del año, baja un 16%, lo que significa que estaría cerca de entrar en fase bajista. Además, el mayor ETF referenciado al índice de Hong Kong acaba de registrar su mayor caída desde 2014. Los operadores del mercado ven una gran presión vendedora en la Bolsa de Hong Kong. E incluso caídas en nombres que normalmente suelen ser defensivos, como las eléctricas o las compañías inmobiliarias. Los inversores son más que cautos y temen que aún no se hayan visto los mínimos. 

Ello coincide con las crecientes protestas ciudadanas contra un decreto que propuso la jefa del Gobierno, Carrie Lam, que permitiría la extradición de sospechosos reclamados por la China continental. Formalmente, ese proyecto se ha retirado, aunque los manifestantes temen que resucite. Esa protesta puntual por una ley concreta, que en realidad muestra el descontento de los ciudadanos de Hong Kong con el conjunto del represivo sistema chino, ha provocado que hayan aflorado otras de mayor calado y que el movimiento dure ya diez semanas. Las manifestaciones han ido 'in crescendo' hasta el punto de que ahora la ciudadanía lo que pide es la propia dimisión de Lam, además de la democratización del proceso de elección del cargo que ocupa, así como poner coto a los retrocesos en las libertades individuales que se teme que vayan estableciendo por la creciente influencia de Pekín. La represión de las protestas puede ser un síntoma de que estén en lo cierto. 

Los últimos acontecimientos pueden llegar a suponer un reto a todo el sistema chino. La ciudadanía de Hong Kong puede convertirse en un ejemplo y en un acicate para la china y ésta demande apertura y democracia al régimen. De ahí que ahora el gran dilema al que se enfrenta el Gobierno de Xi Jinping es si debe, o no, reprimir al poderoso movimiento social de Hong Kong en el año en que se cumplen treinta años de la matanza de Tiananmen. 

Por lo pronto, autoridades chinas ya han acusado de terrorismo a los manifestantes. "Terrorismo" es el término que usa China para justificar la represión de la minoría musulmana en la región de Xinjiang. Las autoridades chinas también han dicho ver la influencia extranjera, estadounidense en concreto, en las manifestaciones. 

Donald Trump alertaba ayer mismo en Twitter de que sus servicios de inteligencia habían detectado que el Gobierno chino está moviendo tropas a la frontera con Hong Kong. Y el Departamento de Estado de Estados Unidos recordó a China que debe respetar los acuerdos que se alcanzaron cuando el Reino Unido cedió la soberanía de Hong Kong, algo que ocurrió en 1997.

Pero Hong Kong es China, aunque China prometiera un importante grado de autonomía al estado autónomo de Hong Kong bajo un esquema de "un país, dos sistemas". 

La dimensión de la protesta llegaba el lunes a provocar el cierre del aeropuerto, lo que supone el aislamiento efectivo de la ciudad, y el martes las protestas provocaron la suspensión del check-in en los vuelos. Dos días seguidos, por el momento, de interrupción del tráfico aéreo en uno de los centros de negocios más importantes del mundo al que casi únicamente se puede llegar en avión. Una protesta inédita y que demuestra una gran determinación. 

Y que también ha tenido respuesta económica china: el brazo inversor del mayor banco de crédito chino, el ICBC, ha rebajado su recomendación sobre la aerolínea de Hong Kong Cathay Pacific Airways a "venta fuerte". La acusa de una pobre gestión de la crisis que va a ocasionar un daño irreversible a su imagen de marca. Al margen de los consejos de inversión, las empresas estatales chinas han recomendado a sus empleados que no usen esta compañía en sus viajes en avión. Las acciones de la empresa cotizan en mínimos de la última década. 

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Pero la posible actuación china podría frenarse, precisamente, por razones económicas: Hong Kong es una plaza financiera crucial a través de la que las empresas estatales chinas obtienen financiación. Una acción militar de China contra el gran centro financiero que es Hong Kong podría minar su credibilidad y ello terminaría teniendo consecuencias negativas para la economía del propio atacante. Si Xi quisiera, podría violar la autonomía de Hong Kong, Hacerlo no sería gratis. 

Si la Bolsa de Hong Kong se encuentra ya en negativo en el año, ello implica que los inversores creen que este proceso va a tener consecuencias tanto económicas para Hong Kong, en forma de deterioro de la actividad, como geopolíticas, si se convierte en un territorio de choque con China o incluso entre China y Estados Unidos. 

El comportamiento de las acciones de la China continental es mejor que el de las de Hong Kong. En el año, continúan en positivo. El CSI 300 se anota más de un 20%, aunque en lo que llevamos de mes de agosto, retrocede alrededor de un 4,5%.

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Los últimos acontecimientos podrían estar perjudicando también al sentimiento inversor en el conjunto de Asia. El continente se ve afectado, además, por la guerra comercial y el debilitamiento de China, aunque algunos, como Vietnam, estén recogiendo parte de las ventas que el gigante asiático no realiza. Y, además, desde el punto de vista geopolítico,a lo que ocurre en Hong Kong se une la reciente decisión del Gobierno de India de abolir la autonomía de Cachemira, lo que despierta viejos fantasmas respecto a una región en disputa entre Pakistán (de quien es aliado China) y la propia India.

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