Goldman Sachs y los inversores minoristas sostienen a Deliveroo

Las acciones de la cadena británica registran la primera sesión en verde tras pasar a la historia como el peor debut en la bolsa de Londres

Goldman Sachs y los inversores minoristas han salido al rescate de Deliveroo. El banco de inversión adquirió alrededor de 75 millones de libras, unos 87 millones de euros, en acciones de Deliveroo para tratar de salvar a la compañía de su estreno bursátil, calificado ya como el peor en la historia de la bolsa de Londres.

Hoy, que el era día que podían negociar sus acciones los inversores minoristas, el valor ha subido desde el inicio de la sesión.

En la primera jornada de cotización las acciones de la cadena de reparto de comida perdieron un 23%.

Un desplome que por momentos llegó a superar el 30% pese a que Deliveroo había rebajado previamente el rango de precios fijado para su debut en bolsa hasta una horquilla de entre 3,90 y 4,10 libras.

Según revelan fuentes cercanas a la compra de acciones por parte de Goldman Sachs, gigante de la banca de inversión estadounidense, a Financial Times, la operación se llevó a cabo después de que los inversores mostraran su rechazo a las condiciones ofrecidas por Deliveroo.

Beneficios para Deliveroo

La adquisición habría dejado suculentas ganancias para Goldman Sachs al aprovechar la asignación reservada para los suscriptores de la oferta pública inicial con la que Deliveroo salió al mercado.

De esta forma, el banco estadounidense obtiene beneficios de la diferencia entre el pago de emisión, 3,90 libras, y el que finalmente pagó Goldman en el mercado tras la caída del precio de las acciones, que cerraron su primera sesión en 2,87 libras por título.

Así, la cadena británica cerró su primera jornada bursátil valorada en algo más de 5.000 millones de libras, más de 2.600 millones por debajo de su valoración inicial.

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Según revelan las mismas fuentes al FT, estas ganancias se entregarán a Deliveroo como parte de un acuerdo entre ambas compañías previo a la salida a bolsa.

Turno para los minoristas

Pese a que Goldman fue el principal banco que actuó para salvar el estreno en bolsa, Deliveroo contó con otras entidades como Citi, Jefferies, Numis o JP Morgan en una lista con más de una decena de asesores.

De estos, tres compañías se embolsaron 49 millones de libras tras el debut. Este miércoles, sin embargo, llegó el turno de los inversores minoristas suscritos a la oferta inicial.

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En concreto, unos 70.000 accionistas, según datos de Bloomberg, a los que se les asignó 50 millones de libras en títulos de la compañía y que ya pueden negociar sus títulos.

Primera sesión en verde

Tras el desplome de su debut, que cerró con 1.500 millones de libras captadas, Deliveroo terminó las dos siguientes sesiones en rojo con pérdidas por encima del 1%.

Este miércoles, sin embargo, sus acciones logran corregir las pérdidas gracias a la llegada de los minoristas.

“Ya tienen el permiso para ‘salir de la cárcel’, aunque muchos esperarán a que su precio se estabilice”, explican los analistas de Hargreaves Lansdown en un comentario.

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Las acciones de Deliveroo llegaron a registrar subidas por encima del 4% en las primeras horas de negociación hasta las 2,87 libras por título, su nivel al cierre de la primera sesión.

Cuando el mercado encara la recta final de la jornada, Deliveroo continúa con una subida superior al 2%.

Críticas a la cúpula

La caída de Deliveroo se explica también debido a la pérdida de interés de los inversores por el modelo de cotización escogido por el fundador, Will Shu.

La compañía utiliza una estructura de clase dual que, entre otras consecuencias, le da un amplio poder a Shu a la hora de ejercer el derecho a voto durante los tres próximos ejercicios, lo que refuerza su posición de control en la empresa. También, los inversores institucionales se han mostrado muy críticos con las prácticas laborales de la compañía.

Los malos resultados de la compañía, que cerró con pérdidas de 226 millones de libras en 2020 pese a aumentar su facturación un 54% frente al año anterior, sumados a la incertidumbre en torno a cómo afectará el previsible levantamiento de restricciones a su modelo de negocio, terminaron por alejar a los inversores.

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