Perspectivas 2026: el reto es un mercado dominado por la tecnología y la geopolítica
La tecnología y la geopolítica marcarán la agenda de los inversores en 2026, un año no exento de riesgos, según las perspectivas de Mirabaud
El año 2026 está llamado a convertirse en un punto de inflexión para los mercados globales con la tecnología como foco de los inversores.
La economía entra en una nueva fase donde las fuerzas que impulsaron la recuperación posterior a la pandemia (la liquidez extraordinaria, las políticas ultraacomodaticias y el impulso cíclico) dejan paso a un entorno más complejo, marcado por tres grandes vectores: la revolución en la tecnología, el retorno del protagonismo fiscal y un escenario geopolítico fragmentado.
Así lo anticipa el informe de perspectivas 2026 de Mirabaud Asset Management, que dibuja un mapa global exigente para gobiernos, empresas e inversores, con la tecnología como piedra angular.
La clave, según la gestora, será la capacidad de navegar un año de transición donde la innovación, la volatilidad y las tensiones comerciales convivirán como elementos estructurales y no coyunturales.
La vivienda, el punto débil de EEUU
Estados Unidos afrontará 2026 bajo un régimen inusual que Mirabaud denomina "triple easing": relajación fiscal, monetaria y regulatoria.
Este soporte conjunto ha sido decisivo para estabilizar la economía durante 2025, especialmente gracias al fuerte impulso de la inversión en inteligencia artificial y al rally de la tecnología, que ha elevado la riqueza de los hogares y reforzado el consumo.
Pese al enfriamiento del mercado laboral, la gestora suiza prevé que el consumo siga siendo un pilar clave de la actividad, siempre que se mantenga el efecto riqueza y no se produzca un deterioro abrupto del empleo. El crecimiento del PIB estadounidense se mantendrá ligeramente por debajo del 2%, un ritmo moderado pero estable.
Sin embargo, la gran vulnerabilidad sigue siendo la vivienda. Aunque la Reserva Federal inició los recortes de tipos en 2024, el extremo largo de la curva se ha tensionado debido a la preocupación persistente por la deuda pública y la inflación. Esto mantiene las hipotecas por encima del 6%, un nivel que limita la transmisión habitual de la política monetaria y dificulta la recuperación del mercado inmobiliario.
Mirabaud considera que la Fed mantendrá un ciclo de relajación moderado, con un tipo terminal próximo al 3%. Solo un frenazo económico severo —escenario no previsto por la firma— obligaría al banco central a acelerar las bajadas de tipos.
Europa, en brazos de los estímulos fiscales
Mientras Estados Unidos avanza a toda velocidad en la revolución tecnológica, Europa seguirá rezagada en 2026. La adopción de la IA es más lenta debido a regulaciones estrictas y a un tejido productivo menos digitalizado, lo que obliga a los gobiernos a desempeñar un papel más activo en la actividad económica.
Según Mirabaud, la eurozona dará un giro claramente expansionista el próximo año. El déficit agregado aumentará del 3,2% al 3,5% del PIB, impulsado por un fuerte incremento de la inversión pública.
Alemania prevé un déficit récord del 4,75% del PIB, concentrado en gasto militar e infraestructuras. Francia afronta un escenario más incierto, con ajustes moderados pero vulnerables al riesgo político. Italia podría abandonar antes de lo previsto el Procedimiento de Déficit Excesivo, gracias a una mejor recaudación y a un mayor control del gasto.
La inversión pública europea alcanzará niveles inéditos desde la crisis financiera de 2008, apoyada por los fondos que aún quedan disponibles del programa NextGenerationEU. Con ello, la eurozona lograría un crecimiento del 1,2% en 2026, una tasa modesta pero suficiente para sostener la actividad en un entorno de demanda externa débil.
El Banco Central Europeo mantendrá una postura prudente: con una inflación de servicios aún elevada, pero con otros factores —como la apreciación del euro, la moderación salarial o la desaceleración del comercio global— presionando a la baja sobre los precios. En otras palabras, la política monetaria no será un factor de impulso para Europa en 2026; la política fiscal sí.
China: crecimiento por encima del 4,7%...con matices
Aunque 2025 marcó un rebote moderado, China podría sorprender al alza en 2026. Mirabaud apunta que el crecimiento podría superar el 4,7% si se implementa con rapidez el paquete de inversión pública anunciado recientemente.
Sin embargo, el motor tecnológico chino —que depende en gran medida de la IA— afronta restricciones críticas: el enorme consumo energético de los centros de datos y la necesidad de modernizar la red eléctrica nacional. El país quiere reforzar su soberanía tecnológica, pero el despliegue de la IA está limitado por cuellos de botella en energía e infraestructura.
A nivel monetario, el Banco Popular de China mantendrá políticas acomodaticias centradas tanto en el consumo como en la inversión, con el objetivo de sostener la demanda doméstica en un contexto de tensiones comerciales todavía elevadas.
En manos de la tecnología y la geopolítica
Más allá de los datos macroeconómicos, Mirabaud pone el foco en una realidad clave para el inversor: la economía global entra en un periodo en el que la tecnología y la geopolítica se convierten en factores estructurales y no transitorios. La carrera por los semiconductores, el control de las tierras raras y los componentes críticos seguirá tensando las relaciones entre China y Estados Unidos, pese a cierta tregua reciente en el tono diplomático.
La transición energética, la reindustrialización occidental, la seguridad tecnológica y el auge de la IA configuran un escenario donde las inversiones en innovación son esenciales para sostener el crecimiento.
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