No entiendo lo de Rato

Sinceramente, no acabo de entender que Rodrigo Rato acabe en Caja Madrid. De hecho, en este mismo espacio escribí, hace[…]

Sinceramente, no acabo de entender que Rodrigo Rato acabe en Caja Madrid. De hecho, en este mismo espacio escribí, hace apenas un mes, lo siguiente: "Rato y De Guindos (...) no tienen ninguna gana de comerse el marrón de la caja madrileña y (...) seguro que aspiran a cotas más altas (el primero, quizás a un retorno a lo grande si la pugna Rajoy-Aguirre acaba en KO mutuo; el segundo, a vicepresidente económico de un futuro gobierno del PP)".

Desde entonces, he asistido perplejo a la marcha triunfal de Rato hacia la presidencia de la caja madrileña. Una marcha cuya última etapa ha sido su renuncia a sus bien remunerados cargos en Lazard, Santander y Criteria.

Y sigo sin entender nada: un hombre de su prestigio, que ha llegado a tener estatus de jefe de Estado (el que corresponde al cargo de director gerente del FMI), que podía vivir estupendamente con sus diversos puestos de consejero y con alguno más que surgiera, que podía prodigarse en artículos, conferencias y clases magníficamente remuneradas, o en apariciones públicas incluso para hablar de su partido y aconsejar a sus actuales dirigentes, desciende, sí, desciende, a presidir Caja Madrid, por mucho que ésta sea la segunda mayor caja y la cuarta mayor entidad financiera del país, sobre todo en un momento en que todo el sector está en mutación, cuando vemos que todavía queda mucho por hacer, por sanear... por sufrir. Y no es que la caja madrileña no se merezca el mejor gestor que pueda haber en el sector financiero. No sólo se lo merece sino que, además, lo necesita.  Pero.... ¿Rodrigo Rato?

¿Desafío profesional? Desde luego, no es mayor que el de haber pilotado con solvencia la economía española durante tantos años, o que el de haber estado al frente del FMI (aunque su inesperada salida antes de tiempo dejara cierto mal sabor de boca).

¿Desafío político? Desde una entidad como Caja Madrid ciertamente se pueden hacer muchas cosas... pero no parece una plataforma ideal para saltar a la lucha por el poder en el PP. Recordemos que, salvando las distancias, el último expresidente de caja de ahorros que aspiró a la alta política fue Manuel Pizarro...

¿Desafío personal? Seguro que, a poco que buscara, hubiera encontrado muchos otros...

Pero ahí está. ¿Se imaginan a alguien haciendo el camino inverso? ¿Desde una gran caja española a la vicepresidencia del Gobierno, pasando por la jefatura del FMI? Sería también raro y casi increíble, pero al menos parecería una escalada.

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