Consecuencias de la inflación para el ahorrador final

Los españoles guardan casi el 42 por ciento de sus ahorros en depósitos y cuentas a la vista, sobre los que existen expectativas de que la inflación se coma parte de sus rendimientos

Un artículo de  Ángel Martínez-Aldama, presidente del Observatorio Inverco ● La inflación se ha convertido en la protagonista de los mercados este verano y aspira a convertirse también en «trending topic» durante los próximos meses, en un escenario marcado por la vuelta a una cierta normalidad con un impulso al crecimiento económico, a expensas del éxito en el proceso de vacunación y el impacto de las nuevas variantes del virus. 

Fruto de esta nueva situación, el BCE tomó una decisión histórica en su última reunión de julio, situando su nueva meta de inflación en el 2 por ciento para el medio plazo, en sustitución del ya clásico nivel «inferior, aunque próximo» al 2 por ciento, y dejando la puerta abierta a permitir que los precios rebasen esa cota de forma transitoria, sin necesidad de tomar medidas adicionales para corregirlo. 

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Ese escenario de subida de precios que venimos observando obliga a los ahorradores particulares a realizar un esfuerzo adicional y a revisar sus estrategias de inversión y la composición de sus carteras, sin olvidar que estar invertidos de una forma global y diversificada, teniendo en cuenta los objetivos y el perfil de inversor, es una premisa que nunca debe cambiar.  

Inflación y ahorro, en récords

A lo largo del último año, con motivo de la crisis del Covid-19, las tasas de ahorro financiero de las familias españolas se han incrementado de forma sustancial, hasta sumar 2,35 billones de euros a cierre del primer trimestre de 2021.

Hablamos de 43.000 millones de euros más que a finales del trimestre anterior, pero el problema es que este ahorro, en su gran mayoría, no se ha canalizado hacia activos que ofrezcan rentabilidades suficientes ya que, en España, los depósitos y el efectivo mantienen un peso muy grande, a pesar de que hace ya tiempo que son activos sin remuneración, o incluso sujetos a gastos (generando intereses negativos por el importe en cuenta corriente). 

Concretamente, los españoles guardan casi el 42 por ciento de sus ahorros en depósitos y cuentas a la vista, en efectivo, porcentaje que se eleva al 73 por ciento si incluimos productos ligados a la renta fija, sobre los que existen expectativas de rentabilidad cada vez más bajas, por lo que existe un peligro real de que la inflación se coma parte de los activos más conservadores.

Cuando la inflación se come la rentabilidad

De este modo, lo importante ahora es analizar en qué productos podemos invertir para sacar suficiente partido y evitar así que el incremento del nivel de precios nos haga perder poder adquisitivo.

Es decir, evitar que la rentabilidad real de nuestros ahorros sea negativa y que, con el paso de los años, perdamos capacidad de compra. Toca concienciar al inversor minorista para que incremente su participación en los mercados de capitales a través de instrumentos financieros que, al menos, eviten la erosión que supone la inflación en el ahorro. 

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Y aquí es donde el mix de inversión en fondos de inversión de renta variable, de renta fija y mixtos adquiere una importancia relevante.

Según el reciente informe Perspective on the net performance of UCITS, elaborado por la Asociación Europea de Fondos de Inversión y Gestión de Activos (EFAMA), la rentabilidad media anual neta de gastos e inflación de todos los fondos europeos de renta variable, renta fija y mixtos fue, entre 2010 y 2019, del 7,6 por ciento, el 2,3 por ciento y el 3 por ciento respectivamente, muy superior al de otras alternativas de ahorro más conservadoras.

De esta manera, si descontamos todos los costes y el efecto de la inflación, EFAMA calcula que una inversión de 10.000 euros, compuesta por una cartera de fondos de renta variable (40 por ciento), de renta fija (30 por ciento) y mixtos (30 por ciento), se hubiera revalorizado hasta los 16.100 euros en diez años, lo que supone una rentabilidad acumulada del 61 por ciento.  

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El nuevo peligro de la inflación

Por eso, es en este momento de vacaciones y descanso estival, donde tenemos algo más de tiempo libre, cuando es importante revisar nuestros ahorros y analizar las alternativas que se nos ofrecen en estas circunstancias inflacionistas que van a permanecer algunos años más, con un entorno de tipos bajos prolongados en el tiempo, que no ha permitido obtener rentabilidades destacadas sin asumir riesgo.

El nuevo peligro de la inflación obliga al inversor a revisar sus inversiones para que sus ahorros sigan generando rendimientos por encima de la inflación, de tal forma que no pierda poder adquisitivo.

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