La Colaboradora celebra cinco años de emprendimiento y calidez humana

Colaboración, apoyo y calidez humana son los tres ingredientes que hacen de La Colaboradora de Zaragoza un proyecto de éxito[…]

Colaboración, apoyo y calidez humana son los tres ingredientes que hacen de La Colaboradora de Zaragoza un proyecto de éxito que ha garantizado en los últimos tres años una supervivencia de los proyectos a posteriori del 65 por ciento y en el que, desde su creación hace cinco, más de 450 emprendedores han intercambiado sus ideas, conocimientos y sueños para seguir creciendo a nivel profesional.

Esta comunidad de colaboración, referente en el impulso colaborativo de proyectos empresariales, sociales y creativos en Europa y en Latinoamérica, ha celebrado hoy su V aniversario bajo el lema "¡Que la rueda siga girando!" en un encuentro dedicado a los emprendedores integrantes de La Colaboradora para "reflexionar sobre el futuro de este proyecto, así como sobre la incorporación de otros elementos que le permitan seguir creciendo", ha destacado el director de Zaragoza Activa, Jesús Alquezar.

Como novedad, ha explicado que, para el próximo año, elaborarán un análisis para saber dónde se encuentran los emprendedores después del emprendimiento en La Colaboradora y conocer su evolución.

"El emprendimiento parece que está de moda, pero los factores de riesgo que conlleva son muchos", ha subrayado Alquezar. En este sentido, el autocuidado de la comunidad de La Colaboradora es muy importante, ya que muchos de los emprendedores que se encuentran en este espacio colaborativo impiden que otros abandonen su proyecto.

Este es el caso de Selene Gálvez, que entró hace dos años a La Colaboradora y ahora es conectora de participación en la misma para fomentar la colaboración entre sus integrantes.

Según ha contado, no estaba segura de si sería capaz de lanzarse ella sola con un proyecto nuevo pero, gracias a que "se sintió arropada" por la comunidad y las aportaciones que le dieron, sacó adelante el proyecto Copiloto emocional, a través del cual acompaña a personas con enfermedades graves para que puedan vivir ese proceso de una forma más positiva.

Una vez que entras a La Colaboradora, puedes estar más de un año, pero el primero es fundamental porque "es el que ayuda a los emprendedores a crecer, a formarse, a conocer a otras personas y a realizar colaboraciones", ha explicado Alberto Laplaza, actual corrector de dinamización en La Colaboradora.

Uno de los objetivos de este espacio es fortalecer la economía colaborativa de sus miembros y su entorno. Esta es una de las funciones que desempeña Laplaza, "realizar actividades para que todos los colaboradores se puedan conocer y conecten entre ellos".

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Su caso es un ejemplo de estas sinergias que se crean, pues él entró con el proyecto Eventos Experience y ahora también está inmerso en uno de puntos de carga de coches eléctricos junto con otros emprendedores.

En este sentido, Eva Ruste, la creadora de unos de los proyectos que surgió en La Colaboradora, Mercado 13, centrado en dar visibilidad a las enfermedades raras a través del arte y el consumo responsable, ha señalado los avances que ha habido en estos últimos años en cuanto a protocolos formativos. Ahora, los emprendedores llegan y se meten en un Comaster, un ciclo de sesiones formativas y talleres prácticos impartidos por emprendedores.

Para Ruste, pertenecer a La Colaboradora "es un premio, pero también una responsabilidad porque es un proyecto colectivo en el que uno debe plantearse qué puede aportar a esta comunidad colaborativa y a los demás para seguir adelante y que siga creciendo". En el balance de estos cinco años supera las 5.500 colaboraciones y las 12.000 horas aportadas a través del "banco del tiempo" y sin ninguna contraprestación económica.

Precisamente, esta forma de "economía diferente" en la que prevalece el tiempo y el saber por encima de la contraprestación monetaria es lo que hace digna de reconocimiento a La Colaboradora, según ha destacado la vicealcaldesa del Ayuntamiento de Zaragoza, Luisa Broto.

Para ella, en una sociedad en la que impera la conectividad de las redes sociales, la competitividad y "en la que se trabaja con unas condiciones laborales injustas", poner en marcha un proyecto que plantea la colaboración y la calidez humana es una manera de "ir a contracorriente".

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