Merkel - Trichet: salarios y tipos
La canciller alemana ha desembarcado en España con un mensaje muy claro debajo del brazo. Ha elogiado, como no podía[…]
La canciller alemana ha desembarcado en España con un mensaje muy claro debajo del brazo. Ha elogiado, como no podía ser menos, la reformas recién horneadas de José Luis Rodríguez Zapatero. Pero la visita ha dejado un sabor amargo. Ese mismo que deja un profesor que te advierte que si sigues clavando los codos estás suspenso. Puede que suspenso alto, pero suspenso. Si Zapatero creía que (después de rebajar las pensiones, abaratar el despido, bajar el sueldo a los funcionarios, acometer la segunda reforma de las cajas, subir los impuestos y cortar el derroche de las autonomías...) el problema estaba encarrilado se habrá llevado un buen chasco.
La canciller prepara para la próxima cumbre europea una propuesta que incluye el control de la negociación salarial y la contención de los salarios. Es lo que nos toca a las clases medias: la nueva vuelta de tuerca. No es que no sea comprensible lo que exige la canciller Merkel. Pero hay que tener en cuenta que, a lo mejor, lo que en Alemania es posible no es tan evidente que lo sea en España. Nuestros vecinos alemanes cerraron 2010 con una inflación del 1,1%, frente al 3% de la economía española. ¿De verdad cree Angela Merkel que un sindicato como IG habría tragado con una pérdida de poder adquisitivo del 3%?
Yo no lo creo. Además, en materia de negociación colectiva muchos reputados analistas se olvidan de que la tablas salariales de los convenios sectoriales españoles marcan sueldos de miseria, que son los que se actualizan automáticamente. El salario de convenio se aplica a los trabajadores más jóvenes y a los inmigrantes, pero buena parte de los profesionales cobran por encima de lo que marcan esas tablillas. Y, en estos casos, el empresario no tiene obligación de actualizar el IPC.
Merkel sabe que cuando Alemania suelte el dinero perderá el control de los díscolos periféricos. Y, francamente, no se fía de Zapatero, ni de los demás. Por eso está dispuesta a apretar al máximo las condiciones del rescate. A dejarlo todo claro y bien atado. La pretensión de no ligar los salarios a la inflación y fijarse más en los beneficios de las empresas tiene un pase cuando la inflación está cercana a "cero". Es curioso que el mismo día que Merkel dejó caer su sentencia salarial en La Moncloa, el presidente del BCE haya lanzado un mensaje de tranquilidad respecto a la inflación. Trichet seguirá vigilante. Pero no deja de extrañar en su razonamiento que, a pesar del polvorín árabe y la bulimia compradora de materias primas de China, los precios se mantendrán en los niveles del 2% a finales de año. Un mensaje que le ha venido muy bien a Merkel.
Máxime si tenemos en cuenta que una semana antes, los analistas entreveían una próxima subida de tipos ateniéndose a los anteriores discursos del presidente del BCE. Subida que acaba de ser exorcizada por el banquero central en un momento muy oportuno para Merkel. Tendremos tipos al 1% durante un tiempo. Es una buena noticia, porque mientras los tipos no suban, España tiene alguna posibilidad de no ser intervenida.