«El reto no es conseguir retorno con las inversiones, sino no perder»

El inversor no sólo no lo tiene fácil para conseguir rentabilidad, sino que cada vez le es más complicado preservar su capital: los tipos negativos, dice Juan Ignacio Crespo, expropian parte de su ahorro ya en la deuda pública, y pronto lo harán, según su pronóstico, los depósitos bancarios. 

Juan Ignacio Crespo acaba de publicar «¿Por qué en 2017 volveremos a entrar en recesión?» (Deusto). En el libro, explica de manera profusa los síntomas que ve en la economía, como la caída de los beneficios empresariales, la bajada de las materias primas, o «su» indicador adelantado, la economía de Singapur, que le hacen pensar que en 2017 se volverá a entrar en una contracción económica que podría durar hasta un año y medio.

Dice que esa nueva recesión que atisba desembocará en un capitalismo de Estado. ¿En qué consiste?

Sería una solución de emergencia, que se ha iniciado ya, porque el Banco de Japón ya tiene en balance la mitad de los ETF's que cotizan en la bolsa japonesa. Cuando las bolsas se hundieran en caso de que entremos en esa recesión que yo pronostico, los bancos centrales se lanzarán a comprar todo lo que haga falta para estabilizar la situación. Y ahí vendría un capitalismo de Estado involuntario: las necesidades de mantener la estabilidad social y económica lo traerán de forma natural. Pero como no es un propósito de nadie, como lo fue en otras épocas, pues se revertiría esa situación en un plazo de cinco o diez años.

¿Vendrá ligado a un repunte del proteccionismo, el nacionalismo...?

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Sí. El proteccionismo llega cuando la economía internacional no marcha de forma adecuada y el comercio mundial lleva dos años estancado. El proteccionismo surge entonces de forma natural, como los populismos de cada uno de los dos extremos, así como el capitalismo de Estado. El Estado, cuando interviene más en la economía, también es más autoritario. Viene todo de la mano: proteccionismo, nacionalismo, capitalismo de Estado y autoritarismo.

¿Y una crisis cambiaria?

Asistimos a una depreciación por turnos de manera natural y en ella entrará el yuan. En los últimos diez o quince años sólo se ha apreciado y tiene que depreciarse. Lo que pasa es que, si se produce como el pasado agosto, con una devaluación en unos pocos días, y no con una depreciación paulatina, como suele ser en las otras monedas, puede ser muy desestabilizador y exportará deflación al resto del mundo.

Escribe que cada época pasa por alto ciertos riesgos. ¿Ahora es China?

El consenso está minusvalorando los riesgos de China, derivados de un cambio de modelo que implica una reducción del papel de la industria, la subsiguiente caída de las materias primas y la entrada en recesión de países productores. Aunque la bomba de relojería es el crecimiento del crédito. En China se combaten los problemas que crea el exceso de capacidad industrial con más crédito que lleva a más capacidad. Los dirigentes chinos quieren reducirla, pero a poco que lo hacen mandan al paro a seis millones de personas y eso es muy desestabilizador, por lo que no se toman las medidas que se deberían. Así, su deuda, desde que se inició la crisis financiera, ha pasado de los 7 a los 28 billones de dólares. El problema es que, igual que en occidente, se vehiculizará a través de una banca en la sombra para clientes que buscan una mayor rentabilidad que no obtienen en la tradicional. Y están invirtiendo en lo más tóxico que hay en China, como empresas mineras que ya no son sostenibles con el precio actual de las materias primas o bonos ilíquidos emitidos por gobiernos locales que no tienen dinero para hacer frente a los pagos.

Es otro de los grandes riesgos que apunta: una crisis de impagos...

Ya sabemos lo que implican: la quiebra de algún banco. En China, la tasa de mora, según algunas fuentes está en el 20 por ciento y en el 1 por ciento según las oficiales. Pongamos que realmente estuviera en el 10 por ciento: es una tasa similar a la de España e Italia y la banca italiana está cada dos por tres desestabilizada. Otra fuente de posibles impagos puede estar en los bonos de alta rentabilidad, como las emisiones que hicieron las empresas estadounidenses de fracking. 

¿Qué sufrirá el inversor con esta recesión?, ¿dónde habrá rentabilidad?

En ningún lado, salvo que sean suicidas. El problema de los inversores ahora no es el retorno sobre sus inversiones, sino el retorno de la propia inversión, que la inversión retorne. Y ya la inversión no retorna, porque si inviertes en deuda pública en gran parte de la curva, te van a devolver menos dinero del que pusiste. O tienes una rentabilidad cero, o si vas a través de un institucional, pierdes dinero. Y a los bancos les falta un telediario para empezar a cargar por los depósitos. A las empresas ya les están cobrando por las imposiciones a partir de ciertas cantidades. A algunas en España ya les están empezando a avisar de que les van a cargar por los depósitos. 

El reto es la preservación del capital...

De hecho, está en vías la destrucción de capital por la transferencia hacia el gasto improductivo porque una letra del Tesoro va a devolver menos dinero que el que el inversor institucional puso en ella, es una transferencia de recursos hacia el Estado. Es una expropiación silenciosa.

¿Qué más consecuencias pueden tener los tipos negativos?

Hay una muy evidente: las compañías de seguros en esta situación estarían todas quebradas. Las aseguradoras tienen compromisos de futuro que se compensan con la función de rentabilidad y si ésta es cero o está por debajo de cero, tienen que invertir en activos de más riesgo. Pero si la valoración se hace por otra vía, si se traen a valor presente los compromisos del futuro, cuanto más bajan los tipos de interés, más alto es el valor actual de los compromisos futuros. Los fondos de pensiones de las empresas, no tanto en España, porque aquí no tienen un peso importante, como en Reino Unido y EE.UU., tienen compromisos que con estos tipos son imposibles de cumplir. Además, los bancos pueden cargar el tipo negativo a sus clientes y ello puede provocar una fuga de depósitos, lo que llevará a problemas de financiación por vía bancaria.

¿Qué consecuencias sociales tendrá la nueva crisis?, ¿más desigualdad?

El paro en España se puede ir al 27 por ciento, sobre todo por los servicios. En cuanto a la desigualdad, no acepto la tesis de Piketty, porque confunde patrimonio y renta y, para mí, hay que centrar el problema en desigualdad de renta y no de patrimonio.

Habla de la renta básica. ¿La veremos?, ¿cómo se articulará?

La renta básica es ya casi como el Estado del Bienestar: todo el mundo está a favor. Aunque al principio era algo propio de radicales, ahora la van a votar hasta en Suiza. Podría ser una variante del 'dinero del helicóptero', es decir, de los bancos centrales monetizando el déficit, o bien la parte correspondiente a lo que el Estado reparte en forma de renta básica.

¿La política puede agravar la recesión?

Todo lo que genere inestabilidad es malo para las inversiones y para el crecimiento. Pero se tiende a exagerar. No creo que ninguna victoria electoral afecte a la economía si no se hacen disparates gordos como incrementar tanto el gasto público que nadie lo financie o establecer aranceles aduaneros propios del XIX en un país como Estados Unidos.

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