¿Cómo puede aprovechar el inversor español el debut bursátil de Aramco?

La salida a Bolsa de la petrolera saudí está circunscrita a su mercado nacional pero, una vez cotice, en ella invertirán fondos sectoriales

La petrolera saudí Aramco está llamada a protagonizar en los próximos días el mayor debut bursátil de la historia, por delante del que realizó el gigante chino del comercio electrónico Alibaba en 2014 por valor de 25.000 millones de dólares. También previsiblemente se convertirá en la mayor compañía cotizada del mundo, por delante de Apple. Las cifras son mareantes: con la venta en el mercado de apenas un 1,5%, Arabia Saudí espera captar 25.600 millones y la operación valorará al conjunto de la compañía en 1,6 billones, frente a los 1,1 billones que capitaliza la compañía de la manzana. 

El estreno en el parqué de Aramco, previsto para los próximos días, ha sido una historia de especulaciones y retrasos: son años desde que por primera vez el régimen saudí manifestó su intención de sacar a Bolsa a la joya petrolera de la corona. El proceso tampoco ha estado exento de problemas:este mismo año, en septiembre, sus instalaciones sufrían un ataque que provocó un fuerte quebranto en la producción de crudo que volvió a hacer dudar sobre si sería posible sacar adelante la operación. Aunque ha sido en las últimas semanas en que el camino hacia la Bolsa se encontraba con el último obstáculo:ante la falta de interés y demanda internacional por los títulos de Aramco, ante la posibilidad de que los inversores extranjeros tiraran a la baja del precio de la compañía, el régimen saudí decidió suspender su intención de tratar de colocar el valor entre inversores estadounidenses, canadienses, europeos y japoneses. La operación, por tanto, está únicamente abierta a los inversores nacionales, tanto a las grandes fortunas como a los pequeños ahorradores. A estos últimos, los bancos del país les están facilitando el acceso a financiación para que puedan acudir a la colocación. Y está trascendiendo que los países vecinos de Arabia Saudí participarán de la operación con inversiones muy relevantes. 

Vías de acceso a la inversión

La operación pública de venta, la salida a Bolsa, por tanto, no es accesible a los inversores españoles. Pero ello no implica que, una vez que la acción de Aramco esté cotizando, no se podrá acceder a ella. En primer lugar, los fondos de inversión especializados en petróleo previsiblemente la incorporarán a sus carteras, como ocurre con otras compañías que son parcialmente propiedad de sus respectivos Estados, como Petrochina, Rosneft o Gazprom, títulos presentes, todos ellos, en varios fondos de inversión españoles, tanto especializados en Bolsas emergentes como en el sector energético. Aunque la exposición a esta acción la decidirá el gestor y podría no suponer más que entre el 3% y el 6% del total del patrimonio del producto. 

Además, se prevé que pronto se incluirá a la petrolera saudí en los índices MSCI, S&P y Ftse, lo que implicará que los productos pasivos de inversión que se limitan a replicar esos indicadores tendrán que adquirirla en una proporción que tendrá que ser equivalente a su ponderación que, dado su volumen, tendrá que ser muy relevante. 

El inversor particular puede tener, además de éstas, otras dos vías más directas, aunque más complicadas y quizás con más riesgo, para invertir en Aramco. En primer lugar, puede encontrar un broker con acceso al mercado saudí y, con su mediación, comprar títulos de la petrolera, aunque el coste asociado pueda ser elevado. Si bien de momento es difícil que haya un intermediario con acceso a la Bolsa saudí, es posible que si se atisba interés por esta inversión, algún operador trate de abrir la conexión con ese mercado. De hecho, para la segunda vía de inversión directa en Aramco, aunque sin tener los títulos, ya hay brokers que están diseñando CFD's o contratos por diferencia con sus acciones como subyacente. «Aunque no es un producto para todo tipo de inversores, sólo para el más profesional», aclara Javier Molina, de eToro.

El inversor extranjero es probable que no desee entrar inmediatamente en Aramco. Quizás quiera contar con un histórico antes de tirarse a la piscina. A ello atribuye Daniel Lacalle, de Tressis, que el Gobierno saudí no haya lanzado la operación internacionalmente. Pero considera que, al igual que ha sucedido con otras empresas estatales o de países emergentes o de economías más cerradas, después de este primer experimento, podría lanzar más paquetes accionariales dirigidos al público internacional. 

Pros y contras

Publicidad
Publicidad

A primera vista, subyacen tres o cuatro problemas (o pesos en contra) para la acción de Aramco: su dependencia del mercado interno y de los más cercanos, que son aquéllos a los que va dirigida la inversión; la posibilidad de que salga más papel a cotizar a corto y a medio plazo; que esté bajo control estatal; y, además, que comience a cotizar en un momento en que la inversión social y medioambientalmente responsable está en pleno auge (unos inversores pueden no querer saber nada de Aramco por ser una petrolera y otros, por estar bajo control de un Estado que viola los derechos humanos).

Si nos ceñimos a los aspectos puramente económicos, la empresa tiene atractivo. Desde eToro enumeran algunas de sus bondades: cuenta con las mayores reservas de crudo del mundo; representa el 10% de la producción mundial, además con costes muy reducidos; en 2018 alcanzó unos ingresos netos de 111.000 millones de dólares, el equivalente a lo que suman Apple, Google y Exxon; y se prevé que cuente con una rentabilidad por dividendo muy competitiva del entorno del 5%, aunque superada, por ejemplo, por el 6,36% que paga Royal Dutch Shell. Pero Daniel Lacalle explica en qué se traduce el control estatal de la empresa: en primer lugar, en lo obvio, en que los intereses políticos se anteponen a los económicos; en segundo lugar, que, por esa razón, las compañías con capital público suelen cotizar con descuento respecto a sus competidoras enteramente privadas. 

En cuanto a su valoración, Ross Teverson, de Jupiter AM, afirma que ya hay algún 'pero': la de Aramco será muy superior a la de las petroleras rusas, cuando estas últimas tienen unos costes también bajos. 

Publicidad

A ello hay que sumar que la gran eficiencia de Aramco obedece a la concentrada localización de sus instalaciones, lo que es una fortaleza, y también una debilidad, porque la hace muy vulnerable a ataques como el que tuvo lugar a finales de este verano. El riesgo geopolítico es uno de los principales a los que se enfrenta Aramco, según señala Joaquín Robles, de XTB, que también apunta que, en lo sucesivo, podría sufrir si el precio del petróleo cae en paralelo a la desaceleración económica global que se está produciendo. Aunque la OPEP, dentro de la que Arabia Saudí tiene mucho poder, ya ha mostrado su capacidad de recortar la producción y, por tanto, de limitar la caída del precio del barril. Aunque habría que medir qué le favorece más a Aramco, si producir mucho o que el barril se sostenga. Si bien a corto plazo arrecian las dudas, a largo sí se observa un mayor potencial.

En portada

Noticias de