La deuda soberana desaprueba la ayuda de la Unión Europea

La deuda soberana de la periferia recibe con subidas de rentabilidad el paquete de estímulos de la Unión Europea, una señal de que pide más ayuda para enfrentarse al coronavirus

La deuda soberana de la periferia recibe con subidas de rentabilidades el paquete de ayuda de la Unión Europea, por lo que desaprueba el plan de Bruselas y pide una mayor implicación para luchar económicamente contra el coronavirus.

Las tires de los bonos soberanos de España e Italia registran incrementos en el primer día de cotización tras conocerse la ayuda de 540.000 millones de euros pactada por el Eurogrupo y tras dos días con el mercado cerrado por festivo.

La rentabilidad del bono español a diez años roza el 0,8% desde el 0,777% precedente, un 2% más, y el de cinco años también se revaloriza hasta el 0,265% desde el 0,256% anterior, el 3% más.

Mismo panorama en el país transalpino donde el interés exigido a su bono a cinco años pasa del 1,005% al 1,082% actual, casi un 7% más, y el bono a diez años se sitúa en el 1,646% desde el 1,587% con el que concluyó el jueves, el 8,5% más.

En cambio, la rentabilidad de los bonos alemanes desciende. El rendimiento del bono germano a diez años, conocido popularmente como “Bund” y cuya diferencia con el español determina nuestro riesgo país, cae un 1,6% hasta el -0,335% desde el -0,351% precedente y el interés del de 5 años cae un 0,4% desde el -572% anterior al -0556% actual.

Alemania reaccionó antes

La caída clara de las tires alemanas reside en que Berlín reaccionó con más rapidez a las necesidades económicas del país derivadas del Covid-19. Sin tener en cuenta lo que haría el Banco Central Europeo (BCE), la Comisión Europea o el Eurogrupo el Bundestag actúo.

“Sus planes se han filtrado con mucha rapidez a los diferentes sectores, a diferencia de otros países donde el rescate se ha demorado más”, explican desde Monex Europe. Además, gracias a su austeridad fiscal, el apoyo por esta vía es amplio.

Berlín regó el país con un billón de euros para garantías estatales, préstamos y ayudas directas a las empresas flexibilizando la protección salarial. Por otro lado, aprobó un paquete de 1.300 millones de euros a autónomos y pequeñas empresas

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Italia y España en el lado opuesto

En cambio, Italia y España son el ejemplo de medidas tardías, o aún inexistentes para los autónomos o pequeñas empresas en el caso español. Lo que también queda reflejado en la deuda soberana.

Italia mostró el lunes la 'cara b' del impacto económico del coronavirus que hace presionar aún más su deuda. El viceministro de Finanzas italiano, Antoni Misiani, declaró a una televisión local que el gobierno pretende incumplir el déficit de forma “considerable”.

Según Misani el Gobierno solicitará al parlamento, le obliga la constitución, una desviación “significativa” del gasto pactada con Bruselas y fijada alrededor del 2%. Hace un mes Roma ya anunció que solicitaría a Bruselas elevarlo al 3,3%.

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De las palabras de Misiani se desprende que se podría superar dicho gasto, más de 20.000 millones de euros de desviación que representa el 1,1% del pib italiano, para hacer frente al programa de ayudas adoptado por Italia y que se eleva a 25.000 millones de euros.

Italia recibió 11.000 millones de euros de la Unión pero es probable que apruebe otro programa de 25.000 millones

La periferia no olvida los coronabonos

La deuda periférica se resiente también porque el principal objetivo de estos países es aprobar los conocidos como coronabonos: emisión de deuda conjunta por parte de todos los Estados miembros de la Unión Europea.

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Existe una división clara entre los países del sur de Europa, a favor de los coronabonos, y los del norte, en contra, y la presidenta del BCE, Christine Lagarde, invitó a España e Italia a que se olvidasen de su aprobación.

Quedan tensiones por aliviar dentro del seno de la Unión, un punto que también explica el hecho de que el paquete de ayuda no haya alcanzado el medio billón de euros, mientras en los Estados Unidos, por ejemplo, fue de 2,2 billones y a la espera de nuevas inyecciones.

Pero, al menos, la respuesta comienza a ser conjunta y ya no solo emanan del BCE, lo que fue una petición expresa de Lagarde.

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