Presupuestos defensivos a la espera de la ayuda europea

Rescate o ayudas tendrá que haber a la vista de lo que nos dicen estos Presupuestos, si no se produce el milagro de una caída en picado de la prima de riesgo.

Ni son los más austeros, como los de este año, ni se atreven a presentarse como expansivos. Los Presupuestos del 2013, cuyo proyecto fue presentado tras el Consejo de Ministros, son, simplemente, unos presupuestos defensivos. Defensivos contra todo, pero especialmente contra el encarecimiento de la financiación, cuya partida ha registrado un brutal crecimiento, y contra el riesgo de que la economía española tenga un decrecimiento mayor de lo esperado, con el consiguiente aumentó del paro, con el consiguiente crecimiento en gastos por desempleo y la posterior caída de los ingresos fiscales.

En una situación como la actual, los técnicos que han elaborado los Presupuestos saben bien que "las habas están contadas" y que, aunque el papel lo aguanta todo, es inútil prever ingresos que no van a producirse. Tal vez por eso y con el propósito de no tomar decisiones en contra de los intereses de su electorado y de su programa político, el Gobierno ha decidido "sortear" el colectivo que debe soportar una mayor presión fiscal el próximo año. Por eso ha acordado que los premios a partir de 2.500 euros queden gravados con un 20 por ciento. Nadie va a protestar esta decisión. La suerte no sabe de rentas ni de color político.

Es verdad, que una partida importante de los nuevos ingresos fiscales proceden de la limitación al 70 por ciento de la deducción por amortización de las grandes empresas para el 2013 y el 2014. Y no habría que olvidar que los Presupuestos de este año limitaban ya la aplicación de deducciones del 35 al 25 por ciento de las empresas. Estas medidas tienden a compensar el hecho de que muchas grandes empresas localizadas en España eluden el pago de beneficios de España en base a deducciones y amortizaciones, entre otros medios.

Expansión vía reformas

A falta de recursos financieros, el Gobierno apuesta por una batería de reformas, fundamentalmente de tipo legal, para lograr una cierta expansión de la economía. Con una excepción que no tendrá que esperar al inicio del año: la ayuda de 2.000 euros para la compra de coches con más de 12 años de antigüedad. El sector del automóvil ha logrado que el Estado busque dinero donde no lo hay para tratar de mantener un cierro nivel de compras/ventas (también afecta a determinados coches usados).

La pregunta que cualquiera se hará tras la presentación de este proyecto es si se podrá eludir con ellos la petición de un rescate a Europa. Se tratan de unos Presupuestos defensivos, nada pretenciosos y que ponen en evidencia el alto coste que la financiación tiene para el Estado. Rescate o ayudas tendrá que haber a la vista de lo que nos dicen estos Presupuestos, si no se produce el milagro de una caída en picado de la prima de riesgo. De Guindos y Montoro son optimistas, pero no creen en los milagros.

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