La mayor marea de optimismo en tres años arrastra a todos

En un contexto de recuperación de los precios de las materias primas, limitado impacto de los factores políticos y un mayor crecimiento económico, la confianza de los directivos de las mayores empresas del mundo -monitorizados por 146 analistas de Fidelity- se está recuperando y las previsiones mejoran de forma global. El mundo emergente y los sectores de la vieja economía recuperan con fuerza pero el mundo desarrollado y las nuevas tecnologías lideran los rankings.

La recuperación económica sigue su curso y, en este contexto, aumenta la confianza de los equipos directivos de las empresas más grandes del mundo: según la encuesta de analistas de Fidelity International, y en la que éstos reflejan los resultados de sus entrevistas con esos directivos, el sentimiento ha mejorado hasta situarse en su nivel más positivo en tres años, pues desde 2014 no se veían datos tan buenos. 

De hecho, el sentimiento ha pasado de negativo el año pasado -cuando los analistas de Fidelity pusieron de relieve un descenso de la confianza en todo el mundo y un panorama mucho más incierto- a positivo en 2017. En concreto, el Indicador de Sentimiento Global, basado en cinco componentes representativos de la salud de las empresas -confianza de los equipos directivos, inversión empresarial, dividendos, rentabilidad sobre el capital y balances- se ha situado firmemente en territorio de mejora en comparación con 2016. 

La demanda: el impulso

Pero a lo largo de este año el optimismo es más fuerte y, ahora que las fuerzas cíclicas se han hecho evidentes en todas las regiones y sectores, los consejeros delegados ven la expansión impulsada por la demanda como el principal catalizador del crecimiento de los beneficios en sus empresas, mientras que el año pasado volvían la vista a las reducciones de costes como principales impulsores. Así, los directivos ya no están preocupados por recortar gastos para mantener sus márgenes sino que confían en el potencial del consumidor para incrementar sus ganancias, según explica Domingo Barroso, director de Ventas para España y Portugal de Fidelity: «El crecimiento de la demanda está impulsando las rentabilidades y los beneficios».

El experto niega además que haya signos de presiones típicas de final de un ciclo: un mayor número de analistas aprecia un encarecimiento de los costes, especialmente en industria, energía, consumo básico y servicios públicos y, por regiones, en Estados Unidos y China, si bien el poder de fijación de precios compensa ese problema de costes. Por otra parte, el crecimiento del apalancamiento es limitado: en general, las empresas conservan una salud financiera razonable o buena, muy pocos analistas consideran que los balances estén demasiado forzados y solo uno de cada diez espera que aumenten las tasas de impago, frente a un 25 por ciento que lo pensaba el año pasado. Barroso matiza que el aumento del apalancamiento en EE.UU. se debe a las iniciativas favorables a los accionistas, y no a las tensiones operativas.

Marea que arrastra a todos

Por regiones, la aceleración cíclica se confirma en todo el mundo. «Es una marea que sube y arrastra a todos los barcos», dicen en Fidelity. En lo que supone un fuerte contraste con el año pasado, todas las regiones se anotaron puntuaciones positivas en el indicador de sentimiento, lo que indica que las condiciones empresariales están mejorando de forma generalizada. 

Con todo, la mayor mejora se observó en el mundo emergente: Europa Oriental, Oriente Medio, África y Latinoamérica, es decir, las regiones de EEMEA y Latinoamérica, vieron cómo la puntuación pasó de 2,7 a 6,4. En China, el indicador se recuperó hasta niveles no vistos desde 2014. Así, los datos señalan que los analistas tienen mucha menos preocupación en torno a los mercados emergentes, gracias a la revalorización del petróleo y las materias primas, que alivian las presiones en estas regiones. De hecho, se espera que aumente la confianza de los equipos directivos y los pagos de dividendos, y los analistas son mucho más optimistas sobre las perspectivas de las rentabilidades sobre el capital en estos mercados.

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Aun así, no hay que olvidar que los mercados desarrollados mantienen el liderazgo de sentimiento este año (en parte, porque encabezan el crecimiento de los dividendos) y se considera que los fundamentales van a seguir mejorando con fuerza. En concreto, los analistas que cubren Japón son los más optimistas, ante la mejora del gobierno corporativo, mientras los europeos son más cautos que los estadounidenses. 

«Cuando redactábamos nuestro informe el año pasado éramos razonablemente optimistas en el sentido de que la economía mundial evitaría la recesión, pero parecía un vaticinio muy ajustado. Los mercados estaban nerviosos, los valores del sector energético y financiero caían con fuerza y se acumulaban las dudas en torno a China. Sin embargo, desde nuestra última encuesta los cambios políticos han marcado un nuevo rumbo para gran parte del mundo», comenta Martin Dropkin, director del área de Análisis de Renta Fija de Fidelity International.

«Ahora que el crudo ha dejado atrás sus mínimos, los sectores y regiones sensibles a los precios del petróleo están rebotando con fuerza desde los bajos niveles del año pasado. Este hecho, sumado a las señales de crecimiento moderado de la demanda y la innovación continua en los diferentes sectores, está estimulando la inversión y la actividad, algo que también se refleja en unos datos macroeconómicos más sólidos. A consecuencia de ello, se considera que los fundamentales empresariales están mejorando de forma generalizada en todas las regiones y sectores», añade.

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La nueva y la vieja economía

Por sectores, destacan las oscilaciones de sentimiento registradas por los sectores de la «vieja economía», que obtuvieron puntuaciones muy negativas el año pasado, especialmente energía y materiales. Son los que más recuperan: casi todos los analistas de estos sectores señalaron que los indicadores corporativos clave estaban deteriorándose en 2016, pero ahora son optimistas y creen que energía (junto a tecnologías de la información -TI- y servicios financieros) son los sectores que tendrán mejores resultados, apoyados por el precio del crudo. 

Sin embargo, la posición de sentimiento líder es para el sector de tecnologías de la información, en un contexto de disrupción generalizada. «La innovación tecnológica seguirá cambiando los modelos de negocio y expulsando a algunos del mercado. Por eso, el gasto y las inversiones de muchas empresas, sobre todo en el sector financiero y de telecomunicaciones, están dirigiéndose hacia las tecnologías de la información», dice Barroso.

Así las cosas, no hay duda de que las tecnologías de la información serán las grandes beneficiadas y el gasto en ese sector aumenta en todas las regiones y sectores: «Más de la mitad de nuestros analistas del sector piensa que la confianza de los equipos directivos está fortaleciéndose, lo que se traduce en más inversión empresarial, más rentabilidades sobre el capital y más pagos de dividendos este año», añaden.

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«Las TI se encuentran en una posición única. Es la fuerza transformadora en todos los sectores, pero no se ve perturbada por esas otras industrias. Aunque algunos mercados de consumo como los smartphones están relativamente maduros, sigue habiendo todavía un margen considerable para que las TI penetren en otros sectores como la industria y la agricultura», añade Michael Sayers, director del área de Análisis de Renta Variable de Fidelity International.

Política 0 - mercados 1

Aunque tanto el año pasado como éste son claves en términos geopolíticos, la encuesta de Fidelity muestra que la política no supone un freno tan fuerte para las decisiones estratégicas de las compañías como a menudo se piensa y «el mercado está yendo por una parte y la política por otra», tomándose por ejemplo con calma las decisiones del Brexit (no en un principio pero sí después) y las elecciones en EE.UU. «Ha habido incertidumbre en ciertos aspectos pero los mercados se han desligado y el índice de volatilidad VIX está en descenso», comenta Barroso, que señala que el resultado de esa lucha es «economía y mercados, 1, política 0». De cara a 2018 la incertidumbre se mantiene, pero la atención de las empresas, dicen desde Fidelity, gira más bien en torno a la demanda y los beneficios.

Además, de darse un sesgo hacia el gasto público y de pasar de las políticas monetarias a las fiscales (por ejemplo en EE.UU.), las empresas se beneficiarían. «Las rebajas del impuesto sobre la renta o de sociedades y la inversión en infraestructuras darían impulso a la demanda, la inversión, los beneficios y la calidad de los activos, mientras que la reflación ayudaría a los bancos», comentan. 

En este sentido, la política de EE.UU. se considera un factor moderadamente positivo para las empresas, tanto en EE.UU. como en Europa, aunque depende de los sectores y aunque el proteccionismo y la relocalización serían las amenazas para las cadenas internacionales. El riesgo estaría también en los emergentes, y en la desregulación que impulsará Trump y que provocará una gran divergencia con el resto del mundo (donde la regulación se mantiene o aumenta).

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En cuanto al riesgo político en Europa, se espera que las encuestas potencialmente complicadas de Francia, Alemania y quizá Italia tengan una repercusión limitada en las empresas tratadas por los analistas de Fidelity, también tras el respiro de alivio que han dado los resultados en Holanda. «Holanda ya ha dado un ejemplo de contención de los populismos», dicen en la gestora. En resumen, la gran mayoría de los analistas europeos dice que los beneficios corporativos son, como mucho, moderadamente vulnerables a la inestabilidad política en Europa.
De todos los riesgos políticos fuera de EE.UU., el 'Brexit' es el más tangible. «La mayoría de nuestros analistas europeos considera que tendrá un efecto neto negativo sobre las empresas que cubren, para casi todos los sectores. Y en torno a la mitad de dichos analistas les preocupa que el Brexit pueda disminuir la inclinación de las empresas a invertir, sobre todo en los sectores inmobiliario y financiero del Reino Unido».

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