La evolución de los precios subyacentes aleja el fantasma de la inflación

Los precios se disparan hasta el 2,7%, mientras que la subyacente se sitúa en el 0,2%

La tasa interanual de inflación subió cinco décimas en mayo hasta situar el IPC en el 2,7%. Se tata de la tasa más alta desde febrero de 2017.

Los precios de la gasolina y los carburantes fueron el motor de esta subida, ya que en mayo de 2020 bajaban en pleno confinamiento por la pandemia.

De confirmarse este dato el próximo 11 de junio, el encarecimiento de la energía intensificaría en mayo el fuerte repunte de precios ya registrado en marzo (1,3%) y abril (2,2%), tras un 2020 de IPC negativo al que siguió un pequeño aumento en enero de 2021 (del 0,5%, debido a la borrasca Filomena) y estabilidad en febrero (tasa del 0%). 

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En cuanto al dato mensual, la inflación subió un 0,4% y lleva ya tres meses consecutivos de incrementos.

La inflación subyacente se desmarca

La inflación subyacente -que no tiene en cuenta los alimentos no elaborados ni los productos energéticos por ser los más volátiles- aumentó dos décimas hasta situarse en el 0,2%, con lo que se sitúa más de dos puntos y medio por debajo del IPC general.

Se trata de la diferencia más amplia desde que comenzó a publicarse la serie en 1987.

A pesar de esta diferencia, se confirma que el incremento de la inflación no es una tendencia que afecte a todos los productos que componen la cesta, si no que se ciñe a los relacionados con el petróleo, que hace un año estaban cerca de mínimos.

El índice de precios de consumo armonizado (IPCA) -que mide la evolución de los precios con el mismo método en todos los países de la zona euro- se situó en el 2,4%, cuatro décimas por encima del de abril.

El BCE no llevará a cabo un tapering

Desde Generali Investment señalan que “la inflación excesiva sigue siendo una amenaza remota en Europa, donde las importantes brechas de producción siguen siendo la principal tarea del BCE”. 

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Por lo que de momento no se esperan que el BCE, máximo responsable de la política monetaria de la eurozona, lleva a cabo una reducción del volumen de compras o tapering al considerar que este calentamiento de los precios se debe a algo transitorio. 

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De hecho, la mayoría de los economistas de la banca inversión esperan que el BCE no sólo reduzca el volumen de compras a partir de la reunión de junio, sino que las incremente a razón de 85.000 millones de euros al mes a partir de septiembre.

Para hacer tal afirmación se apoyan en que distintos miembros del BCE señalan que los riesgos siguen todavía y que los ‘halcones’ del BCE no se pronuncian a favor de una reducción de los estímulos. 

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