La izquierda y derecha de Portugal, a la carrera para frenar la especulación
Enfrentados en todos los ámbitos posibles, la izquierda y la derecha portuguesas compiten con un objetivo común: frenar la especulación[…]
Enfrentados en todos los ámbitos posibles, la izquierda y la derecha portuguesas compiten con un objetivo común: frenar la especulación inmobiliaria que obsesiona a los lusos y que, de conseguirse, dará al vencedor un rédito impagable a apenas un año de las elecciones legislativas.
Formaciones de ambos lados del arco ideológico se han lanzado a una carrera sin tregua, sobre todo en Lisboa, donde la alta demanda de vivienda hace que los indicadores inmobiliarios toquen nuevos máximos cada mes.
La última cifra conocida revela el impacto que la alta demanda tiene en la capital: un propietario que ponga ahora su casa a la venta tardará como máximo seis meses en encontrar comprador.
De hecho, el 80 % de las casas disponibles el año pasado en la capital lusa cambiaron de dueño incluso en menos de ese tiempo.
El dato lo aporta la Asociación Portuguesa de los Profesionales y Empresas de Mediación Inmobiliaria, que recuerda que en 2015 el tiempo promedio superaba los dos años; el acelerón, ya oficial, va a empeorar, puesto que la previsión es que este año aumente el porcentaje de viviendas que se venden en menos de tres meses.
A la luz de estas cifras, la que es ya la principal preocupación de los portugueses se ha convertido también en un filón político con repercusiones inesperadas en partidos de derecha e izquierda, que compiten por ofrecer la fórmula mágica que estabilice la dinámica inflacionaria.
La primera propuesta ha sido obra del marxista Bloco de Esquerda (BE), aliado parlamentario del Gobierno del socialista António Costa y muy tocado en este debate.
Los "bloquistas", en contra de la especulación, han bajado considerablemente el volumen de sus exigencias después de que en julio se revelara que la estrella del partido en Lisboa, el concejal Ricardo Robles, pretendía vender por más de 5 millones de euros un edificio que compró por 300.000 euros en 2014.
La formación ha querido resarcirse proponiendo una tasa que sus críticos han bautizado como el "impuesto Robles", y que prevé la creación de un mecanismo fiscal para tasar la especulación.
En suma, se trata de aplicar un "impuesto especial" a quien "comprase y vendiese en un corto periodo de tiempo y con mucho beneficio"; todo sin detalle porque, según el BE, se estaba negociando con el Ejecutivo de Costa, pero los socialistas han dado esta semana portazo al asunto.
El argumento del Partido Socialista fue que ya existe un impuesto muy similar y que la medida bloquista era, por tanto, repetitiva, sin contar con que, a su juicio, "la especulación se combate eficazmente con un aumento de la oferta de vivienda accesible".
Pero en el otro extremo del hemiciclo la idea no disgustó.
"No es tan disparatado", dijo el líder del Partido Social Demócrata (PSD, centroderecha), Rui Rio, sorprendiendo por igual a marxistas y colegas de bancada, que no dudaron en expresarle su desagrado.
Pero Rio siguió adelante y avisó: presentaría una propuesta sobre este ámbito de cara a los Presupuestos de 2019, los últimos antes de las elecciones legislativas, porque considera que "tiene mucho sentido" pensar en una medida que permita que quienes "provocan precios especulativos paguen un impuesto superior".
"Quien vende una casa tras diez años tendría un impuesto, quien lo vende al cabo de veinte o treinta años quizá no pagaría nada, y quien anda comprando y vendiendo pagaría bastante", esbozó ante la estupefacción de la izquierda.
Los detalles se desarrollarán en las próximas semanas, pero el objetivo ya se ha definido: conseguir frenar la especulación antes de que lo haga otro y conseguir con ello el respaldo de los lisboetas, el mejor trampolín para vencer las elecciones en 2019.