Telefónica se queda sin catalizadores y fía su futuro en bolsa a compras por definir
Un recorte del dividendo más agresivo de lo previsto atraganta al mercado, que critica la falta de claridad de Telefónica sobre las operaciones corporativas que van a centrar su estrategia en adelante
El esperado nuevo plan estratégico de Telefónica, que Marc Murtra lleva perfilando desde que ascendió a la presidencia de la operadora, en enero de este año; y que pretende ser su hoja de ruta hasta 2030, ha sentado como un verdadero jarro de agua fría a los inversores.
Básicamente, el plan incluye un fuerte hachazo al dividendo (lo recorta a la mitad, desde los 30 céntimos actuales a 0,15 euros en 2026), con el objetivo de destinar esa caja que ya no se va a distribuir entre los inversores al crecimiento inorgánico.
Esta decisión supone un giro de 180 grados en el posicionamiento de Telefónica, que siempre se ha presentado al mercado como una compañía generosa en la retribución al accionista y que, de hecho, permanece en cartera de muchos inversores desde hace años por este mismo motivo.
Si bien, las dificultades para embridar el elevado endeudamiento de Telefónica han llevado a Murtra a adoptar esta decisión, que busca dedicar la generación de caja a fomentar nuevas vías de crecimiento; y que es más propia de una tecnológica que de una empresa de telecomunicaciones que opera en un mercado maduro.
El tiempo dirá si esta nueva estrategia da sus frutos, tras años de deterioro de la cotización en la era de José María Álvarez-Pallete.
Pero, mientras tanto, los expertos auguran una fuerte corrección en las acciones, que ya este martes se dejaban un 13% de su valor en bolsa, la mayor caída en más de 5 años, situando el comportamiento anual en terreno negativo.
¿Por qué ha disgustado el nuevo plan de Telefónica?
Pero, ¿qué es lo que ha disgustado tanto a los inversores sobre el nuevo plan de Telefónica?
Para empezar, el mercado ha criticado que la estrategia actual resta impulso a las acciones de la compañía y fía su evolución en bolsa a una promesa de crecimiento inorgánico de la que ha dado pocos detalles, más allá de explicar que estará encaminada a mejorar las capacidades de telecomunicaciones, defensa y ciberseguridad.
“Telefónica ha presentado su nuevo plan estratégico hasta 2030 con la promesa de transformar y crecer, pero el mercado está reaccionado con desconfianza (...) por la reducción del dividendo a partir de 2026 y la ausencia de detalles sobre posibles operaciones de consolidación”, explica Javier Molina, analista de Etoro.
A juicio de este experto, “el plan es ambicioso en el papel”, pero carece de “catalizadores claros a corto plazo” y "llega en un momento en que el mercado exige visibilidad y ejecución más que proyecciones de largo plazo”.
Para colmo, Murtra ha dicho durante la presentación que podría considerar una ampliación de capital en el caso de que hiciera falta para acometer alguna operación de M&A.
Fría acogida al plan de Telefónica
Por eso, los inversores han acogido la actualización estratégica “con el mismo escepticismo con el que han recibido otros relatos de transformación en el sector”, añade.
En la misma línea se han expresado los expertos de Berenberg: “La declaración y la presentación realizadas en el marco del Capital Markets Day solo han ofrecido comentarios generales sobre su estrategia de fusiones y adquisiciones, en lugar de objetivos específicos”.
Lo anunciado “plantea multitud de preguntas”, ha coincidido por su parte el analista de Bloomberg Erhan Gurses.
Otros sapos difíciles de digerir en Telefónica
Más allá de la estrategia de fondo, el mercado está teniendo dificultades para digerir otros sapos anunciados por Telefónica este martes.
Uno de los disgustos tiene que ver con la caída de sus expectativas de flujo de caja libre para este año, desde los 2.600 millones de euros inicialmente previstos hasta los 1.900 anunciados este martes, junto con la publicación de los resultados del tercer trimestre.
Asimismo, ha sorprendido negativamente la previsión de apalancamiento de Telefónica para 2028, en 2,5 veces el ebitda, por encima de las 2,4 veces estimadas por el consenso para 2027, incluso a pesar del recorte del dividendo.
“Las perspectivas más pesimistas de Telefónica sobre la generación de flujo de caja afectan a la generación de dividendos y al ritmo de reducción de la deuda”, ha advertido sobre eso el analista de Bernstein Ottavio Adorisio.
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