Las sedes sociales no volvieron, pero la economía catalana mantuvo el tirón
El año 2018 ha sido, desde la perspectiva de la economía catalana, el de la 'resaca' de la crisis política[…]
El año 2018 ha sido, desde la perspectiva de la economía catalana, el de la 'resaca' de la crisis política que llevó a varios miles de empresas catalanas a trasladar sus sedes sociales a otras comunidades, pero a pesar de ello ha mantenido su empuje y ha crecido por encima de las previsiones.
Salvo Agbar, ninguna de las grandes empresas establecidas en Cataluña que dieron el paso de trasladar su sede social ha decidido hacer el camino de vuelta, a pesar de que el clima político es mucho menos convulso que el vivido en octubre de 2017.
Y en el caso de Agbar, cabe matizar que es propietaria solo de los negocios catalanes de concesión de la gestión de aguas del grupo, ya que el resto de activos situados en otras partes de España cuelgan de Suez Spain, con sede en Madrid, desde el año 2015.
Según los datos del Colegio de Registradores, en 2017 y la primera parte de 2018 hubo un total de 4.422 empresas catalanas que trasladaron la sede a otras partes de España, mientras que un estudio del Govern redujo a 2.501 las decisiones empresariales de traslado, un 0,59 % del total.
Durante este año, el Govern ha quitado hierro a las consecuencias reales de este fenómeno y ha insistido en que no ha habido prácticamente movimiento de sedes productivas y traslados de empleados.
Al mismo tiempo, 2018 ha puesto de manifiesto que algunas de las previsiones negativas sobre la economía catalana que se hicieron al calor de la crisis no se han cumplido.
En octubre de 2017 el Gobierno español rebajó su previsión de crecimiento para 2018 en tres décimas, del 2,6 al 2,3 %, por el impacto de la situación política en Cataluña, y servicios de estudios como el del BBVA auguraban en febrero que la economía catalana cerraría el año con un 2,1 %.
Sin embargo, la economía catalana se ha comportado mejor de lo esperado y presentaba al cierre del tercer trimestre un crecimiento interanual del 2,7 %, mientras que el conjunto de España lo hizo un 2,5 %, y el Gobierno español actual, liderado por Pedro Sánchez, estima que el PIB español cerrará 2018 con un aumento del 2,6 %.
Pese a que la crisis política de octubre de 2017 no ha afectado tanto como se preveía a la economía catalana, tampoco ha sido inocua, ya que tuvo efectos negativos sobre áreas clave como el turismo, principalmente en el arranque del año.
Cataluña ha perdido visitantes extranjeros (- 1,2 % hasta octubre) y también nacionales (en torno a un 5 % en la primera mitad del año), aunque el gasto por visitante ha crecido.
Más allá de la derivada económica del llamado 'procés', en Cataluña se han vivido importantes cambios en el panorama empresarial, ya que Abertis, una de las principales cotizadas catalanas, ha cambiado de propietarios.
La española ACS, de la mano de su filial alemana Hochtief, y la italiana Atlantia se han hecho con el control de la concesionaria de autopistas y la han excluido de bolsa.
Otra gran empresa catalana, Gas Natural Fenosa, ha estrenado este año nombre (Naturgy), consejero delegado (Francisco Reynés, el exconsejero delegado de Abertis) y accionistas, ya que Repsol ha dejado la compañía y ahora CriteriaCaixa y los fondos GIP y CVC son los socios de referencia.
También ha sido un año de movimientos para CaixaBank, que ha vendido el 9,36 % que tenía en Repsol y ha cerrado así dos décadas de presencia en la petrolera, a la vez que ha anunciado que cerrará 821 oficinas en los próximos tres años.
Por su parte, el Sabadell, que como CaixaBank ha continuado reduciendo su exposición al inmobiliario, ha logrado este año la integración tecnológica del británico TSB, aunque con algunas dificultades.
También se recordará 2018 por el hecho de que dos empresas históricas del cava catalán, Freixenet y Codorniu, han pasado a manos extranjeras: la primera de la alemana Henkell, copropietaria del grupo junto a José Ferrer Sala y José Luis Bonet, y la segunda del fondo Carlyle.
En la óptica más institucional, a finales de año se ha vivido el esperado relevo en la presidencia de Fira de Barcelona, ya que Pau Relat ha sustituido a José Luis Bonet, y también ha habido movimientos en la cúpula del Puerto de Barcelona, donde Mercè Conesa ha tomado el relevo de Sixte Cambra.
En cuanto al panorama patronal catalán, un expolítico de UDC, Josep Sánchez Llibre, preside ahora la principal organización empresarial catalana, Foment del Treball.
Y en el terreno político, el Govern ha renunciado a presentar presupuestos para 2018 y ultima los de 2019, y ha tenido que lidiar en el último trimestre del año con las protestas de médicos, maestros, bomberos y Mossos contra los recortes de los años de la crisis.
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