No me fío ni de Merkel ni de Sarkozy

Todo el mundo está pendiente de que los dos grandes líderes europeos propongan al resto de sus 25 socios su plan para salir del euro. Desde el pasado jueves 1 de diciembre, cuando Merkel y Sarkozy coparon los medios de comunicación para anunciar, esta vez de verdad, el nuevo plan para rescatar la zona euro, los mercados han cesado sus ataques.

La prima de riesgo española se ha relajado sensiblemente y el Ibex ha registrado la mayor subida desde noviembre de 2008. No es de extrañar que si dos autoridades de la talla de Merkel y Sarkozy dicen que van a arreglarlo todo, los inversores recojan velas. Pero no se fíe ni de Merkel ni de Sarkozy,  de momento es sólo eso: una tregua al euro y a la deuda periférica.

La advertencia, asi se lo han tomado los inversores, ha podido más en el sentimiento del mercado que la amenaza de degradar la calificación de todos los miembros del euro que ha anunciado Standard & Poor's. El lunes, digeridos los fastos del Consejo de Europa, los mercados y las bolsas pueden volver a niveles de DEFCON5. Estamos recibiendo, desde numerosos medios de comunicación, el mensaje de que Merkel y Sarkozy nos van a explicar cómo refundar un euro "nuevo y feliz", como cantaba Karina. Pero la realidad es tozuda y no da muchas pistas para abrigar esperanzas de que los dos grandes líderes europeos de este principio de siglo sean capaces de urdir una solución para los graves problemas de la vieja Europa.

¿De verdad se cree alguien que en apenas 10 días se pueda arbitrar un plan semejante? Merkel y Sarkozy han sido hasta ahora unos títeres en manos de los acontecimientos. Ambos han ido por detrás de las decisiones de los mercados, preocupados en todo momento de retrasar la debacle periférica y, a la vez, no disgustar a sus respectivos electorados. Y este plan, que nos van a anunciar el 8 y 9 de diciembre en Bruselas, es más de lo mismo: humo, espuma e inconsistencia para los inversores. De momento, para un observador crítico, el plan tiene  flecos sueltos y deja muchas incógnitas. Demasiadas  para que los mercados recuperen la confianza en los políticos europeos.

¿Qué se va a hacer en el corto plazo para evitar que se cumpla la amenaza de Standard &b Poor's? Ya sólo quedan seis Estados con "triple A". Con los problemas actuales para financiar las necesidades emisiones de Italia y España, la rebaja de la calificación del FESF sería como dictar una penal capital para el euro. Y esto puede suceder la semana que viene.

¿Qué pasa con las sanciones? La pócima de fierabrás de Merkozy es imponer una alineación fiscal y presupuestaria y aplicar severas sanciones "automáticas" a quienes las incumplan. Hay que tener en cuenta que 17 de los 27 miembros incumplen el límite del 3% de déficit presupuestario, salvando a Luxemburgo y Alemania. Lo que nos lleva a la siguiente pregunta:

¿Quién impondrá las sanciones? En teoría, según el plan de Merkel y Sarkozy, sería el nuevo ministro económico europeo. Pero esto significaría agregar una nueva institución que tendría que sincronizarse con la Comisión Europea y con el Consejo Europeo.

¿Eurocracia o democracia? La cuestión es si finalmente los díscolos periféricos van a aceptar a rajatabla las condiciones de Merkel y Sarkozy sin consultar a sus ciudadanos. En definitiva se trata de una cesión en regla de soberanía. De asumirla, como se han apresurado a afirmar Rajoy y Zapatero sin conocer las conclusiones del consejo que empieza mañana, se dará pie a un nuevo Tratado con los pies de barro.

Además, no está claro, que a pesar de ello, Alemania o Francia no tengan que someter a consulta esa cesiòn de soberanía. Los europeos del euro nos vamos a pasar años pagando el remedio con nuestros impuestos, es lógico que se consulte como se hizo con Maastrich.

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