Bolsa 2008...el año que vivimos peligrosamente

Los libros de historia recordarán 2008 como el peor año de la renta variable mundial desde la Gran Depresión. El[…]

Los libros de historia recordarán 2008 como el peor año de la renta variable mundial desde la Gran Depresión. El destino, a veces macabro, ha querido que este año infame se despida con las imágenes de los bombardeos israelíes sobre Gaza, cual singular metáfora de una guerra que ha arrasado a los parqués mundiales.

Pocos podían pensar en un desplome semejante de los mercados, en una plaga que ha dejado cadáveres por docenas y ha obligado a los gobiernos mundiales a replantearse las normas del capitalismo. El fragor de la batalla tumbó pronto a los bancos, teóricos mariscales que tendrían que haber sostenido la embestida. En realidad, eran soldados rasos venidos a más por obra y gracia de la bonanza económica y los créditos fáciles.

El primero en rajarse fue Bear Stearns, allá por el mes de marzo, al que siguieron las financieras hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac, rescatadas de urgencia por el gobierno estadounidense. Cuando Lehman Brothers cayó en septiembre, la palabra solvencia ya resonaba con fuerza en la cabeza de los inversores. Y como solvencia había poca, el mercado pasó a hablar de desconfianza hasta que el sistema hizo crack en octubre. Entonces, se habló abiertamente de capitulación en las bolsas, y aquí lo contamos todo desde el primer día.

Fue cuando los inversores tuvieron que cambiar los gráficos por las brújulas para navegar en un mercado que lo mismo subía un 7% que caía un 9% sin previo aviso. Era el mercado de los nervios, del pánico, de la histeria, un gran zoco donde los más necesitados hacían caja por lo mejor, aunque muchas veces fuese lo peor. Por eso, además, se convirtió en el mercado de los registros imposibles. ¿Cuándo habían visto los inversores que el VIX -mide la volatilidad del S&P 500- fulminara los 80 puntos, cuando ni en los peores años rebasó los 50? Y al iTraxx Crossover -mide el riesgo de impago de los bonos- pulverizar los 1000 puntos?

Con este panorama, el dinero, siempre tan cobarde, ha huido más que nunca hacia la renta fija, pero con criterio. La rentabilidad del bono alemán a diez años se ha desplomado por debajo del 3%, manteniendo un diferencial de casi un punto con España. Siempre hubo clases, y el riesgo país también se paga. En Estados Unidos, el pánico ha sido de tal calibre que las letras del tesoro a un mes han llegado a rendir el 0%. Semejante sinrazón se vuelve lógica en este mercado imposible, dominado por el pánico, donde la huída hacia delante ha pulverizado todos los registros.

Sin embargo, a esta bolsa trampa le hacía falta un villano que se llevara los palos. Por eso, cuando parecía que toda la tela estaba cortada, un financiero estadounidense de nombre Bernard Madoff saltaba a la fama como el mayor vendedor de humo de la historia. Los 50.000 millones estafados por un banquero que bien podría estar jugando a la petanca en Benidorm parecen poco, en comparación con los billones inyectados por los gobiernos para sostener el sistema.

Pero son 50.000 estacazos contra la confianza de los inversores, sobre todo porque sus efectos todavía están por determinar. Supondrán la ruina de muchos 'hedge funds', que, pillados o no por Madoff, se convertirán en productos sin credibilidad alguna. Si el mundo 'hedge' ha muerto, sus cenizas pueden ahogar a unas bolsas cogidas con alfileres y que aún no han aterrizado porque son incapaces de encontrar el suelo.

Con todo, lo de Madoff puede quedar en una anécdota el año que viene si se produce el gran desapalancamiento masivo de la banca que algunos analistas esperan. Los niveles de endeudamiento siguen siendo elevados, y aún quedan muchos cadáveres que pueden salir del armario. Es difícil imaginar un año como este en el que las bolsas han vivido tan peligrosamente, pero, por si acaso, abróchese el cinturón para lo que pueda venir.

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