Trichet nos pone la venda del IPC

Una de las peculiaridades que diferenciará la decisión que ha tomado hoy el Consejo de Gobierno del BCE de las[…]

Una de las peculiaridades que diferenciará la decisión que ha tomado hoy el Consejo de Gobierno del BCE de las demás ocasiones en que ha movido los tipos es que esta primera subida, después de meses de mantener los tipos en el 1%, ha coincidido con la petición de rescate de Portugal al fondo europeo. La noticia no es buena para los países periféricos. A partir de ahora tendrán que pagar más cara la refinanciación de la deuda. Además, la decisión del Gobierno interino de Portugal sitúa a España en el siguiente objetivo de los especuladores que buscan plusvalías con la caída del euro. Pero eso es otro cantar. Lo que corresponde ahora es analizar las razones que el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, ha ofrecido en la rueda de prensa.

Recurrentemente, Trichet (que no olvidemos deja su cargo a finales de año) alude al objetivo de inflación para mantener o variar los tipos directores que son comunes a las distintas economías de la UE. Esas que ya no se sabe a cuántas velocidades pueden ir. Fijándonos en la ortodoxia un umbral del 2% de inflación interanual es más que saludable. Da estabilidad a los precios y permite que el ahorro no se erosione con el paso del tiempo colocado en productos seguros. Es además acorde con el umbral de estabilidad presupuestaria: un déficit público del 3 por ciento, que tanto ha costado cumplir a franceses, alemanes y, ahora, a los periféricos.

Pero volviendo al objetivo de inflación, que ha llevado al consejo del BCE a subir los tipos de interés, lo que no puede es gobernar fijándose en el resultado aritmético de una media y no tener en cuenta la banda que ha propiciado ese resultado. No es lo mismo que la media del 2% se alcance con una horquilla que oscila entre el 1,5% y el 2,5% que si las distintas economías de la UE arrojan crecimientos de la inflación de entre el 0,7% y el 4,5%. Eso no es alineación. Y Trichet debería saber que sin unos crecimientos de precios homogéneos, más o menos pero homogéneos, el objetivo de inflación del 2% es pura ilusión, que curiosamente beneficia a los grandes, como Alemania y Francia (lo amos del euro y los que ponderan más en la estadística). Como sucede ahora, los tipos pueden estas más bajos que la inflación. Hecho que fue la principal fuente oxígeno para que en España creciese la burbuja inmobiliaria y la alegría del crédito.

A estas situaciones los responsables de la economía de la Unión no fueron ajenos. Pero los nacionalismos que todavía traban la unificación son duros de roer. Trichet debería exigir un IVA común en toda la UE. Primera aberración del mercado único. Y poner bielas, como las que hacían que las ruedas de los trenes diesen vueltas a la vez, a los Gobiernos para vigilar el crecimiento de los precios. Sería un potente arma contra los especuladores y buena para la salud de la moneda única y mejor que arrojar a los periféricos en brazos del fondo de rescate.

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