Piornal, el pueblo extremeño donde se sacuden el estrés "a nabazo limpio"

Los vecinos de la localidad cacereña de Piornal son cada 19 y 20 de enero la envidia del resto del[…]

Los vecinos de la localidad cacereña de Piornal son cada 19 y 20 de enero la envidia del resto del mundo, ya que en el pueblo más alto de Extremadura se pasan dos días arrojando nabos a diestro y siniestro -encima de forma legal- sobre "Jarramplas", mítico personaje que es el epicentro de la fiesta más impactante de toda España.

Con los termómetros muy próximos a los cero grados, Jarramplas ha realizado hoy su primera "salida", que ha sido seguida por cientos de personas, entre vecinos, turistas y periodistas, que se han acercado hasta Piornal para participar en esta fiesta invernal con las que los piornalegos rinden homenaje a San Sebastián.

"Jarramplas es una fiesta muy completa, única y diferente, ya que no existe algo parecido en ningún sitio", ha asegurado a Efe el alcalde de Piornal, Ernesto Agudiez.

No en vano, esta fiesta mezcla la descarga brutal de adrenalina con los nabos y la emoción pura de las alboradas y los actos religiosos, y lo que es más importante, está todo el pueblo implicado.

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El primer edil no ha dudado en reconocer que la fiesta sirve a los vecinos "para luego marchar bien el resto del año, ya que todos los malos espíritus, por llamarlo de alguna manera, los echamos tirando nabos sin parar a Jarramplas, algo que, sin duda, nos ayuda a luchar contra el estrés".

En el otro lado de la fiesta, mucho más temerario, se encuentra Jarramplas, para algunos un ladrón de ganado y para otros un mártir o un guerrero cristiano.

Este año, y por primera vez, se han colocado el traje de cintas y se han metido bajo la máscara, un padre y su hijo: Miguel Ángel y Adrián Moreno.

Minutos antes de hacer su primera salida, el joven Adrián, de tan solo 19 años, mostraba su "orgullo" y afirmaba no sentir miedo. "Respeto sí, pero miedo no", ha apuntado a Efe.

La fiesta en honor a San Sebastián ha comenzado a las ocho de la mañana con la petición de ofrendas para el santo.

Fiel a su cita, sobre las diez de la mañana de la víspera del día 20, Jarramplas, ha pisado las calles de Piornal a los sones de su tambor.

Desde que ha puesto un pie en la calle, Jarramplas ha recibido una intensa lluvia de nabos -hay preparados más de 26.000 kilogramos traídos desde La Vera cacereña- sobre su cuerpo (protegido con una máscara y una armadura de fibra de carbono), a modo de "castigo" infligido por los vecinos.

Todo el mundo quiere arrojar nabos a Jarramplas por lo que, en muchos momentos, la sensación es la de estar en medio de una batalla campal, con peligro real de ser alcanzado por los proyectiles en forma de hortaliza.

Tras esta primera salida, la fiesta continuará por la tarde y mientras las mujeres preparan y visten al santo, San Sebastián, el personaje volverá a hacer otra salida, donde volverá a recibir igual contestación por parte de los jóvenes y mayores del pueblo, es decir, lluvia de nabos como castigo.

Llegada la medianoche y una vez cantadas las "alborás" del santo, se cocinarán unas migas para todos los asistentes.

Los actos seguirán mañana, día 20, con la celebración de la Misa Mayor, la procesión y el canto de las tradicionales "roscas", y ya por la tarde se producirá la última salida de Jarramplas.

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