Sector del gas: un marco retributivo que daña la confianza

Al hacerse públicas las circulares de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, que proponen un recorte del[…]

Al hacerse públicas las circulares de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, que proponen un recorte del 17,8% a la distribución del gas y un 21,8% al transporte, se le ha propinado un duro golpe no solo al sector sino al futuro de la transición ecológica y al deseo de promover una economía sostenible y descarbonizada. Este deseo que España se reflejó con entusiasmo en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), alabado por la Unión Europea por "sus ambiciosas contribuciones" a la protección del medio ambiente.

El sector del gas ha experimentado importantes avances para convertirse en una alternativa realista, limpia, altamente eficiente y con costes asequibles, además de trabajar para ser en una de las principales fuentes de energía del futuro a través del aprovechamiento de los residuos orgánicos que nos permita ir alejándonos del uso de combustibles contaminantes. Estos factores se verán plasmados en una mayor demanda para los próximos años y es por ello que presentar un escenario regulatorio en el que la rentabilidad del sector se vea minada y las inversiones en I D i se vean reducidas ofrece un panorama poco atractivo para los inversores, las autoridades europeas y los mercados energéticos.

Siguiendo en esta línea, el periodo regulatorio que marcan las circulares de la CNMC (2021-2026), las previsiones de la Agencia Internacional de la Energía apuntan a que el consumo del gas experimentará un aumento debido a que se incrementarán entre un 1-2% los puntos de suministro de gas y se mantendrá el peso del gas en el mix térmico de los sectores industrial y de servicios. Igualmente, el gas seguirá siendo una gran apuesta para lograr una mayor eficiencia energética en sectores como la edificación, la industria y movilidad, entre otros, así como uno de los combustibles más relevantes en el sector del transporte de larga distancia debido gran autonomía y a su escaso impacto medioambiental. De igual modo, el gas seguirá aportando firmeza y respaldo a la red eléctrica, actuando como una fuente de energía almacenable que garantice el suministro energético y como sumidero de CO2.

Todo este desarrollo ha sido posible gracias a la estabilidad proporcionada por el entendimiento que ha habido tradicionalmente entre el regulador, la Administración y el sector. Sin embargo, la publicación de las nuevas circulares por parte de la CNMC ha cambiado ese escenario, aumentando la inseguridad jurídica en varios sectores y por ende, poniendo en peligro las inversiones de capital extranjero, imprescindibles para seguir desarrollando materias como el I D i, las cuales garantizarán el progreso y la introducción de mejoras en las infraestructuras y el consumo del gas.

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Por todo ello, no resulta comprensible la actual falta de alineamiento entre las posturas de distintos organismos implicados en política energética y la poca o nula interacción con los agentes involucrados, tanto antes como después de la publicación de los borradores. El sector del gas necesita que las circulares de la CNMC en su propuesta retributiva apoyen las líneas de acción marcadas en el PNIEC. Este plan, cuya concepción y elaboración ha sido fruto del trabajo de varios meses y del consenso con el Ministerio y el sector privado, es la columna vertebral de una hoja de ruta ambiciosa y realista para las próximas décadas que incentive el desarrollo de las energías alternativas limpias. Una hoja de ruta con la que estas circulares no están en consonancia.

Carlos Ruiz Mateos 

Director del Departamento de Asuntos Públicos Energía en LLYC (LLORENTE Y CUENCA)

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