Ladrillazo en toda regla de FG a Botín

Desde ayer, Francisco González se ha quitado un peso insoportable de encima. Ya no podrán machacar al presidente de BBVA[…]

Desde ayer, Francisco González se ha quitado un peso insoportable de encima.

Ya no podrán machacar al presidente de BBVA con la eterna cantinela que dice que siempre va a rebufo de Emilio Botín, el otro -el primero por beneficios y valor en bolsa- gran banquero del Reino. Mientras todavía resuenan los ecos de la última jugarreta del banquero cántabro, cuando entró como un elefante en una cacharrería en la presentación de los resultados de BBVA con un adelanto de los suyos propios con mantenimiento del dividendo incluido, 20 días después el ladrillo le ha servido en bandeja de plata a FG la venganza perfecta.

Lo de Santander Banif Inmobiliario, el primer fondo inmobiliario del país es, sin paliativos, un desastre. El producto -cuya retasación anunciada en enero ha provocado un ataque de pánico sin precedentes en el sector- sufre unas peticiones de reembolsos que afectan al 80% del patrimonio, una cifra que encogería el corazón del más valiente.

No acaba ahí el problema, porque con el plazo para vender ampliado hasta el día 27 de febrero, es de esperar que los que se habían mantenido firmes sigan el mismo camino que la legión que ya ha dicho hasta aquí hemos llegado. Por lo tanto, puede haber más de 3.000 millones de euros en juego. Un pastón -medio billón de pesetas de los de antes- que pone a Santander en la tesitura de tirar la toalla en el fondo o de tirar de recursos propios para salvar el producto.


El problema de Santander es el mismo que ya tuvo BBVA tres meses antes. Sólo que noventa días dan para mucho. Sobre todo, si se miden en términos de deterioro del sector inmobiliario o, lo que es lo mismo, del valor de los activos del fondo. A FG le ha costado 1.661 millones de euros comprar a los ya ex partícipes de BBVA Propiedad el 95% de las participaciones del fondo y cerrarlo también durante dos años. Un dineral a cambio de paz social -los partícipes cobraron el 100% de su inversión de forma inmediata- para salvar las muebles cuando la situación era crítica pero no desesperada.

Nada que ver con la nueva patata caliente en manos de Botín -la tercera tras los casos Lehman y Madoff- y que afecta directamente a su riesgo reputacional. Sin olvidar el cabreo de los que compraron los 7.000 millones en bonos convertibles para comprar ABN.

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No será fácil para Botín y los suyos sentarse de nuevo cara a cara con una legión de clientes enrabietados. Les devolverá para empezar el 10% del patrimonio del fondo este año y se da otros dos 24 meses para reponer el resto. El objetivo es dotarse de un plazo razonable y no tener que malvender los activos del fondo. Además, ofrecerá a sus clientes y también partícipes del fondo créditos con la garantía de sus participaciones. Es decir, otra solución de urgencia que seguramente no será la última porque los damnificados va a exigir más y porque el banco con sede en Cantabria no se puede permtir muchos titulares truculentos más. Mientras,

FG asiste al espectáculo con la tranquilidad del que esta vez sí ha llegado primero a la meta. Por algo se empieza. Quizá nunca sospechó FG que en el proceloso mundo de las altas finanzas un fondo inmobiliario le fuera a dar la oportunidad de resarcise frente al enemigo número uno.

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