Que el Gobierno defina también sus "hechos relevantes"

Los que nos dedicamos a la información económica sabemos lo difícil que es transmitir al lector lo que ocurre en[…]

Los que nos dedicamos a la información económica sabemos lo difícil que es transmitir al lector lo que ocurre en la economía y en los mercados. Sobre todo en medio de una crisis tan peculiar como la actual. Las empresas cotizadas saben también lo complejo que es comunicar al mercado los llamados "hechos relevantes" y tienen cierta tendencia a saltarse una normativa que pretende ser cada vez más restrictiva, pero que no deja de ser un coladero: ¡qué fácil es calentar un valor hablando de una supuesta negociación para algo de lo que no hay nada de nada! Los ejemplos abundan. Si no, que se lo digan a los colegas de un gran grupo de comunicación, que ha hecho maravillas con su cotización en pleno estío.

Pero quien más difícil tiene la ardua labor de la comunicación económica es el Gobierno, sobre todo éste y en medio de esta crisis. La verdad es que lleva tanto tiempo haciéndolo tan mal que da la impresión de que nadie en Moncloa o en sus alrededores se ocupa de coordinar quién dice qué, cuándo debe decirlo y cómo debe decirlo. La primera pregunta es: ¿Quién es, de verdad, el portavoz del Gobierno? Se supone que la vicepresidenta De la Vega, aunque hay también una secretaria de Estado de Comunicación que debe estar en otros temas (de hecho, no recuerdo ni cómo se llama). Pero es mucho suponer, porque aquí cualquier ministro, barón autonómico o capitoste del partido larga cuando quiere y lo que quiere, sin parecer meditar si lo que está diciendo va a ser desmentido al día siguiente por ZP. Y que no me digan que son globos sonda: las sondas deberían ser un instrumento de precisión para medir, no para despistar... sobre todo cuando hablamos de algo tan importante como el bolsillo de los ciudadanos.

Este descontrol en la comunicación económica (que ya comenzó cuando durante meses desde el gobierno negó la evidencia de la crisis) adquiere proporciones desastrosas en los periodos vacacionales. En la pasada Semana Santa, el mismo día en que las portadas debían haber estado ocupadas casi en exclusiva por la foto de Zapatero con Obama, a tan histórica imagen le robó el protagonismo la filtración del cambio de Gobierno (que también es una información económica al cien por cien). Ahora, en pleno estío, la reforma fiscal se comunica por fases y con una evidente descoordinación, que empieza porque primero habla del tema un ministro, lo matizan dos vicepresidentas y lo remata el propio presidente (también, por cierto, sin demasiada claridad en lo que ha querido transmitir). Y siempre así.

Parece evidente que nadie se ocupa, de verdad, de la comunicación en el Gobierno. Y menos de la comunicación económica. O a lo mejor es que se ocupa demasiada gente y nunca pasa nada cuando se pisan la manguera unos a otros. ¿No debería haber alguien en el Gobierno que, de verdad, tuviera claro cuáles son los "hechos relevantes" que hay que comunicar y cómo hacerlo? Seguro que hay unos cuantos altos cargos que tienen atribuidas ya esas funciones, pero deben estar casi siempre haciendo otras cosas. O de vacaciones permanentes.

En portada

Noticias de