El "rigor mortis" de Trichet

¿Cuál es el problema de Trichet? El presidente del BCE ha mantenido siempre en su gestión un profundo respeto hacia[…]

¿Cuál es el problema de Trichet? El presidente del BCE ha mantenido siempre en su gestión un profundo respeto hacia la ortodoxia. Desde el primer día se lo ha tomado como si de una experiencia religiosa se tratase. Y, pese a su ya dilatada experiencia al frente de la política monetaria de la Unión, sigue haciendo gala de un rigor inquebrantable. Trichet está cumpliendo el guión de su mandato a rajatabla. Consciente de lo delicados que son los cambios en la economía, no se ha prodigado en ellos. Aunque haya vivido momentos en los que todos (pero todos, todos: economistas, jefes de Estado) se lo han pedido encarecidamente.

A Trichet habrá que hacerle un monumento por aguantar los tipos de interés contra viento y marea, todo con tal de mantener "a raya" la inflación por debajo del 2%. Ahora tenemos un problema con el dólar. Se acaba de dar cuenta de que a 1,40 dólares, el euro no es un buen conductor de las exportaciones. Pero claro, la culpa no es suya. El rigor monetario no le permite bajar los tipos por debajo del 1% como lleva tiempo haciéndolo EE.UU. y lo acaba de hacer el BoJ. Tiene las manos atadas por este objetivo del 2% de inflación. Ese objetivo que ha hecho que Europa sea el bloque económico que más está tardando en salir de la recesión.

¿Por qué no tienen sus correligionarios de la Fed o del BoJ la sensibilidad que demuestra él hacia el objetivo de inflación? Así no vale. "Tenemos que fijar el cambio de las divisas por sus fundamentales", se queja. Como si los especuladores se fijasen en esas cosas. "A Estados Unidos le conviene un dólar fuerte", toma Jeroma pastillas de goma. Está claro que Trichet no va a mover ficha. Por lo menos hasta que no tenga más remedio. Son las consecuencias de una ortodoxia fundamentalista que nos lleva al "rigor mortis".

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