¿Corazonada o infarto fiscal?

Lamento mucho que la corazonada de Madrid se haya quedado en mucho CORAZÓN, pero de Olimpiadas, NADA. Y no lo[…]

Lamento mucho que la corazonada de Madrid se haya quedado en mucho CORAZÓN, pero de Olimpiadas, NADA. Y no lo lamento por Gallardón y su séquito de 400 personas que viajaron a Dinamarca a no se qué. Al fin y al cabo, quedarse sin los Juegos de 2016 le permitirá a nuestro alcalde ponerse a pintar ahora la mona de los del 2020. Perdón: como esos tocan en Asia (igual que estos tocaban en América), Gallardón cogerá carrete para los de 2020 y también para los de 2024.

Lo lamento sobre todo por la cantidad de gente, sobre todo por los madrileños, que se había hecho ilusiones. Seguramente porque aún no habían sufrido no la corazonada, sino el infarto fiscal del año: nuestro amado alcalde tiene que pagar lujos electorales como el soterramiento de la M-30 y buena parte de los fastos preolímpicos, así que mi recibo del Impuesto sobre Bienes Inmuebles, como el de la mayoría de los madrileños, es este año un 12% más caro que el de 2008. Si además le unimos la recuperada tasa por recogida de basuras (que se eliminó hace años en Madrid porque supuestamente estaba incluida en el IBI), la subida total asciende a un 38%. Y me estoy refiriendo sólo a dos impuestos municipales.

Por eso a mí los fastos olímpicos o de cualquier otro tipo rara vez me gustan. Antes o después hay que pagarlos. Ha habido Olimpiadas rentables y Olimpiadas ruinosas, pero me da que la de Madrid hubiera sido de las segundas (si para "venderla" han viajado 400 personas a Copenhague, imagínense cuántos más derroches hubieran generado). Lo cual hubiera repercutido una vez más en mi IBI y en mi impuesto de basuras. Lo peor es que me dará igual: ambos seguirán subiendo, aunque sólo sea para que nos líen ahora con la aspiración a los juegos de 2020 y 2024.

Es lo malo que tienen los políticos y los impuestos: siempre casan mal. Con la fiscalidad, los hay que improvisan y no dicen toda la verdad y nada más que la verdad, como el Gobierno actual, y los hay que directamente engañan, como la actual oposición, que promete bajadas de impuestos cuando sabe que no son posibles y mientras los está subiendo allá donde gobierna.

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