CNMV: dos teóricos contra una historia convulsa

Dos técnicos, dos teóricos van a ocupar el vértice de la pirámide del poder en la Comisición Nacional del Mercado[…]

Dos técnicos, dos teóricos van a ocupar el vértice de la pirámide del poder en la Comisición Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Cuando en octubre Julio Segura sea reelegido presidente del supervisor bursátil y Fernando Restoy como número dos, algo habrá cambiado en un organismo que acaba de cumplir veinte años de vida.

Dos décadas marcadas por las acusaciones de politización tantas veces más que fundadas, por la inestabilidad institucional que representa el haber tenido ya seis presidentes de los que la mitad tuvieron que salir por la puerta de atrás, y marcadas también por la escasa compenetración entre el primero y el segundo de a bordo. Por eso, los nombramientos de octubre suponen un golpe de timón histórico a una institución a la que muy pronto, y parafraseando a Alfonso Guerra cuando se refería a la España que le tocó gobernar al PSOE a partir de 1982, no la va a reconocer ni la madre que la parió.

Históricos son los desencuentros entre Juan Fernández-Armesto y Luis Ramallo, aquel extremeño ex diputado del Partido Popular (PP) tan dado a sacar los pies del tiesto y al que salpicó el escándalo Gescartera. Eso por no hablar de la guerra abierta entre el díscolo Manuel Conthe y Carlos Arenillas, acusado por su jefe de estar a las órdenes la ya desaparecida Oficina Económica de Moncloa en el frustrado asalto del Sacyr de Luis del Rivero a y en el caso .

Cosas que en cualquier otra institución son impensables -por ejemplo el Banco de España- en la CNMV han sido demasiado habituales. Tanto que por momentos han socavado la credibilidad y el prestigio de una institución en la que los gobernantes, con más o menos disimulo, siempre han puesto el contrapeso político de turno al presidente que tocaba. Hasta ahora.

 El nombramiento de Restoy supone un cambio de tendencia radical. Es un hombre de Segura -una novedad desde el nacimiento de la institución, cuando durante sus dos mandatos la sintonía del muy político Luis Carlos Croissier con sus vicepresidentes fue muy grande-, apoyado por Segura para el cargo y con un perfil muy parecido al del presidente.


Director del departamento de Estudios Monetarios y Financieros del Banco de España hasta 2007 y actualmente presidente del Cesr-Fin, el grupo de información financiera del Comité Europeo de Reguladores de Valores, formará con Segura un binomio eminentemente técnico. No viene de los mercados como Arenillas o Juan Jesús Roldán -lo que eminina sospecha alguna sobre cualquier conflicto de interés- y responde a un perfil tan discreto que es un perfecto desconocido para la gran mayoría.

Lástima que una decisión como ésta se produzca en un momento en el la Comisión apura sus última etapa como institución independiente. En unos dos años está previsto que salte a la palestra la Comisión Nacional de Servicios Financieros, que dotará de mayores competencias al Banco de España y extirpará de la CNMV las labores de supervisión. Se trata de la fórmula Twin Peaks, que subsume en el nuevo organismo a una CNMV que vigilará el correcto funcionamiento y la transparencia de los mercados financieros.

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¿Reconoce el vicepresidente Solbes con el nombramiento de Restoy un error repetido en la cúpula de la CNMV históricamente? ¿O considera el Gobierno la futura pérdida de competencias del organismo hace que no precise de un comisario político? Lo primero sería un gran acierto; lo segundo, rebajar de categoría a un organismo necesario.

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