BBVA: el secreto de Turquía y Garanti es su posición geoestratégica

La guerra en Ucrania ha reforzado el sentido estratégico de la adquisición porque Turquía puede salir reforzada por su posición en Europa

Son muchas las causas que pueden impulsar a un banco a comprar otro y BBVA se ha encontrado con uno esperado, pero tal vez no tan evidente, cuando presentó su oferta de adquisición sobre Garanti, que tanta volatilidad ha generado a la acción del banco español a lo largo de los últimos meses, que se deja un 30 por ciento desde el arranque de noviembre de 2021.

Tras conseguir el 86 por ciento del banco turco, Carlos Torres, presidente del BBVA, desveló un detalle que en su opinión da todavía más valor a la operación de adquisición a largo plazo: su posición geoestratégica, que está saliendo reforzada.

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El primer ejecutivo del BBVA cree que una de las ventajas que obtendrá Garanti provendrá de los cambios geopolíticos que ha provocado el coronavirus -por la crisis en el sistema comercial mundial- y por la guerra en Ucrania en Turquía, que deberían afectar positivamente a su crecimiento.

"Turquía se va a convertir en el gran 'hub' manufacturero de Europa, tal como es México de los Estados Unidos", avanzó Carlos Torres. "Cuenta con todo lo que se necesita: su posición geográfica y mano de obra joven y cualificada", señaló durante una intervención en los cursos de verano de la APIE y la Universidad Menéndez Pelayo este lunes.

Una de las palancas de valor defendidas por el BBVA para apostar por Turquía, a pesar de sus riesgos, es su pirámide poblacional.

A diferencia de los mercados europeos, la población turca es joven y su nivel de natalidad es elevado; lo que da la posibilidad de ampliar la base de clientes y el volumen de negocio de una manera mucho más natural que la que hoy ofrecen las economías europeas, muy envejecidas y con una alta competencia entre entidades.

A corto plazo, sin embargo, Turquía cuenta con riesgos relevantes; entre ellos la inflación o la inestabilidad política, que van a dejar huellas en la cuenta de resultados.

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Carlos Torres confirmó que, tal como adelantó Onur Genç, durante la presentación de resultados del primer trimestre, el banco tendrá que ajustar el valor de Garanti a una situación de hiperinflación. Dicho ajuste podría hacerse contra las cifras del periodo abril-junio, que se cerrarán en pocos días y que el BBVA presentará al mercado en julio.

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"La experiencia en el pasado dice que tiene un impacto positivo en capital y negativo en la cuenta de resultados", cuantificó Torres.

700 millones de consumo de capital

Carlos Torres no quiso entrar a valorar si el BBVA se habría confundido con el 'timing' con el que presentó su opa por el capital que no controlaba de Garanti. "El tiempo lo dirá", afirmó este lunes.

La entidad presentó una primera oferta en noviembre de 2021, en plena recuperación de la actividad económica tras la pandemia, pero cuando la crisis energética era menos evidente y Rusia todavía no había mandado señales de que estuviera preparando una intervención militar en Ucrania.

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Posteriormente, el pasado abril, tuvo que mejorarla, tras la fuerte caída del valor de la lira, que había repercutido en que los niveles de aceptación fueran muy bajos. Entre finales de 2021 y hoy el desplome de la lira es muy evidente: en el inicio de noviembre con un dólar se obtenían menos de 10 liras y ahora mismo por cada dólar se reciben más de 17.

El efecto de la crisis energética y de esta depreciación han provocado que la inflación en Turquía, en tasa interanual, alcanzara en mayo el 73,5 por ciento; que es su tasa más alta en 23 años y que plantea un serio problema para el gobierno de Erdogan. Cómo lo maneje y sus repercusiones sociales son dos incógnitas que no están resueltas ni para Garanti, ni para el BBVA.

Aunque el coste la operación se valoró en unos 2.000 millones (teniendo en cuenta que el banco hubiera logrado comprar el 100 por 100 del turco), Carlos Torres redujo este lunes hasta los 700 millones el coste en capital.

La operación se ha pagado con una parte de los 8.000 millones de euros de capital que el banco generó con la venta de su negocio en Estados Unidos y que le ha dado margen para una mayor agresividad en política de retribución; recuperando los planes de recompra de acciones en la banca española y manteniendo su política de dividendo en efectivo.

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Por el momento -al menos en lo que se refiere a España- el BBVA ha aparcado las operaciones corporativas, lo que le da aire para continuar cuidando la retribución al accionista. Si se arrepiente de no haber comprado el Banco Sabadell cuando pudo, se lo guarda para él.

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