¿Nos creemos los resultados de los bancos americanos? Tercera parte...

 La noticia parece tan buena que desconcierta: resulta que, aun en caso de que el escenario económico empeore sustancialmente, la[…]

 La noticia parece tan buena que desconcierta: resulta que, aun en caso de que el escenario económico empeore sustancialmente, la decena de grandes bancos americanos con mayores problemas resultaría solvente con una "moderada" inyección de 56.000 millones de euros. A lo mejor es que esta cifra, en términos absolutos ciertamente abrumadora, suene a poco en términos relativos si la comparamos  con los cientos de miles de millones en inyecciones al sistema financiero a los que nos hemos acostumbrado en los últimos tiempos.

Si a este "tijeretazo" en las ayudas probables para la banca americana, sumamos el nuevo "tricheretazo" a los tipos europeos (que el propio Trichet reconoce que no será el último del año), se han puesto las bases para que el vertical rebote de la últimas semanas se empine aún más.

Y ahora las malas noticias: a los analistas técnicos comienza a preocuparles la verticalidad del rebote, generado casi sin las necesarias consolidaciones, tan saludables para que el mercado coja aire. Es cierto que el factor más dañino, la incertidumbre (en concreto, la generada por los que dieron lugar a la crisis, los bancos USA), se ha reducido. Y los mercados lo que peor soportan es la incertidumbre. Pero ahora hay que estar muy pendientes de tres cuestiones:

1- Que el resultado del "estrés test" sea creíble: ya he comentado en los artículos anteriores sobre este tema que no me creo los buenos resultados de algunos bancos americanos en el primer trimestre, y que también desconfío de la capacidad de la Reserva Federal y del Tesoro americano para ser, en este examen a la banca, profesores estrictos y exigentes.
2- Que, en el pésimo ambiente económico que sigue existiendo, no aparezcan noticias tan malas que anulen el benéfico efecto de la reducción de la incertidumbre bancaria.
3- Que no se disparen las señales técnicas de venta a la más mínima oportunidad (cogiendo como pretexto, precisamente, una mala noticia): no olvidemos que algunos inversores pueden haber ganado un 30 por ciento desde los mínimos del año. Una plusvalía demasiado jugosa para dejarla escapar. Muchos estarán pensando ya en hacer caja y, casi, casi, dar por cerrado el ejercicio.

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