Lagarde: continúa el perfil dovish de Draghi al frente del BCE

La francesa Christine Lagarde, actual gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), sustituirá a Mario Draghi al frente del Banco Central[…]

La francesa Christine Lagarde, actual gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), sustituirá a Mario Draghi al frente del Banco Central Europeo (BCE) a partir del 31 de octubre. Lagarde llegará al frente del organismo con la difícil tarea de poner en marcha los estímulos monetarios (que incluyen nuevas compras de bonos y los posibles tipos en negativo) que anunció Draghi en sus últimas comparecencias.

El perfil de Lagarde, abogada y no economista, es mucho más dovish que Draghi. De hecho, ha defendido en varias intervenciones la colocación de los tipos en negativo. Durante una entrevista a Bloomberg en 2016, señaló que el uso de los tipos de interés negativos por parte de algunos bancos centrales es positivo y que, sin ellos, estaríamos "en una situación mucho peor" y reiteró que "Fue una buena cosa que se aplicasen esas tasas de interés negativas en las actuales circunstancias". Además, la directora del Fondo subrayó que, "si no hubiésemos contado con tasas negativas, estaríamos en un situación mucho peor hoy, con la inflación probablemente más baja de lo que está, y un crecimiento menor del que tenemos".

El nombramiento de Lagarde puede resultar positivo en tanto que los gobiernos pueden avanzar en las políticas fiscales. De hecho, los expertos de A&G valoran que esto y recuerdan que ha argumentado con frecuencia que, los gobiernos que tengan la posibilidad de hacerlo, deberían utilizar su política fiscal para mitigar las desaceleraciones. 

Además, aseguran que con ella al timón del BCE "un nuevo programa de compra de bonos es más probable con Lagarde que con algunos de los otros candidatos de los que se hablaba. Si bien no es su papel, puede ser una buena candidata para intentar unificar voluntades y tener algo de impacto en políticas fiscales necesarias en la UE".

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David F. Lafferty, Chief Market Strategist de Natixis Investment Managers, no da mucha importancia que no sea economista. Y explica que Lagarde tendrá que "continuar con las políticas superacomodaticias" al mismo tiempo que valora "su habilidad para moverse entre los políticos europeos probablemente es más valiosa que un doctorado en Económicas" en las circunstancias actuales, en las que "las herramientas monetarias han perdido mucha de su eficacia".

No obstante, Allianz Global Investors da otra otro punto de vista. El equilibrio general entre los halcones y las palomas de la política monetaria entre estos 21 miembros del Consejo de Gobierno es importante para el curso futuro de la política monetaria. Dado que Lagarde tiene una experiencia muy sólida y relevante como ex ministra de finanzas y jefa del FMI, pero como abogada capacitada no tiene antecedentes formales en economía y no ha trabajado en la banca central, una podría argumentar que el papel de los expertos en el Consejo de Gobierno del BCE podría fortalecerse en el futuro, por ejemplo, con el papel del nuevo economista jefe del BCE, Philip Lane.

Por otro lado, anticipa que habrá movimientos en la próxima reunión del BCE prevista para el 12 de septiembre, en la que Draghi podría recortar en diez puntos básicos la facilidad de depósito. 

En cuanto a los mercados, Olivia Álvarez, analista de MONEX EUROPE para España, explica que ha tenido una recepción aparentemente positiva por los inversores, a pesar del sesgo predominantemente político que muchos le critican. "La actual jefa del Fondo Monetario Internacional cuenta con una vasta experiencia en el terreno político internacional; sin embargo, es cuestionada por su reducida experiencia como decisora de políticas monetarias y el hecho de que sería la primera líder del BCE que no es una economista de carrera", explica la experta.  Sin embargo, le precede una reputación favorable hacia políticas de estímulo. 

Más allá de su idoneidad para el puesto, Christine Lagarde asume el mandato del BCE en un contexto particularmente complejo. Aunque el "whatever it takes" de Mario Draghi siga anclado en la mente de los inversores como herramienta de confianza sobre la política monetaria europea, la peculiar situación de la Eurozona reclama una nueva inyección de efectividad. Lagarde enfrenta el reto de lidiar con bajas expectativas de inflación históricas en la Eurozona, cuando el desempleo se encuentra cerca del nivel potencial de la economía y la política monetaria tiene mucho menor espacio de actuación en comparación a los años de crisis de deuda soberana en la Eurozona. Un quinquenio de tipos de interés negativos y varios programas de expansión cuantitativa a través de compras de bonos solo han logrado producir poco más de la mitad de la meta inflacionaria del BCE. Este panorama ha elevado la polémica sobre la capacidad de la política monetaria para estimular el crecimiento en el corto plazo al mismo tiempo que proteja la solidez del sistema bancario europeo. Para la economía, la impronta de Lagarde parece traer un respiro, con los bonos alemanes reflejando un ligero alivio tras el anuncio. Para el euro, en el corto plazo, supone un período probablemente más prolongado de debilidad, en tanto el sesgo expansivo de la política monetaria se mantiene en el horizonte.

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