Cambiar de asesoría. Por qué hacerlo, cuándo y cómo
Cambiar de asesoría es una de las decisiones más difíciles de tomar para un autónomo o un empresario. Una vez[…]
Cambiar de asesoría es una de las decisiones más difíciles de tomar para un autónomo o un empresario. Una vez confías en un despacho o una persona para externalizar tus servicios de gestión de las cuentas de tu empresa y de todos los trámites relacionados con ella, transcurridos unos años, suele ser habitual que, pensar en cambiar de asesor te suponga todo un mundo.
Después de todo, ya conocen todos los entresijos de tu actividad y son quienes han ido elaborando la información contable de tu negocio. Saben tu historia empresarial o gran parte de ella. Te tienen que hacer una liada muy gorda, para que decidas buscar otro profesional. Eso es lo que seguramente ya saben también muchos asesores. Y a veces abusan de ello. Limitándose a prestar unos servicios mínimos, con los que justificar sus honorarios.
Mi recomendación es contundente. Si no estas satisfecho con tu asesoría, has intentado hablar con ellos para resolverlo y aun así los servicios que te presta están muy por debajo de tus expectativas, no lo toleres. Y no esperes demasiado tiempo para resolverlo. Cambiar de asesoría no es tan complicado.
¿Por qué deberías decidir cambiar de asesoría?
Hay múltiples razones que te pueden llevar a cambiar de asesor. Desde mi punto de vista hay tres grupos de aspectos, en los que se pueden detectar deficiencias que te motiven a cambiar.
Atención al cliente general
-Tienes que llamar en sucesivas ocasiones y perseguirles para que respondan tus consultas o solicitudes
-Cuando no te devuelven las llamadas, no contestan a tus correos o tardan varios días en hacerlo.
-Es prácticamente imposible reunirte físicamente con tu asesor. Te da largas o evita reunirse contigo. No te dedica tiempo a ti, ni a los asuntos de tu empresa.
-No cumplen los plazos o van muy justos. No te dan casi tiempo a preparar la información, ni te avisan con tiempo de los importes a pagar para gestionar correctamente tu tesorería y gestionar los pagos.
-No te facilitan datos e información de tu empresa de forma proactiva. Ni siquiera cuando se los pides. Ni balances, ni mayores... no tienes una imagen real y actual del estado de tu negocio o de tu contabilidad. No te devuelven las facturas que les has entregado o las traspapelan.
Seguir leyendo en AhorroCapital