Obama y la mosca financiera

El implacable manotazo de Obama sobre la mosca que le importunaba demuestra que el presidente de Estados Unidos es, sin[…]

El implacable manotazo de Obama sobre la mosca que le importunaba demuestra que el presidente de Estados Unidos es, sin duda, un hombre de acción. Y acción inmediata es lo que necesita el sistema financiero americano, origen de buena parte de los males que ahora se abaten sobre la economía mundial. Otra cosa es que los congresistas (tanto los suyos como los de la oposición) le dejen aplicar la mayor reforma financiera desde la Gran Depresión con la misma contundencia con que aplastó al insecto impertinente.

De momento, los grandes bancos norteamericanos que recibieron inyección de dinero público están demostrando unas sorprendentes prisas por devolverlo. Y no sólo para demostrar que ya no lo necesitan (¿será verdad? ¿nos podemos fiar de sus últimos resultados o siguen jugando como tahúres del Mississippi?), sino también para recuperar totalmente el control sobre la gestión, sobre las retribuciones y sobre los bonus. No quieren estar más tiempo tutelados por Washington. Y ya surgen voces de eco ultraliberal que acusan de demasiado intervencionista a la reforma financiera de Obama. Y es cierto que interviene. Si se hubiera intervenido antes, seguramente la banca norteamericana hubiera ganado menos dinero, pero no hubiera acabado por los suelos. Otros, incluso desde las filas demócratas del Congreso norteamericano, se muestran reticentes al nuevo papel regulador que se quiere atribuir a la Reserva Federal: les preocupa que la misma institución que rige la política monetaria supervise al sector financiero. Como si eso fuera nuevo. En España y otros países de Europa estaba inventado antes incluso del nacimiento del Banco Central Europeo.

El problema de fondo es que en muchos casos se está aplicando a la solución de la crisis financiera un esquema de pensamiento que fue precisamente el que permitió que esa crisis se originara. Parece que hay dogmas de fe económicos que son intocables, pase lo que pase en el mundo. Pero si los dogmas sirven para algo es, precisamente, para demostrar qué fácil es que queden obsoletos.

Antes era impensable que un presidente de Estados Unidos fulminara a una mosca de un rápido manotazo y, además, no pusiera impedimento alguno a la difusión de tan sorprendente imagen por todo el mundo. Quienes ahora consideran impensable que Estados Unidos reforme a fondo a su sistema regulador, deberían cambiar el "chip", como debería haberlo hecho la mosca si hubiera tenido raciocinio. No se puede revolotear sobre la cara de Obama sin salir inmune. No se puede seguir dando vueltas a lo de siempre, porque ya vemos dónde nos ha llevado. Si Obama cede ahora y no es capaz de sacar adelante su reforma, se habrá tragado una mosca envenenada... en vez de fulminarla de un manotazo.

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