Los partícipes piden rebajas fiscales para los planes de pensiones

La revista INVERSIÓN publica esta semana un reportaje sobre la carga fiscal que soportan los partícipes de planes de pensiones al rescatarlos. Consideran que es «injusta» y demandan al Gobierno que tributen como rentas del ahorro

La ventana de liquidez concedida por el Gobierno para rescatar los planes de pensiones de partícipes afectados por un ERTE o de autónomos que han cesado su actividad obligados por la pandemia del coronavirus ha levantado la liebre sobre un tema latente desde hace años: la elevada fiscalidad que soportan los partícipes de planes de pensiones cuando cobran sus prestaciones.

Según publica la revista INVERSIÓN en su número de esta semana, que se distribuye a través de  Kiosko y Más y Pressreader, las prestaciones tributan en la base general del IRPF como rentas del trabajo, la parte más cara del impuesto, a un tipo impositivo que, en la escala estatal, oscila entre el 19 y el 45 por ciento en función de los ingresos y las rentas del partícipe.

Un peaje fiscal muy elevado teniendo en cuenta que otros productos financieros como fondos de inversión, acciones o depósitos tributan en la base del ahorro, donde los tipos impositivos oscilan entre un 19 y un 23 por ciento.

Esta elevada carga fiscal ha hecho que los inmersos en un ERTE y los autónomos se lo piensen mucho antes de aprovechar el supuesto excepcional de liquidez de sus planes de pensiones que les ha ofrecido el Gobierno.

Por ello, según han reconocido aseguradoras y gestoras a INVERSIÓN, son muy pocos los que se han decidido por el rescate.

Y no es de extrañar. A juicio de Paula Satrústegui, directora del área de Planificación Financiera y Patrimonial de Abante, antes de rescatar su plan de pensiones, el partícipe debe hacer un profundo análisis de su situación económica, financiera y fiscal y ver si realmente necesita recurrir al ahorro del plan o tiene otras fuentes de liquidez por las que tribute menos en caso de venderlas.

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Porque el Gobierno les ha permitido retirar de forma anticipada el dinero acumulado para su jubilación, pero tributando lo mismo que el resto de los partícipes.

Si a esto se suma que la rentabilidad de algunos planes se ha desplomado en los últimos meses más de un 30 por ciento, puede obligar a muchos a rescatar con pérdidas.

Para evitarlo, expertos y ahorradores piden al Gobierno que no se quede a medias con sus medidas urgentes y rebaje la fiscalidad de los planes.

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«El Gobierno debería aminorar las cargas fiscales a los afectados por un ERTE y a los autónomos cuando rescaten sus planes», apunta Miguel Ángel Menéndez, profesor del Centro de Estudios Financieros, porque «sus rentabilidades se han visto muy reducidas por la dramática caída de valor de los activos en que estaban invertidos los planes y una mejora fiscal paliaría esa caída de rentabilidad».

Tributación «injusta»

Pero las reclamaciones de los expertos van más allá, y piden que la rebaja fiscal se aplique a todos los planes de pensiones.

Así opina Adolfo Jiménez, presidente de la Asociación Española de Asesores Fiscales y Gestores Tributarios (Asefiget), para quien «la tributación del rescate de un plan de pensiones es injusta».

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Los planes de pensiones tributan como rentas del trabajo a tipos impositivos que oscilan entre el 19 y el 45 por ciento

Las autoridades fiscales achacan la mayor fiscalidad de los planes frente a otros productos financieros a que cuentan con incentivos fiscales en sus aportaciones, hasta un máximo de 8.000 euros o hasta el 30 por ciento de los rendimientos del trabajo y de actividades económicas.

Pero más que incentivos se trata de un diferimiento de pago de impuestos que tendrán que abonar cuando les reembolsen las prestaciones, apunta Elisa Ricón, directora general de Inverco, para quien la tributación de los planes «es elevada» y el Gobierno «debería reducirla».

Vamos a peor

Los incentivos fiscales a los planes de pensiones se han reducido en los últimos años. Hasta 2006, el rescate en forma de capital tenía una deducción fiscal del 40 por ciento. Esto ya se ha terminado.

También se han producido recortes en la desgravación aplicada a las aportaciones. La nueva regulación del IRPF vigente desde 2015 empeoró su tratamiento limitando las aportaciones con derecho a deducción a 8.000 euros, hasta entonces el límite estaba en los 10.000 euros anuales y en 12.500 para mayores de 50 años.

Y el tema empeora, ya que, desde el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones pretenden eliminar los incentivos que les quedan a los planes individuales a favor de los planes de empleo, según aseguró a principios de marzo su titular José Luis Escrivá.

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Los recortes de incentivos y su actual tributación hacen, en opinión de Miguel Ángel Menéndez, que la fiscalidad de los planes de pensiones «no solo sea elevada, sino que tenga un tratamiento discriminatorio respecto a otros productos de inversión».

Disfrute ya del placer de leer INVERSIÓN en Kiosko y Más y Pressreader.

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