EEUU buscará calendario "agresivo" en el nuevo TLCAN con México y Canadá

El Gobierno de Estados Unidos aseguró hoy que buscará un "calendario agresivo" para renegociar el Tratado de Libre Comercio de[…]

El Gobierno de Estados Unidos aseguró hoy que buscará un "calendario agresivo" para renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) junto con México y Canadá, ya que cuentan como texto base con el pacto comercial previo en vigor desde 1994.

"Vamos a ser bastante ambiciosos para avanzar en los diferentes capítulos", indicó un funcionario de la Oficina del Representante de Comercio Exterior de EEUU, quien pidió mantener el anonimato, en una conferencia telefónica para comentar la primera ronda de conversaciones que comienza mañana en Washington.

"Canadá y México comparten nuestra ambición de un calendario agresivo", agregó.

Mañana miércoles, en el hotel Marriott Wardman de Washington, se marcará el inicio de esta controvertida renegociación con las declaraciones del Representante de Comercio Exterior de EEUU, Robert Lighthizer; el secretario de Economía de México, Ildefonso Guajardo, y la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland.

La primera ronda se prolongará hasta el domingo 20 de agosto, e intentará definir los capítulos a tratar, incluido el añadido de uno referido a la economía digital.

La segunda tendrá lugar en México, en septiembre, y la tercera en Canadá, en una fecha aún por definir.

Tras la comparecencia inicial de los ministros, serán los jefes negociadores quienes asuman la batuta para actualizar y modernizar el TLCAN.

Por México, será Kenneth Smith, encargado de comercio de la embajada mexicana en Washington y que ya participó en la negociación del acuerdo inicial; por EEUU, John Melle, actual asistente de Comercio Exterior para el Hemisferio Occidental, y Steve Verheul por Canadá, quien ya estuvo al frente del reciente pacto del país con la Unión Europea (UE).

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La promesa de renegociar el pacto comercial fue uno de los ejes de campaña electoral del presidente estadounidense, Donald Trump, quien lo calificó de "desastre" y prometió cerrarlo si no se lograba uno mejor para los intereses de EEUU.

Sin embargo, en los últimos meses, la posición de Washington parece haberse suavizado, especialmente por la presión de la industria y empresarios estadounidenses que consideran el pacto firmado por Bill Clinton como un éxito que ha brindado buenos resultados y permitido integrar a las tres economías.

En la conferencia telefónica, el funcionario estadounidense insistió en que el objetivo de las conversaciones es un acuerdo de comercio "recíproco, libre y justo", tal y como ha repetido en los últimos tiempos el presidente Trump.

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También destacó la necesidad de reforzar la producción manufacturera doméstica, algo que afecta al espinoso ámbito de "las reglas de origen" y la posibilidad, no confirmada, de que EEUU vaya a solicitar cuotas de producción.

"Hemos visto los cambios como un alejamiento de la retórica de la campaña. Los consideramos relativamente modestos", afirmó Jaime Reusche, vicepresidnte de Moody's, en una nota.

En julio, la Oficina del Representante de Comercio Exterior (USTR) de EEUU publicó las directrices, entre las que se incluye por primera vez la reducción del déficit como objetivo específico de una negociación comercial, algo que tiene que ver principalmente con el comercio con México.

Asimismo, EEUU tratará de forzar mayores regulaciones medioambientales y laborales en México, ya que de este modo se logrará equilibrar algo más el campo de juego al encarecer los costes de producción en el vecino del sur.

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Curiosamente, y frente a la industria y empresarios, los sindicatos estadounidenses son quienes se han mostrado más favor de la dureza en las negociaciones.

"Estamos situando el listón alto (...) Necesitamos reemplazar los beneficios para unos pocos con un acuerdo justo que eleve los salarios y detenga las deslocalizaciones", subrayó Richard Trumka, presidente del AFL-CIO, la principal asociación sindical de EEUU.

A juicio de Trumka, el gobierno tiene dos opciones: "Puede usar esta oportunidad para favorecer a las familias trabajadoras o puede inclinar aún más las normas en favor de empresas y ejecutivos".

El objetivo final es alcanzar un acuerdo sobre el nuevo TLCAN para comienzos de 2018, ya que el próximo año hay elecciones presidenciales en México.

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