Este año no habrá aprobados ni suspensos en los test de estrés a la banca
La Autoridad Bancaria Europea opta por no fijar un capital mínimo común a todas las entidades, sino valorar individualmente a cada uno
La Autoridad Bancaria Europea (EBA) ha publicado la metodología y los escenarios macroeconómicos para la prueba de estrés que se llevará a cabo este año sobre 51 bancos europeos. Esta vez no habrá un requisito mínimo de capital común a todos, como sucedió en los anteriores test de estrés, sino que cada entidad será valorada a nivel individual en función de sus propios riesgos y circunstancias. Por lo tanto, no se podrá separar entre aprobados y suspensos, algo que los bancos, las autoridades nacionales de supervisión y la propia EBA han querido evitar. Un portavoz de la EBA explicó que no se dará una cifra conjunta del déficit de capitalización de la banca europea, como se hizo en 2011 y en 2014, ya que se parte de la premisa de que el sector ya está bien capitalizado. La EBA hará públicos los resultados en el tercer trimestre de este este año y las 51 entidades que participarán en el examen -37 de la zona euro- tienen como mínimo 30.000 millones de euros en activos y representan el 70% de los activos del sector bancario.
Con esta prueba de esfuerzo se pretende proporcionar a los supervisores, los bancos y otros participantes en el mercado un marco analítico común para comparar y evaluar la resistencia de los bancos de la UE a las crisis económicas. El test cubre el periodo de 2016 a 2018 y el escenario adverso que plantea es una desviación a la baja del PIB europeo del 3,1% en 2016, 6,3% en 2017 y 7,1% acumulado en 2018 respecto al crecimiento previsto por la Comisión Europea. También incluye un shock en los precios de bienes inmuebles y comerciales, con una caída superior al 20%, así como en los tipos de cambio en Europa central y oriental. En conclusión, el crecimiento acumulado del PIB en las economías avanzadas, incluyendo Japón y los Estados Unidos, sería de entre 2,5% y 4,6% acumulado menor que en el escenario previsto en 2018. Entre las principales economías emergentes, el PIB total se quedaría entre el 4,5% y el 9,7% por debajo de las proyecciones en 2018, con un impacto más fuerte de Brasil, Rusia y Turquía.
La metodología evalúa la solvencia y abarca todos los tipos de riesgo principales: el riesgo de crédito y titulización, el riesgo de mercado, riesgo soberano, riesgo de financiación y los riesgos operativos y de conducta. Los resultados serán discutidos con los bancos individuales en el proceso de supervisión y evaluación donde también se pueden considerar medidas de mitigación.
El escenario adverso, diseñado por la Junta Europea de Riesgo Sistémico (JERS), refleja los cuatro riesgos sistémicos que actualmente se consideran las amenazas más relevantes: una reversión abrupta de primas de riesgo global, amplificada por la baja liquidez del mercado secundario, la debilidad de las perspectivas de rentabilidad para los bancos y compañías de seguros en un entorno de bajo crecimiento nominal; el aumento de la preocupación por la sostenibilidad de la deuda en los sectores público y privado no financieros; y el rápido crecimiento de la banca en la sombra.
La EBA señala que ha llevado a cabo una «revisión exhaustiva» del proceso interno que dio lugar a un error en el cálculo publicado en el ejercicio de transparencia en 2015 y que, curiosamente, perjudicó a la banca española.