Luis de Guindos: «Es prioritario mejorar la cultura financiera»

Para Luis de Guindos, es fundamental que los ciudadanos puedan adoptar las mejores decisiones de gasto, ahorro e inversión en su vida cotidiana.

El ministro de Economía, Industria y Competitividad, Luis de Guindos, reconoce que mejorar la cultura financiera de los ciudadanos es un objetivo prioritario para el ministerio que dirige. En este sentido, anuncia que dentro del plan de educación financiera de la CNMV y el Banco de España está en marcha una gran encuesta sobre los conocimientos financieros en la edad en la que se toman las decisiones patrimoniales más importantes. En esta entrevista, De Guindos afirma también que «una de mis obsesiones ha sido lograr que las comisiones sean ajustadas para los partícipes de fondos de inversión y de pensiones».

Como secretario general de Política Económica y Defensa de la Competencia, en los inicios del año 2000, usted intentó defender a los pequeños ahorradores e inversores estableciendo unas comisiones de gestión máximas para los fondos de inversión. Posteriormente, en 2013, ya como ministro de Economía, redujo también las comisiones en planes de pensiones. ¿Cree usted que los partícipes de fondos de inversión y de planes de pensiones están suficientemente protegidos en este momento?

Esta ha sido una de mis obsesiones en los diferentes cargos públicos que he tenido, en especial, que las comisiones de gestión fueran ajustadas. En la actualidad, los partícipes de fondos de inversión y planes de pensiones cuentan con un alto nivel de protección. Por una parte, reciben de las gestoras todo tipo de información sobre la evolución de su inversión así como un documento con los datos fundamentales del fondo en el momento de contratarlo. En segundo lugar, en el caso de los fondos de pensiones deben recibir una indicación del nivel de riesgo de la inversión, así como del grado de complejidad y liquidez. Finalmente hay que señalar que recientemente en el caso de los fondos de inversión se han tomado medidas para reforzar el control de los activos y efectivos de los partícipes por parte de los depositarios.

¿Es la falta de cultura financiera una de las asignaturas pendientes en nuestro país? Desde 2008 hay en marcha un plan de educación financiera, impulsado por la CNMV y el Banco de España, que se renovó en 2013 hasta 2017. ¿Cree que está cumpliendo sus objetivos o se necesita algo más?

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Mejorar la cultura financiera general debe ser un objetivo prioritario, de manera que los ciudadanos puedan adoptar las mejores decisiones de gasto, ahorro e inversión en su vida cotidiana. Precisamente eso es lo que pretende el plan que pusieron en marcha el Banco de España y la CNMV y que ha dado buenos resultados en su aplicación tanto en el ámbito educativo -centrado en los estudiantes de enseñanza secundaria obligatoria- como respecto a la sociedad en su conjunto. El Plan cuenta con una extensa red de colaboradores que incluye agentes de todo el espectro social e institucional y ha desarrollado una web divulgativa (www.finanzasparatodos.es), donde pueden encontrarse todo tipo de informaciones, consejos y simuladores para facilitar la gestión de las finanzas personales. En la próxima renovación del Plan se quieren intensificar las actuaciones dirigidas a la población adulta y para ello se ha puesto en marcha una ambiciosa encuesta de competencias financieras, que nos dará mucha información sobre los conocimientos de los individuos en la edad en que adoptan las decisiones financieras más importantes, como la compra de una vivienda. Ayudará también a identificar las áreas en que es necesario concentrar los esfuerzos de educación financiera en el futuro.

¿Está satisfecho con el funcionamiento de la CNMV? ¿Considera que cuenta con los medios, las herramientas y la autonomía necesarias para cumplir su papel en unos mercados cada vez más complejos?

Los mercados españoles funcionan bien y permiten a las empresas y entidades realizar sus actividades financieras en las mismas condiciones que sus homólogos europeos. Ese es el objetivo fundamental de la CNMV y creo que lo consigue. Pero es verdad que la complejidad de los mercados, los cambios regulatorios que se avecinan y las necesidades de una economía en crecimiento hacen necesario una actualización permanente de las herramientas con que se cuenta. Nuestros mercados deben crecer, ser más internacionales y atractivos y en ese camino el papel de la CNMV es fundamental. Ahora tenemos el desafío del 'Brexit' y la CNMV ha de jugar un papel fundamental. Ya ha puesto en marcha una estrategia para facilitar toda la operativa de los mercados financieros como palanca para atraer inversiones.

Entre los numerosos acontecimientos que hemos vivido a lo largo de los 25 años de la revista, uno que seguimos con especial intensidad fue la creación del euro. Estuvo cerca de romperse durante la reciente crisis y ahora está de nuevo amenazado. ¿Cree que si triunfan las fuerzas populistas, en Francia sobre todo, en las elecciones que se celebrarán próximamente, el euro puede acabar rompiéndose? 

Las incertidumbres en estos momentos están centradas en el ámbito político y se relacionan con el calendario electoral en Europa, el 'Brexit', la amenaza de un retroceso en la liberalización comercial... Es una situación diferente a la que vivimos en 2012, pero creo que las medidas que se pusieron en marcha entonces, como la Unión Bancaria, han fortalecido los pilares del euro y nos sirven para afrontar mejor los nuevos desafíos. El euro es el núcleo duro de Europa y es por tanto el punto de amarre, el catalizador de los valores que representa la Unión Europea desde el punto de vista económico. Pero hay que seguir avanzando y diseñar un entramado institucional más tupido, donde se compartan más riesgos por ejemplo en materia fiscal y se acabe de edificar la Unión Bancaria. El euro es, además, una de las principales monedas de reserva a nivel mundial, representa un bloque comercial muy importante en el mundo. No veo que esta posición se encuentre amenazada en estos momentos, pero desde luego, hay que seguir vigilantes y reforzar los mensajes de unidad y cohesión. Ahora se cumplen 60 años del Tratado de Roma. Hay que aprovechar la efemérides para resaltar lo que representa la Unión Europea, en aspectos como el bienestar de los ciudadanos, la seguridad, los valores democráticos, el mercado único y las denominadas cuatro libertades... Quizá ahora haya que hacer un esfuerzo adicional de explicación, para que los europeos valoremos mucho más lo que tenemos y sepamos digerir los problemas sin poner en cuestión lo que nos une.

En su libro «España amenazada» relata cómo hizo frente el Gobierno a la crisis económica, que dejó a España en una crítica situación que estuvo a punto de acabar con el rescate de nuestro país. Finalmente se consiguió evitar esa drástica medida. Pero, si pudiera dar marcha atrás, ¿le gustaría cambiar algunas de las decisiones que tuvo que adoptar en ese momento?, ¿se arrepiente de algunos de los pasos que tuvo que dar en esos críticos días? 

Seguro que hay alguna decisión que se podría haber mejorado o meditado más. Aquellos meses, quizá el primer año y medio de la X Legislatura, fueron de una actividad trepidante. Los acontecimientos se sucedían a gran velocidad porque los problemas no permitían esperas. Nos juntamos con una crisis a tres niveles, económica, fiscal y financiera, algo que nunca se había dado en España de forma simultánea. Tuvimos que lidiar con una recesión, una gran destrucción de empleo, un desequilibrio fiscal insoportable, una crisis financiera profunda y una altísima pérdida de competitividad. Los resultados creo que son moderadamente satisfactorios. España crece por encima del 3 por ciento, crea empleo a un ritmo de medio millón al año, el sector financiero no plantea dudas, el déficit público se ha reducido a más de la mitad... Todo ello se hizo con reformas que nadie nos marcó desde fuera, lo que ayudó a que desde el punto de vista social fueran mejor asimiladas. Ganamos el pulso a quienes nos querían empujar al rescate. Este fue el gran mérito; lo que explica dónde estamos ahora.

Durante estos últimos años ha seguido muy de cerca al sistema financiero español desde diversos cargos de responsabilidad. ¿Usted apuesta por la creación de grandes bancos tras la crisis o considera que hay que ponerles un límite para que no se conviertan en sistémicos?

No creo que exista al respecto una fórmula infalible. Yo puedo explicar lo que ha sido la reciente experiencia del sistema financiero español. Tuvimos una burbuja de crédito e inmobiliaria, graves problemas de gobierno corporativo sobre todo en las cajas de ahorros, desconfianza en los balances... El riesgo bancario contagiaba al soberano en un contexto de dudas sobre la supervivencia del euro, con países como Irlanda, Grecia y Portugal, rescatados. El Tesoro español no podía afrontar por sus propios medios la recapitalización del sector financiero y este debía hacer un esfuerzo adicional de saneamiento sobre todo del riesgo inmobiliario. Se pidió ayuda a los socios del euro, confiaron en nosotros y nos la facilitaron en buenas condiciones. Llevamos a cabo un examen de todo el sector financiero por dos auditores internacionales, en un ejercicio de transparencia sin precedentes. Pusimos en marcha la Sareb, para absorber los activos dañados. Transformamos la legislación financiera española e inyectamos capital en algunas cajas de ahorros; ayudas que no han sido a fondo perdido, sino asociadas a planes de reestructuración de las entidades. Y por último resolvimos la problemática de los preferentistas. Fuimos por delante en lo que después ha sido la Unión Bancaria europea, sobre todo en la protección del contribuyente a la hora de afrontar el coste de las crisis bancarias. No es por tanto cuestión de tamaño, es todo más complejo. Lo más importante es tener una buena regulación, un gobierno corporativo profesional y, en un sentido más amplio, garantizar el crecimiento económico y la creación de empleo. Las decisiones sobre fusiones son privadas y por tanto, nada que opinar al respecto

La economía española sigue creciendo a buen ritmo, el doble de Europa, ¿pero considera que cuenta con la solidez suficiente para hacer frente a los grandes desafíos que tiene por delante ('Brexit', Trump...)? 

La economía española crece, en efecto, a buen ritmo, pero ya he advertido en numerosas ocasiones que no podemos ser autocomplacientes o quedarnos anestesiados por las cifras. España tienen que solicitar este año al mercado unos 350.000 millones de euros este año entre deuda pública y privada y no se olvide de que aproximadamente la mitad de nuestros inversores son extranjeros. Somos vulnerables por esa vía a las oscilaciones de tipos de interés, cuya tendencia al alza, claramente en Estados Unidos, ya se está notando en los mercados de todo el mundo. El 'Brexit' es otro de los riesgos inmediatos, de cuyas consecuencias creo que aún no somos conscientes en cuanto a su trascendencia y gravedad. EE UU es por otra parte un país amigo, con relaciones de todo tipo muy importantes para nosotros, y cualquier cambio en el estado de cosas que teníamos hasta ahora nos puede afectar muy profundamente. Somos un país favorable al libre comercio, la economía está fuertemente internacionalizada (más del 30 por ciento del PIB se nutre del sector exterior) y estamos integrados en Europa, no solo en cuanto al aspecto económico, sino también todo lo relativo al sistema de valores y desde el punto de vista institucional. No es bueno que se pongan trabas al comercio, pero si la política americana al final camina por esos derroteros, pienso que Europa puede aprovechar la oportunidad para ganar mercados.

¿Garantizar la sostenibilidad del sistema público de pensiones es posiblemente el mayor reto al que se enfrenta el Gobierno en esta legislatura? ¿Es optimista?

Desde luego es uno de los retos más importantes que tiene planteada la sociedad española. El sistema se ha modificado recientemente para garantizar su futuro, con la reforma del anterior Gobierno socialista que alargó la edad de jubilación, y la nuestra, que hemos penalizado las prejubilaciones y hemos introducido el factor de sostenibilidad. Todos los estudios nos dicen que es necesario hacer más para dotar de estabilidad al sistema, ante un problema básico, como es el del envejecimiento de la población. En ello trabaja el Pacto de Toledo y es en ese marco donde tenemos que afianzar los acuerdos. No obstante, lo fundamental es garantizar el crecimiento económico y el empleo. El problema en la actualidad es que perdimos más de tres millones de cotizantes durante la recesión y hay que recuperar el nivel de empleo perdido para que podamos plantearnos las reformas a medio plazo en las mejores condiciones en cuanto a la financiación del sistema.

HACE 25 AÑOS...

Luis de Guindos era el consejero delegado de AB Asesores Gestión, la gestora de fondos del grupo AB Asesores. Por este motivo, eran frecuentes sus apariciones en las páginas de nuestra revista. Por eso, recuperamos de la hemeroteca para esta ocasión una entrevista con él a doble página que publicamos en el número 19 de INVERSIÓN & Finanzas. 

Cuando le planteamos a De Guindos retroceder en el tiempo y recordar cómo era entonces la economía española, responde: «Pensar en cómo era la economía española hace 25 años me parece un ejercicio complicado porque la transformación ha sido muy profunda. El contexto mundial ha cambiado de forma radical. La globalización de la economía se implanta a partir de entonces sin vuelta atrás y la revolución en el mundo de las tecnologías de la información llega a todos los ámbitos de la economía. Los países ya no pueden vivir de puertas adentro, sino que tienen que competir en un mundo en el que los mercados de bienes y servicios se mueven con más libertad y a una mayor velocidad. Es a principios de los años noventa cuando internet entra en nuestras vidas y marca una nueva forma de hacer negocios. Digamos que todo se ha vuelto más complejo, pero a la vez las oportunidades son mayores».

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