Seúl calcula que el último misil norcoreano podía recorrer hasta 5.000 kilómetros
Corea del Norte limitó a la mitad el alcance real del misil lanzado esta semana a las aguas del océano[…]
Corea del Norte limitó a la mitad el alcance real del misil
lanzado esta semana a las aguas del océano Pacífico en su último ensayo armamentístico, según informó este jueves el Ministerio de Defensa de Corea del Sur. El misil balístico de alcance intermedio Hwasong-12 lanzado el martes por el régimen norcoreano fue disparado en un ángulo «normal» pero a la mitad de su rango de alcance, según el informe presentado por Defensa ante la Asamblea Nacional (Parlamento) surcoreana y recogido por la agencia local Yonhap.
El misil lanzado desde Pyongyang sobrevoló parte del territorio septentrional de Japón y recorrió unos 2.700 kilómetros antes de caer a unos 1.180 kilómetros del cabo de Erimo, en el Pacífico, pero su alcance real sería de entre 4.500 y 5.000 kilómetros, según Seúl. Esta distancia sería suficiente para alcanzar bases de Estados Unidos en la isla de Guam, cuyas aguas Corea del Norte amenazó con bombardear con misiles en su reciente escalada de tensión con Washington, la peor de los últimos años.
El propio régimen norcoreano advirtió en la víspera de que el último ensayo fue una «advertencia» para el país norteamericano y un «preludio significativo para mantener a raya a Guam», a la vez que su líder, Kim Jong-un, llamó a realizar más lanzamientos en la zona. El decimocuarto test exitoso de un misil por parte de Corea del Norte ha valido al país asiático nuevas críticas y la condena de la comunidad internacional, incluida la de China, su mayor aliado. En su último pronunciamiento al respecto, el presidente de Estados Unidos Donald Trump dijo que hablar «no es la solución» con Pyongyang.
«Estados Unidos ha estado hablando con Corea del Norte y pagándoles dinero de extorsiones durante 25 años. ¡Hablar no es la solución!», señaló Trump en su perfil de la red social Twitter. Trump ya advirtió con anterioridad a Corea del Norte que «todas las opciones están sobre la mesa» y consideró que el lanzamiento de su último misil es un signo más del «desprecio» de Pyongyang por «sus vecinos, por todos los miembros de las Naciones Unidas y por las normas mínimas de comportamiento internacional aceptable».