Los embustes de Nueva Rumasa
José María Ruiz Mateos padre no asistió ayer a la rueda de prensa que ofreció el grupo para anunciar que[…]
José María Ruiz Mateos padre no asistió ayer a la rueda de prensa que ofreció el grupo para anunciar que parte de sus empresas entrarán en concurso de acreedores. Posiblemente se encuentre cansado, abrumado, desanimado y otros muchos adjetivos que pueden reflejar el estado de ánimo del responsable de una empresa a punto de desmoronarse. No en vano su estrategia con los medios de comunicación resulta, cuanto menos, desesperada, a juzgar por sus últimas actuaciones.
Sin miedo a recibir represalias, ayer repartió entre todos los periodistas asistentes a la convocatoria un curioso cuadernillo con toda la correspondencia que la familia se ha estado cruzando en los últimos años con Emilio Botín, presidente de Banco Santander, y otros responsables destacados del banco, como Alfredo Sáenz, consejero delegado de la entidad, o Javier Peralta, director general de riesgos. Un acto, por el que los banqueros mencionados podrían denunciar al empresario por violación del derecho a la intimidad.
Con las cartas, la familia quería demostrar que el culpable de la actual situación de sus empresas es, casi exclusivamente, el presidente del Banco Santander, por haber pasado de tratarles de "forma magnífica y extraordinaria" a haberles cerrado el grifo del crédito, a ningunearles y hacerles malvender activos. Su objetivo al repartirlas entre la prensa no era otro más que presionar a la opinión pública sobre la nefasta imagen que le merece ahora el banquero santanderino.
Sin embargo, el signo más evidente de que la familia ha perdido el norte lo encontramos al leer algunas cartas en las que se "delatan" como presuntos estafadores con los inversores de pagarés. Palabras literales de José María Ruiz-Mateos en epistolas a Botín: "Quiero que sepas que mucha de la publicidad y comentarios que salen en los medios de comunicación sobre inversiones y puestos de trabajo, forman parte del marketing de cara a la opinión pública, pues a la hora de la verdad, si lo analizas bien, cuando llevamos a efecto alguna operación mercantil, es porque recibimos más de lo que invertimos...". "Los tiempos no están para invertir, sino para recoger... A veces es bueno aparentar de cara a sostener un clima de confianza y seguridad". Al tiempo que escribía estas líneas, el grupo se esforzaba en captar pequeños inversores a los que les solicitaba inversiones mínimas de 50.000 euros. La doble cara de un empresario, ahora al borde del abismo.