El oro colapsa presionado por la sobrecompra y los bonos

El oro avanzaba desatado por encima de los 2.000 dólar sin ningún factor que lo presionase, pero el volumen de sobrecompra era alto y los bonos estadounidenses fueron los detonantes de la caída

El oro colapsa y cae por debajo de los 1.900 dólares al encadenar cuatro jornadas consecutivas en negativo. Aunque no existía ningún factor que pudiese desestabilizar al metal amarrillo, el volumen de sobrecompra era elevado y las ventas podrían aparecer en cualquier momento.

Esta consecución de pérdidas se salda con el mayor retroceso del oro en siete años. El repunte de rentabilidad de los bonos estadounidenses fue motivo suficiente para que los inversores se deshiciesen de sus posiciones en oro para añadir algo de renta fija a sus carteras, aunque está seguiría contando con poco atractivo.

También aprovecharon la tesitura los fondos cotizados, ETF, para recoger algo de ganancias después de registrar imponentes subidas semestrales y batir a los índices de metales preciosos y compañías del sector que replican.

Una corrección a corto plazo. El mercado no espera que el oro ahonde más en sus caídas, pero no es descartable un breve periodo de tiempo de ligeras correciones.

  • “Podemos esperar que los rendimientos de los bonos aumenten aún más por las expectativas del paquete de ayuda estadounidense, lo que puede presionar el precio del oro”, señala el analista senrior de HDFC Securities Tapal Patel.
  • “Mejora el apetito por el riesgo por la inminente compra de deuda de los Estados Unidos y el rebote actual por la vacuna rusa muestra que los inversores esperan que se contenta el virus”, exponen desde Standard Chartered.

Confianza en el largo plazo. Pero los fundamentales que apoyaron al oro hasta la fecha siguen presentes.

  • El dólar sigue presionado a la baja, la subida de los bonos sería temporal, el miedo a una recesión de gran calado sigue presente, las políticas de los bancos centrales no van a cambiar y los tipos de interés seguirán bajos.
  • Goldman Sachs situó el precio de la onza en los 2.300 dólares, estimación que se queda corta comparada con la de J.P Morgan que lo ve en 3.000 dólares a largo plazo.
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