El abandono escolar temprano baja del 20% por primera vez
El Gobierno se atribuye el éxito y lo vincula a la LOMCE, aunque muchos miembros de la comunidad escolar lo achacan al miedo al paro
Por primera vez la tasa de abandono escolar temprano se situó al acabar 2015 por debajo del 20%. Según datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA), los alumnos que desertan de las aulas se cifran en un 19,97%, un «dato histórico» para las autoridades educativas. A lo largo de la legislatura se ha producido un descenso del 6,35%.
En realidad la cifra de abandono escolar viene bajando de 2009, año en que la huida del sistema escolar llegó a suponer un tercio de los escolares. Pese al continuado descenso, el registro de España sigue duplicando al de la media europea. Eso sí, el país está ahora más cerca del objetivo fijado por la Unión Europea para 2020, que establece que el abandono no debe superar el 15%.
Las autoridades educativas se atribuyeron como un logro propio la bajada. El ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, expresó su satisfacción y celebró que el Gobierno «trabaja en la buena dirección». Sin embargo, es dudoso que las medidas adoptadas por el Ministerio hayan dado frutos. La Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (Lomce) empezó a aplicarse el curso pasado y solo de manera parcial. Algo similar ocurre con la Formación Profesional Dual -la que trata de acentuar el aprendizaje práctico en las empresas-, que se puso en marcha en el curso escolar 2012-2013. Durante una visita a un centro de FP, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se declaró «orgulloso» de la formación profesional, que crecido en los últimos cuatro años con 167.000 alumnos matriculados más.
Sin embargo, para el secretario general de la Federación de Enseñanza de CC OO, Francisco García, el buen dato «tiene mucho más que ver con la coyuntura económica y la crisis que con la política educativa». «Sigue sin haber suficientes plazas de FP de grado medio y superior; además es preciso estimular la formación que haga compatible la formación con el empleo».
El dirigente sindical subraya que en la actualidad hay 800.000 jóvenes entre 18 y 24 años que carecen del título de educación secundaria posobligatoria. Por añadidura el paro juvenil se eleva al 48%, lo que indica que el problema dista mucho estar resuelto. «Si termina por afianzarse la recuperación económica, me temo que el abandono volverá a crecer».
Carlos López, de FETE-UGT, considera que la situación socioeconómica del país propicia que a los alumnos les cueste más dejar los estudios ante la falta de trabajo. También incidió que esta mejora en las cifras «no tiene nada que ver con la LOMCE».
A la vista del abultado nivel de desempleo y la precarización del mercado de trabajo, han sido muchos los jóvenes que han retornado a clase mediante el bachillerato nocturno, la Formación Profesional de grado medio y la formación para adultos. En una proporción muy cuantiosa, quienes se desenganchan del sistema educativo de forma prematura son hijos de familias de bajo estatus socioeconómico.
Algunos expertos proponen extender la escolarización obligatoria hasta los 18 años como medio para combatir el abandono escolar temprano. En Estados Unidos este modelo está vigente, y en Portugal, donde también se aplicó, ha dado buen resultado. Los especialista también abogan por adecuar la enseñanza a las características de los grupos que han dado la espalda a las clases, con el fin de dotar al aprendizaje de un mayor carácter práctico. Otro planteamiento que sale a la luz cada cierto tiempo consiste en el reconocimiento de la formación ya acreditada o de las competencias básicas adquiridas en la experiencia laboral.
Vecinos europeos
Los jóvenes españoles dejan los estudios en mayor medida que sus vecinos europeos porque en el tejido empresarial del país tienen mucha incidencia los empleos que no requieren cualificación. El sector turístico y la construcción son ejemplo de esos trabajos que exigen poca preparación. Así ocurrió durante el 'boom' inmobiliario.
En 2011, el abandono escolar alcanzaba en el 26,3 % y fue pasando al 24,7 % en 2012, al 23,6 % en el año 2013 y al 21,9 % en el año 2014. En 2007, cuando aún no había estallado la crisis con toda su crudeza, los jóvenes que se marchaban de las aulas trepaban al 31%.