¿Los ETFs son una buena opción para invertir 57.000 euros?

La elección de un producto u otro no tiene que ser excluyente, pueden ser opciones complementarias. Si la idea es replicar a un activo o mercado puede ser más interesante invertir mayoritariamente a través de ETFs, pero es aconsejable contar con otros productos, como fondos de inversión, que cuenten con gestión activa.

R. V. tiene 60 años y ha decidido invertir 57.000 euros en fondos de inversión. Antes tenía sus ahorros en depósitos, pero como la rentabilidad que le están dando es mínima, ha optado por invertirlos en fondos, aunque no sabe en qué categoría hacerlo. En su banco le han informado pero no le convence lo que le ofrecen. También le han hablado de los ETFs. Por todo ello pregunta a nuestros expertos en qué producto invertir su dinero.

Mar Barrero, analista financiero de Profim, le contesta que antes de empezar a invertir en cualquier activo, financiero o no, es importante tener claro cuáles son nuestras necesidades de liquidez a corto, medio y largo plazo, así como el nivel de riesgo que deseamos asumir (qué cantidad de nuestros ahorros estamos dispuestos a poner en peligro sin perder el sueño con el fin de obtener un determinado rendimiento). En función de esos parámetros y teniendo en cuenta la situación económica y de los mercados en cada momento, se fija la distribución más adecuada de las inversiones tanto por tipo de activos (renta fija, renta variable, etc.), como por mercados (Zona Euro, Estados Unidos, etc.) como por productos (fondos, ETF's, acciones, bonos...).

Señalar que la elección de uno u otro producto no tiene que ser excluyente. Al contrario, pueden ser opciones complementarias. Todo dependerá del volumen a invertir y de los objetivos que persigamos con la inversión. Si la idea es replicar a un determinado activo o mercado, aconsejable cuando la tendencia del mercado es clara, puede ser más interesante invertir mayoritariamente a través de ETF's, pero siempre será aconsejable contar con otros productos, como los fondos de inversión que cuenten con gestión activa y puedan protegerse en mayor medida si los mercados corrigen.

Los ETFs son una modalidad de instituciones de inversión colectiva (al igual que lo son los fondos de inversión y las sicavs) que tienen dos particularidades: por un lado, son productos que cotizan en los mercados de renta variable (tal y como hacen las acciones) y, por tanto, se pueden contratar o vender en cualquier momento a lo largo de la sesión bursátil (no así los fondos de inversión tradicionales); por otro lado, son, en general, productos de gestión pasiva pues su objetivo es replicar la evolución de un determinado índice de bolsa, de renta fija, de materias primas, etc.

Precisamente, por ser productos englobados en la gestión pasiva, los ETFs suelen tener menores comisiones de gestión que las que puedan tener los fondos de inversión de gestión activa. Esto es así porque en el ETF la labor del gestor es mínima (solo tiene que comprar el índice o los valores que lo forman sin necesidad de tener que realizar un análisis de esas compañías y sus fundamentales). Es verdad que el ETF tiene asociados otros gastos relacionados con la operativa en bolsa que igual no tienen los fondos de inversión, pero, en conjunto, los gastos que puede ocasionar un ETF a un inversor son similares a los de otros activos (acciones o fondos de inversión) o ligeramente inferiores.

En cuanto al rendimiento que se puede obtener con este vehículo de inversión, indicar que depende de la tipología de ETF que se elija. Si es un ETF que tiene una estructura simple, es decir, que lo que hace es replicar la cartera de su índice de referencia (Ibex-35, Dax, S&P 500, Nasdaq; Amundi Corporate Bond...) su resultado va a estar en línea con lo que haga ese indicador. Si éste sube, el ETF subirá, y si desciende, el ETF caerá en similar proporción.

Ahora bien, en el mercado hay ETFs con estructuras más complejas que pueden utilizar el apalancamiento financiero, lo que hará que sus ganancias -y también sus pérdidas- se multipliquen -o dividan- en función de ese apalancamiento (un ETF apalancado dos veces doblará la rentabilidad que ofrezca el índice, si éste sube, o doblara sus pérdidas, si el índice cae) y también se pueden encontrar ETFs inversos (suben cuando los índices caen y viceversa).

En cuanto a la distribución de los ahorros entre las distintas modalidades de fondos de inversión comercializados, ésta dependerá del volumen a invertir, el riesgo que se desea asumir y el ciclo macroeconómico y financiero en el que nos encontremos. En estos momentos, la estrategia planteada por Profim pasa por contar con las siguientes modalidades de fondos:

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- Fondos de deuda privada europea de corto/medio plazo, pero que lleven a cabo una gestión muy activa de la cartera tratando de obtener retornos superiores de entre el 1al 2 por ciento al año (no garantizado). 

- Fondos de renta fija norteamericana que, de momento, inviertan en bonos flotantes o bonos ligados a inflación de corto plazo. 

A pesar de los 'ruidos' y problemas que acecharán a las bolsas, aconsejamos seguir apoyándonos en: 

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a) Fondos que apuesten por compañías, por negocios rentables y que no estén especialmente caros, ya sean fondos 'value' o fondos 'growth' tanto de renta variable europea como norteamericana (denominados en euros y con cobertura del riesgo divisa) y, siempre que se tenga un perfil de riesgo agresivo, renta variable emergente.

b) También consideramos oportuno contar con fondos temáticos como elementos diversificadores de las carteras de perfil más agresivo.

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