El año de China

China financia la mayor parte del déficit USA, acumula unas reservas de divisas récord de 2,3 billones de dólares, es[…]

China financia la mayor parte del déficit USA, acumula unas reservas de divisas récord de 2,3 billones de dólares, es capaz de seguir creciendo a tasas próximas al 10 por ciento anual previsto para este ejercicio (por debajo de dos dígitos de crecimiento apenas crea empleo), fue responsable del 30 por ciento del crecimiento mundial el año pasado... Pero esta locomotora económica se está sobrecalentando y tiene miedo a que se le desboquen la inflación (estimulada además por la subida de las materias primas que China consume con ansiedad), el consumo privado (que crece un 13 por ciento, 4,5 puntos más que la economía del país el año pasado) y los siempre resbaladizos mercados inmobiliario y bursátil.

Para evitar este calentamiento, las autoridades están cerrando el grifo del crédito (que crece a ritmos del 30 por ciento anual). A comienzos de enero, el banco central chino sorprendió a los mercados con la mayor subida del interbancario desde agosto de 2009. Hace sólo unos días comenzó a obligar a los bancos a que aumenten el coeficiente de caja. El próximo paso podría ser una subida de los tipos de interés, o quizás nuevas medidas para regular la especulación en los mercados.

El dilema es que si China frena en seco, no sólo destruirá masivamente empleo, sino que puede provocar incluso un descarrilamiento del resto del tren. Para calibrar los efectos de este frenazo, conviene recordar que la economía del país asiático ya supone más del 10 por ciento del PIB mundial.

Son suficientes argumentos para que los inversores no aparten la vista de China, que este año será una de las claves fundamentales tanto para la economía como para los mercados.

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