Ignacio Villoch: «España tiene un ecosistema fintech muy creativo»

Profesor en The Valley, una de las mejores escuelas de negocios especializadas en el área digital; y directivo en uno de los bancos más innovadores de este país, Villoch nos dibuja su visión sobre el presente y futuro de la banca.

¿Qué innovaciones vamos a ver en un futuro próximo?

Veo varios grandes temas verticales. En primer lugar, el uso de la inteligencia artificial y de los datos de los clientes para anticipar necesidades. Lo que hace Amazon, que te hace recomendaciones personalizadas en base a tus datos. Luego, está el mundo de los pagos sin contacto y sin fricción. Se va a pagar con el móvil y otros dispositivos wereables. También es muy importante la validación de la identidad con biometría. Además, hay una tendencia a la desintermediación debido a la emergencia de startups fintech. Y, una última, la inclusión financiera que supone que colectivos antes excluidos puedan acceder a la banca. Son unos 800 millones de personas en todo el mundo. Por ejemplo, Kenia y Tanzania son los países más avanzados de pago por móvil gracias a una app que se llama Mpesa. Están liderando esa transformación, creando desde cero. Y usar una app de pago permite dejar una trazabilidad de la actividad financiera (lo que no ocurría con el efectivo), que les va a permitir pedir créditos y otros productos.

¿En qué situación está España en este contexto?

España tiene un ecosistema fintech muy creativo. No hay startups del tamaño de las que hay en otras geografías pero la asociación española es muy dinámica y está haciendo una labor de impulso. Asimismo, España tiene dos bancos globales muy importantes que están siendo punta de lanza en transformación digital. Gracias a la tracción de Santander y BBVA, el sector financiero español va por delante en innovación frente a otras tecnologías como el coche o la industria fotovoltaica.

¿Esta innovación se está produciendo con talento español o hay que recurrir a expertos extranjeros?
Hoy, el talento no conoce fronteras. Lo mismo que un buen ingeniero español acaba trabajando en Palo Alto, hay data scientist de la India que quieren trabajar en España. He participado como jurado en el South Summit durante los últimos 3 años y he visto cómo ha mejorado y aumentado el nivel de las startups. Es increíble. Tenemos la idea de que los universitarios españoles quieren ser funcionarios pero, ahora mismo, hay mucho proyecto y mucha calidad en transformación digital. Tanto en innovación como en disrupción. Se nota el efecto de escuelas como The Valley o ISDI en formación de talento digital.

Desde su posición privilegiada, ¿podría intentar predecir cómo va a ser el sector en 10 años?

Es un plazo muy largo pero ya nadie cuestiona que las grandes tecnológicas están asumiendo parte de la cadena de valor de la banca. Google, Apple, Facebook, etc. ya tienen sus plataformas de pagos y financiación. También algunas startups tienen protagonismo como Transferwise y nuevos bancos digitales como N26 parece que están destinados a tener un papel relevante.

¿Y en 30 años?

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En ese plazo nadie es capaz de hacer una predicción en ninguna industria. Lo que sí es seguro es que esta cuarta revolución se habrá hecho efectiva. Ahora, estamos en una fase de transición. Lo antiguo todavía funciona y lo nuevo aún no funciona del todo. Pero si me preguntas a 10 años, parece que el Blockchain y las tecnologías descentralizadas van a jugar un papel importante. También hay una tendencia hacia el mundo sin efectivo, como ya está ocurriendo en China y en los países nórdicos. Asimismo, el vehículo autónomo va a ser una realidad y habrá muchos contratos automáticos porque el vehículo autónomo pagará él solo los peajes, por ejemplo. No habrá una persona que lo haga. El vehículo tendrá un sistema de pago autónomo. El cambio es acelerado. Por eso se habla de tecnologías exponenciales. Se están difuminando las barreras entre negocios e industrias.

Hablando del presente, ¿ha sido la banca abierta el gran tema de 2018?

Estamos en un estadio experimental. Hay prototipos y distintas velocidades. La regulación europea PSD2 ha supuesto un empujón a que los bancos abran sus Apis, por lo menos para pagos. Pero hay dos desafíos: el de la implantación tecnológica y el del ecosistema. Porque el ecosistema se construye a través de las relaciones entre todos los agentes y, si no quieres dejar excluido a los más lentos, suponen un freno para los que van más rápido.

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¿Pero esto no va de ser el más rápido?

Sí. La gran batalla es la de la agilidad y la rapidez. Es más importante que la del tamaño. Aunque en innovación es muy bueno ser el primero y muy malo ser el único. Si alguien llega demasiado pronto al mercado corre el riesgo de que los clientes no lo entiendan o no lo acepten.

¿Y cuál va a ser el gran tema de 2019?

2018 ha sido la banca abierta y la protección de datos. 2019 va a ser la banca conversacional. Hasta ahora, Alexa solo estaba en habla inglesa. Pero, tras el reciente lanzamiento, el regalo de estas Navidades van a ser los altavoces inteligentes. Con lo cual, vamos a empezar a interactuar con los bancos hablando, no a través de un teclado, para que te den el saldo de tu cuenta o te hagan una transferencia.

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Hasta ahora no ha mencionado las criptomonedas, ¿qué papel van a jugar?

Son para un horizonte más largo y, de hecho, las previsiones se van retrasando cada año. El Blockchain va a cambiar muchas industrias y lo vamos a ver en la banca, el seguro y la propiedad. Va a ser como hoy es Internet para muchas cosas, una vez se desarrollen los mecanismos de seguridad y confianza. Pero las criptodivisas no es lo mismo. Ya veremos y veremos cuáles. Porque hay muchísimas y están asociadas a volatilidad y a temas reputacionales negativos.

Algunos expertos me han comentado que otra tendencia va a ser la de los bancos como agentes certificadores de la identidad de los internautas.
Los bancos van a ser, no sé si los depositarios, pero sí agentes importantes en la validación de la identidad. Porque un banco tiene la obligación de conocer a su clientes, cosa que no tiene Facebook o Google. Y, entonces, puede validar. Y, de hecho, lo hace. Porque cuando una plataforma de ecommerce hace un pago, es el banco el que realiza el pago y, de hecho, está validando la identidad. En la medida en que los bancos son depositarios de confianza, es lógico que puedan certificar que el que está usando la identidad digital es el cliente que ellos conocen. Es un papel que el banco ha realizado históricamente desde las letras de cambio con las que Marco Polo se iba a la India a comprar seda.

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